Capitulo 29 (+18): Entrégate al amor

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Eran la 1 de la mañana, poco a poco nuestros compañeros se fueron a dormir y en unos cuantos minutos, mi novia y yo quedamos solos. Como nos aburríamos y no teníamos ganas de dormir aún le ofrecí a jugar videojuegos en mi habitación y ella accedió.

Camino a mi habitación, le conté sobre mis compras con Marina y ella me contó cómo Lars quedó atrapado en una chimenea, ambos nos reímos con los acontecimientos pero terminamos bajando la voz por miedo a despertar a los demás.

Al llegar a mi habitación ella se sentó en la cama a escoger un juego y yo encendí la televisión y la consola.

—¿Algo que te guste? —Le pregunté —Escoge lo que quieras, igual ganaré.

—Eso quisieras, que tal... ¿Knock Out? El juego de luchas. —Me dijo.

—Ok, dame el disco y escoje un control. —Le dije.

Puse el juego y estuvimos casi una hora jugando a eso, hasta que al final quedamos empatados.
Cómo Ailyn no sé rendía sueguimos jugando sin darle importancia al tiempo.

Jugamos hasta que gané y Ailyn lo tuvo que aceptar.

—Ja! Te dije que ganaría —Hablé y pausé el juego

—Ah, no puede ser... De verdad creí que la revancha era mía —Me respondió.

—Tu pasas mucho tiempo fuera y yo en el departamento, te llevo cierta ventaja. —Le conté.

—¿A sí?... Pues yo sé defensa personal.

Ailyn se tiró encima mío haciéndome acostar en la cama y comenzó a hacer cosquillas en todo mi cuello. Después la tomé de las muñecas y me gire con fuerza, quedando ella debajo mío aún riendo por la situación. Luego de vernos un momento yo me acerqué para besarla.

Solté sus muñecas suavemente y ella sostuvo mi rostro mientras acariciaba mi cuello y mi mandíbula.

Nos dejamos guiar por el beso, que comenzó como algo suave y dulce pero cada vez más se volvió mas apasionado que nuestros cuerpos comenzaban a desearse mutuamente sin prestar atención a nuestro entorno.

El beso fué aún más intenso que el aire comenzó a sentirse caliente, en un momento Ailyn cruzó sus piernas al rededor de mi cintura, el momento estaba haciendo que yo perdieran el control de mi mismo, solo me deje llevar por la situación y baje mis besos a su cuello mientras ella acariciaba mi cabello.

Sentí como me retiraba la chaqueta y la dejaba caer, para después meter sus manos bajo mi camiseta para acariciar mis pectorales y abdomen.

Me acerqué a su oreja y comencé a susurrarle.

—¿Estás segura de esto?... —Le pregunté

—¿Por qué preguntas eso ahora?... —Me respondió

Seguí besando su cuello y quise besar mas abajo, comencé a desabrochar su camisa para ver sus bellos senos tapados con un sujetador blanco de encanje.

—Hmmm, es interesante ese sujetador —Le susurré

—Elliot... —Dijo en un pequeño gemido —Quiero tener tu cuerpo... Hazme tuya.

—También quiero eso... —Dije entre besos —Solo que si comienzo no habrá vuelta atrás.

Ella se separó para desabrochar su sujetador y retirar su blusa, yo me levanté para quitarme la camiseta.

Ambos vimos nuestros torsos desnudos, me sonrojé un poco al verla, así por primera vez.

—Ailyn eres muy hermosa —Le dije

Bajé nuevamente a besar sus senos y a sujetarlos suavemente, besaba sus pezones y los metía suavemente a mi boca.
Dejaba algunos chupetones en su pecho y parte de mi cuello con los besos fuertes que le daba.

—Ah... Elliot tu eres tan apuesto como desde el día en el que te conocí —Me dijo suavemente.

