capítulo siete.

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Shuhua le dedicaba una mirada de desaprobación a su madre mientras esta acunaba el rostro de Soojin entre sus manos y atacaba una de sus mejillas con besos.

A este punto a Soojin no le molestaba que las mujeres Yeh tuvieran algo con sus mejillas y la besaran siempre, incluso reconocía que le gustaba la atención de su suegra. Shuhua, por su parte, veía que su madre podía ser muy... intensa. Lo gracioso era, según Soojin, que para Shuhua debía ser como mirarse a un espejo. Pero no, la menor ignoraba esa perspectiva, desde su punto de vista, ella nunca sería tan cargosa como su madre.

-Mamá, la viste la semana pasada. -Reclamó, sonando más como una adolescente que como la adulta que era.

A lo largo de su vida, Mei no había aprobado a los novios ni a las novias de Shuhua. Ella siempre era de encontrarle la quinta pata al gato; nadie era digno de su hija. Había aceptado a Changkyun, curiosamente, un tiempo antes de su ruptura. Pero con Soojin fue todo lo opuesto, prácticamente empezó a quererla a la segunda vez que se vieron.

Para Mei, Soojin era tan familia como lo era Yuqi. No era raro que su nuera fuera a visitarla mientras su hija estaba grabando, tal como había hecho la semana anterior mientras Shuhua daba una entrevista.

-¿Mi pequeña está celosa? -Preguntó Mei cuando finalmente creyó que Soojin ya había tenido suficiente. Se acercó a su hija, pero esta se cruzó de brazos.

-Ni se te ocurra, ya no soy una niña.

La mujer puso los ojos en blanco.

-Y luego dicen que los abogados somos desalmados.

Soojin río a espaldas de la madre e hija, sentía una sincera adoración por ambas mujeres y verlas juntas siempre era entretenido. Mientras más las observaba, más entendía la personalidad de Shuhua.

Durante el almuerzo, Shuhua y Mei fueron las que más hablaron. No era que dejaran de lado a la terapeuta, sino que Soojin era de pocas palabras y ella realmente se sentía más cómoda escuchando que hablando, no al revés.

-¿No has pensado en mudarte? -Le cuestionó a su madre cuando en su plato solo quedaban tres piezas de sushi.

La mujer, como de costumbre, puso los ojos en blanco.

-No puedo creer que mi propia hija me esté cuestionando. -Respondió en un tono divertido, pero las tres sabían que no era muy fanática de ser cuestionada. -Me gusta la casa, la tenemos desde que llegamos aquí.

-Tienes. -Le corrigió Shuhua a su pesar. -Siempre fue muy grande para nosotras, lo debe ser para ti.

Lo bueno de parecerse tanto a su madre era que Shuhua no podía ser engañada. Al igual que ella, Mei podía ser muy vulnerable o muy reservada respecto a sus sentimientos.

Ella no solía preocuparse porque su madre siguiera soltera. Supo de un hombre que estuvo en su vida cuando ella fue a la universidad, pero solo le duró unos meses hasta que ella se cansó y quiso volver a su vida de soltera. Esto no le había preocupado demasiado hasta que su padre volvió a casarse el año pasado.

Él estaba muy feliz, incluso con su hijastra. Shuhua también estaba feliz por él, pero eso le hizo ser más consciente de lo sola que estaba su madre. Solo la tenía a ella, y bueno, a Soojin. Pero se entendía su punto.

Como si pudiera leerle la mente, Mei suspiró dividida entre sentirse cansada por la preocupación de su hija o enternecerse por la misma.

-Tú sabes que yo nunca quise casarme, por eso me divorcié aún sabiendo lo que me esperaba. -Y no se refería solo a la crucificación social, sabía que su familia era por demás misógina y dejarían de verla como alguien indigno por "ir en contra de Dios y la tradición". -Algunas personas están hechas para casarse y tener familia, pero otras estamos muy enamoradas de nuestro espacio personal.

Shuhua la estudio con la mirada, estaba lejos de sentirse convencida. Veía esa gran casa con las salas tan amplias y habitaciones de sobra y no podía entender como su madre podía estar en un lugar tan grande sin sentir que algo faltaba.

