Entre El Amor Y El Deseo

Capitulo IV

Hola acá les traigo el sig. Cap.

No había duda de que el ritmo de vida que llevaba era agitado. Sasuke Uchiha nunca había sido un hombre de paciencia, a diferencia de su hermano, y jamás había poseído esa característica serenidad en los momentos críticos que le permitía tomar las mejores decisiones. No, Sasuke a veces solía ser acelerado, mas no quitaba eso mérito alguno a su prodigiosa inteligencia. De ninguna forma podía llamársele estúpido.

Hablando de cuestiones empresariales era prácticamente tan eficaz como Itachi, tal vez menos cauteloso pero igualmente exitoso. Sabía manejar las cosas con calma, pero eso no evitaba que de vez en cuando en la privacidad de su oficina o de su hogar diera rienda suelta al coraje y la frustración que representaban el día a día de una empresa tan poderosa, enojo que surgía en forma de romper objetos normalmente.

Por cosas como estas, agradecía a Naruto la ayuda tanto de él como de su empresa aunque no estuviera dispuesto a admitirlo nunca en voz alta, o en su propia cabeza para ser sinceros.

Tras la muerte de sus padres, los hermanos Uchiha habían heredado una empresa dividida producto de una maniobra extraña de Fugaku para dejar algo igualmente importante a sus dos hijos. Itachi había estado más que listo, sin embargo, Sasuke todavía no acababa la universidad. El ritmo de trabajo y sus estudios lo habían aplastado casi por completo, hasta que Naruto llegó a rescatarlo rompiendo una enemistad de años entre multinacionales y por ello creando la conocida alianza Uchiha & Uzumaki-Namizake.

Sasuke todavía tenía un agradecimiento pendiente en ese aspecto.

Recordar aquellos días (no tan lejanos si hacía cuentas) a Sasuke no le traía nada bueno. Más que nada porque había una especie de mancha oscura y traicionera en su más que pulcro expediente. Una mancha que sólo él veía.

En situaciones así el característico orgullo de los Uchiha ayudaba a llevar las cosas en paz; sin embargo, Sasuke apenas tenía una leve idea de cuan dañino era lo que estaba haciendo. Cambiar momentos de calma por momentos de ansiedad y viceversa no era una buena idea, pero al menos le daban el suficiente control sobre sí mismo para no sucumbir ante las presiones de la vida que llevaba.

Tan solo pensar en aquel fatídico día semanas atrás le producía repugnancia e ira.

Había sido una vil junta corriente, de esas en que uno no espera sacar nada productivo. Nunca imaginó que terminaría así: con la terminación inesperada del contrato multimillonario con Akatsuki, y eso sin contar que ahora eran competencia. No acababa ahí, además se habían llevado a Taka, un importante proveedor.

Los problemas que acarreaba una movida tan perturbadora como aquella aún no terminaban de llegar. Sasuke enfrentaba ahora un sinfín de casos particulares para poder sacar su empresa a flote sin excesivas pérdidas. Era tanta su frustración que había acabado destrozando un archivero, ahora tendría que ordenar otro, reorganizar papeles y explicar el desastre.

Sabía que debía parar. La última vez que perdió el control terminó gritándole a Naruto. No era que el imbécil no lo mereciera de vez en cuando, pero esos episodios de violencia le traían recuerdos que no necesitaba. Era alarmante.

Dejando todo a un lado, Sasuke apartó la mirada del ventanal de su oficina a través del cual veía sin demasiado interés como una lluvia molesta caía sobre la ciudad. Ya era tarde, pero todavía tenía cosas que revisar, cosas que firmar…

"Tsk… ¿Qué estará haciendo Sakura ahora?"

Le vino a la mente una imagen bastante placentera de su mujer cocinando la cena para él. Nada mal. Últimamente su único refugio era llegar con ella. Por unos segundos pudo deshacerse de su intenso dolor de cabeza.