Allyn llevó sus manos a mi pantalón y comenzó a desabrocharlo. Yo seguía besando sus senos mientras ella soltaba pequeños gemidos.

Mi entrepierna se sentía apretada por la erección que tenía en ese momento.

Sin pensarlo de un momento a otro yo ya estaba completamente desnudo y ella aún con la braga puesta esperando a mi siguiente acción.

Nos acomodamos en la cama. Ella tenía una expresión de deseo que me hacían elevar mi temperatura, con mis dedos acaricié su cintura dirigiéndome hacia bajo, ella respiraba lentamente por eso, tomé los tirantes de su ropa interior y la baje lentamente.

—Quiero estar dentro de tí Ailyn... —Dije mientras acariciaba sus piernas.

—Hazmelo Elliot, no resito más —Me respondió con jadeos.

Ella movió su pelvis y nuestros cuerpos se adaptaron a la situación, abrí sus piernas lentamente y rocé nuestros cuerpos

—Siento tu miembro completamente duro —Me dijo mientras me veía con lujuria

—Estás húmeda Ailyn —Dije acercándome a ella. —Esto solo me deja hacer algo.

Me acerqué más hasta que la punta de mi miembro entro en ella y ella solo mordía su labio inferior tratando de no gemir, yo estaba ardiendo en calor mientras entraba en ella lentamente hasta que pude entrar completamente, ella gritó de placer y me acerqué mas a ella mientras daba movimientos circulares con mi pelvis.

Mis estocadas eran lentas pero duras, baje mi rostro a sus cuello para besarlo mientras ella rasguñaba mi espalda. El dolor no se sentía, lo único que sentía en ese momento era mucho placer.

Poco a poco comencé a moverme más rápido y empecé a besarla mordiendo sus labios, entraba y salía de ella.

Ailyn gemía más y más fuerte, y eso me encantaba, yo gruñía y la mencionaba entre besos.

Nuestros cuerpos hacían ruido al chocar mutuamente.

—Ah... Elliot, dame más —Me gritaba

Yo seguía dando embestidas aún sentía mi miembro duro y ella apretaba mucho que me hacía sentir aún mejor. Lamí mis dedos y los bajé a su clítoris para acariciarlo.

Eso le encantaba que comenzó a arquear su cuerpo y a rasguñar mi espalda, las heridas eran algo profundas pero yo ignoraba el dolor, era lo menos que me importaba.

—Ailyn aprietas mucho... Ah, me encanta demasiado —Dije gimiendo cada vez más grave.

Seguí más rápido y más rápido nuestros gemidos se escuchaban en toda la habitación.

Los pechos de Ailyn rebotaban y yo sujetaba uno y lo masajeaba suavemente mientras seguía entrando y saliendo de ella.

—Ailyn, no... —Dije jadeando

—Sigue por favor... Falta poco —Dijo con la respiración agotada.

Seguí a la velocidad que mantenía, estaba sintiendo el orgasmos cerca, solo bastaba con un movimiento placentero, que mis gemidos comenzaban a pusarse y comencé a gruñir. Ella pasó sus piernas nuevamente por mi cintura haciendo que entrará completamente y diera una estocada, no aguantamos más y ambos llegamos al orgasmo, Ambos dimos un último gemido sintiendo mutuamente nuestros fluidos.

Ella no quería que saliera aún, pasaron unos segundos hasta que retiró sus piernas y pude sacar mi miembro de ella. La cama estaba húmeda, y la ropa estaba donde sea, aquella noche fué la mejor de nuestras vidas, nuestro amor se selló y éramos uno solo. Ambos tuvimos lo que queríamos, me acosté a su lado y ella cubrió nuestros cuerpos con una sábana. La abracé por detrás evitando que mi miembro chocara con su trasero, nos quedamos dormidos al poco rato.

¿Quién es el culpable? || Elliot Clayton; Criminal Case: Save the WorldDonde viven las historias. Descúbrelo ahora