-Por el amor de Dios, no me mires así. -Rió entre dientes mientras negaba con la cabeza. -Salgo mucho, invierto en lo que me gusta y me gusta esta casa. Tengo muchos recuerdos de ti pero también me da todo el espacio que necesito.

Soojin observaba la conversación sintiéndose algo conmovida, ver a Shuhua preocupada y tratando de cuidar a los suyos siempre iba a tocar su vena emocional, no importaba cuánto tiempo llevaran casadas.

-A demás... -Intervino ella, apoyando su mano sobre la de su esposa. -Esta casa es perfecta para cuando lleguen sus nietos.

A Mei le tomó un segundo procesar lo que había dicho Soojin; cuando lo hizo, sus ojos se iluminaron en ilusión y una linda sonrisa se esbozó en sus labios.

-¿De verdad? -Preguntó, aún sin poder procesarlo por completo. Shuhua había pasado toda su vida diciendo que no pensaba tener hijos, Mei asumió que no tendría el gusto de ser abuela, pero ahora... -Llega a tratarse de una broma y créeme que no tendré problema en desheredarte.

Shuhua rió. -No, mamá, no es una broma.

-Queríamos pedirte asesoramiento legal, de hecho. -Dijo Soojin igual de sonriente. Sin notarlo había entrelazado dedos con Shuhua.

-¡Lo que quieran! -Mei no se preocupó por disimular su emoción, no tenía por qué hacerlo. -De hecho, tengo colegas que pueden ser de más ayuda aún y no van a matarlas con los honorarios.

-Terminemos de comer primero, ma. Luego organizamos todo lo que quieras. ¿Si?

La mujer sonrió algo avergonzada antes de asentir. A su edad, era difícil encontrar algo que la emocionara al punto de volverla eufórica y perder un poco el contexto.

(...)

Miyeon seguía siendo igual de apegada a Soojin como lo había sido sus años en la universidad, mientras que su relación con Shuhua se había fortalecido al punto de ser casi hermanas, pero les había tomado unos años que alcanzaran ese nivel de confianza.

Pero su relación con Shuhua era algo limitada. No era como con Soojin que hablaban prácticamente todos los días y trataban de verse al menos una vez a la semana, por eso se sorprendió tanto cuando vio que Shuhua la estaba llamando.

Su primer pensamiento fue que algo malo debió de haber pasado, tal vez incluso algo a Soojin. Ella fue corriendo a donde estaba su celular, ni siquiera le importó dejar la cocina prendida y ella solía ser muy cuidadosa cuando cocinaba.

Apenas atendió, la menor dijo:

-Arreglate con Minnie.

Miyeon parpadeo, sintiéndose por demás confundida.

-¿Qué?

-Con Soojin queremos anunciar algo y queremos hacerlo con todas presentes, arreglate con Minnie.

-¿Qué van a anunciar? -Preguntó Miyeon, ignorando la exigencia de la menor.

-Nuestro divorcio. -Contestó inexpresivamente.

-¡¿En serio?!

-No, tonta. -Shuhua rió. -Por favor, habla con Minnie o será incómodo y lo que menos queremos es que un drama opaque todo. Puedo pasarte su número...

-No veo por qué yo tendría que arreglar algo. -Dijo algo a la defensiva, pero antes de que Shuhua pudiera decir algo, agregó: -Ya tengo su número, estamos bien.

Shuhua tardó un momento en responder.

-Esa no me la veía venir, es genial. -Sin embargo no se oía emocionada, solo sorprendida. -Entonces no la llames, si estás segura de que están bien no hay nada que arreglar.

Pero Miyeon no estaba segura de si estaban bien.

Después de la cena se quedó mirando el contacto de Minnie en su celular, con Yuqi sentada a unos pocos metros de ella.

Miyeon estaba teniendo una idea, una muy mala idea.

♡♡♡

Que lindo mi MiMin cada vez más listo para volver 🥰

O terminar de romperse....

Kinsey scale.    ˚₊· ͟͟͞͞➳ (G) I-DLE, CLC. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora