Capítulo 3: Registro

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--¡Andrew! 

Joe saltó la cama, disparado por la preocupación. El ruido que había hecho al chocar contra el muro le había bajado la sangre del rostro y suspiró de alivio cuando vio que Andrew aun se movía. O algo así.

Se apresuró a sacar su teléfono para llamar a… ¿emergencias? Maldita sea, seguro tendría el número de Diane guardado todavía… Bingo. 

Joe notó que más que moverse, Andrew temblaba. Había dicho algo de que estaba helando, pero la temperatura ambiente era de lo más agradable que se podía. ¿Sería entonces fiebre? Le tocó la frente con el dorso de la mano, pero Andrew estaba, para su sorpresa, tan frío como un muerto.

Colocó el teléfono en altavoz mientras esperaba a que Diane atendiera la llamada. Asustado, casi lanzó el aparato cuando el chirriante sonido de metal rasgando metal le recibió del otro lado de la línea. 

Qué clase de interferencia tan rara, pensó, colgando para intentar llamar a Diane otra vez. Pensó que querría usar su influencia para ayudar al desmayado Andrew, que había dejado ya de temblar. 

--¿Hallo? ¿Quién habla? --Contestó Diane después de un momento, hablando en inglés con su acento raro.

--Hola, qué tal --le saludó Joe en inglés también, más apurado de lo que pretendía sonar--. Soy Joseph, ¿te acuerdas de mí?

--Ah, Joe, cómo no, ¿qué pasa?

--¿Podrías hacerme un favor? Necesito que vengan de la enfermería de tu edificio a recoger a Andrew…

--¿Qué pasó? ¿Todo bien?

Sonaba demasiado angustiada por la noticia. Joe guardó el dato para contarle a Andrew cuando volviera en sí.

--Se desmayó y se pegó en la cabeza, no creo que sea grave pero…

--Claro, claro. ¿Cuál era su habitación? Le diré a alguien que vaya para allá. 

Cinco minutos después se lo estaban llevando en una sencilla camilla con direccion a la enfermeria del antiguo edificio. Habia recuperado un poco de color y de calor corporal, pero no habia despertado. Diane, para sorpresa de Joe, no había ido a comprobar en persona el estado de Andrew.

En su lugar el mismísimo director, Warren Grünewald, entrevistaba a Joe sobre lo ocurrido. 

--¿Sabes si ha dormido y comido bien? ¿O si en estas vacaciones tuvo un incidente parecido? 

Joe estaba acostumbrado a tratarlo con deferencia y desde la distancia reverente que Grünewald imponía con sus gestos y ademanes. Pero notó que ahora Warren estaba demasiado atento con él, con un tono de voz paternalista que lejos de molestarlo le agradó bastante.

--No, herr professor, no supe que se hubiera desmayado antes, en su vida.

--Hmm, ya veo. --Joseph tuvo que admitir que le hubiera gustado un "Oh, por favor, llamame Warren".

El director frunció el ceño, mirando hacia la puerta por la cual había salido Andrew. 

--Pedí que revisaran el expediente médico, pero la doctora Archer sabrá cuidar de él, no creo que pase a mayores ese golpe que se dio. --Le tranquilizó, apoyando su mano en el hombro de Joe--. Si quieres acompañarlo más de cerca puedes pedir un almuerzo en la cafetería. Cortesía de la casa.

Vaya. Qué suerte. 

--Muchas gracias, herr professor, terminaré  de instalarme antes… 

--Está bien, pediré que me mantengan al tanto --se encaminó, muy erguido como siempre, hacia la puerta, ahora por fin se escuchaban voces del resto de estudiantes que llegaban al edificio--. Cuídate, Joseph.

In The Room Where You SleepDonde viven las historias. Descúbrelo ahora