XIV Nuestra Dova

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La lección de Geografía tomó más de lo que Milah esperaba, pues a pesar de que ambos eran muy buenos en la materia se dedicaron a buscar detalles del comportamiento de las variables del tiempo y las costumbres de los pobladores de cada rincón de Alfen y también de Taln.

Al mediodía después de un delicioso almuerzo Blaze informó a Clay que daría un paseo por la ciudad con Milah.

-Si mi padre te pregunta dile que voy al mercado para comprobar cómo se comportan los guardias de baja casta con los ciudadanos y los comerciantes.- el joven consejero asintió y cuando iba a salir del salón el príncipe lo detuvo- Tengo otro encargo para ti, necesito que asistas a la Reunión del Consejo para ver si Ferann decide meter sus narices en las nuevas normas de comercio.

-Hecho, Blaze.- asintió Clay obediente.

Milah observaba un mapa distraída y cuando quedo a solas con Blaze comenzó una pequeña ronda de preguntas:
-¿Dónde le conociste?-

-Esa, Alba, es una buena pregunta. Su padre era guardia real desde antes de que yo naciera, escolta de mi madre precisamente. En la misión a Mirion fue enviado como general puesto que mi padre no requería de sus servicios con urgencia, y, como debes saber...

-...ninguno de los soldados regresó- ella terminó la frase con voz triste.

-Exacto- prosiguió él- y su madre no está apta para trabajar debido a que es inválida, tristemente y además de la pensión que se le otorgó como viuda de un general yo quería hacer algo más. Así conocí a Clay un día, llegué a su buhardilla y leía un libro de aventuras que yo adoraba. Al instante nos hicimos amigos, a pesar de ser dos años menor es un chico muy maduro. Le propuse el trabajo solo como ayudante de cámara porque ya no me agradaba para nada ser vestido por muchachas cercanas a mi edad, y él aceptó gustoso.

-¿Y cómo cuida de su madre si vive en palacio?- preguntó Milah.

-Porque entre las condiciones que le puse a mi padre estaba que los acogiera aquí, fui muy exigente y tracé todo un plan. Les otorgó una de las casas para criados que hay en la parte trasera, su madre actualmente trabaja también, pues venció la tristeza y ahora da clases a los hijos de los empleados de palacio. Es una mujer muy sufrida pero ha sabido enfrentar las desgracias. Un día te llevaré a conocerla.

Ella asintió como respuesta.

Blaze se excusó unos minutos para ir a cambiar su traje por uno más discreto para andar por la ciudad desapercibido, dejando a Milah con la orden de ponerse otro vestido que no fuese el uniforme de palacio. Ella acudió al servicio del salón y se colocó un traje color café además de recoger su cabellera en un moño apretado a la altura de la nuca.

Él lucía un traje algo tosco pero nuevo, formado por una camisa blanca y unos pantalones color café por encima del tobillo, además de un sombrero algo estrujado. Milah rió ante el concepto de clase baja de Blaze, a pesar de sus buenas intenciones seguía siendo un mimado.

Caminaron por un rato esperando a que el libro reaccionara, pero no recibieron ninguna señal en un buen rato. Ambos estaban pensativos, recorrían el pueblo básicamente por inercia pero bien atentos, Blaze aprovechaba para checar a los guardias, como había dicho a Clay. De pronto su expresión cambió y se dirigió a su amiga:

-No creas que me pasó desapercibida tu reacción cuando mencioné la batalla de Mirion, ¿También perdiste a un familiar? O sea, ¿a tu padre?

-Así es, tras la muerte de mi madre él se deprimió muchísimo y buscaba alejarse de casa lo más que podía, pero no lo juzgo, para mi la ausencia de mamá fue muy dura, ella era el alma del hogar.

-Te entiendo. Yo pasé por lo mismo. Entonces, llegó esa misión y tu padre se alistó pensando en un cambio de aires.- intuyó él.

-Anjá, todo fue muy bien, me envió como tres cartas y todo su salario, pero al cabo de los cuatro meses no envío nada más. No tenía que ser telépata para saber que algo pasaba, y luego supe que nunca regresaría.- contestó ella al borde del llanto.- Por eso he odiado tanto a tu padre, me quitó a uno de mis seres queridos con solo 16 años, dejándome a cargo de una niña de 9 y sin un sustento. Ni siquiera le pude dar sepultura a su cuerpo, nunca entenderás esa parte.

-No debí preguntar, lo sient...

Milah contuvo sus palabras, el libro se agitaba en su bolsa de una forma impresionante. Al llegar a la esquina prácticamente los arrastró hacia un lugar donde habían estado unos días antes...

Una chica plantaba cara a un guardia que sostenía la rienda de su caballo:
-¡Le he dicho que no voy a ninguna parte!- exclamó ella.

-Y yo te dije que o me acompañas o mando a una patrulla completa a detenerte, bruja.

-Mi madre es partera y yo soy su ayudante, se llama medicina natural, no brujería.- decía ella irritada.

Blaze apretó los puños e hizo ademán de quitarse el sombrero, pero Milah lo detuvo. Había escuchado los pensamientos de la muchacha desde el otro lado de la calle.

De pronto el caballo del guardia se encabritó y salió corriendo, dejando al guardia de rodillas en el suelo. Su uniforme verde estaba sucio por el polvo de la calle.

La joven le tendió la mano y él la aceptó.

-Seguramente tiene mejores cosas que hacer, como buscar a su caballo. Le aconsejo que se marche antes que llegue mi padre y olvidemos este suceso incómodo.

El hombre asintió y salió corriendo en la dirección que el caballo había tomado.

-¿Cómo sabías que no debía intervenir?- preguntó Blaze- Mejor dicho, ¿qué pensó ella que la salvó?

-Digamos que tenemos a nuestra Dova, Maxwell. ¡Lo sabía!- murmuró ella y ambos se acercaron a la chica que aún estaba de pie al borde del sendero desafiante.

-¡Hola Tammie!


💙💙💙💙

Hola!! Espero que este capítulo les guste, ya tenemos a un nuevo miembro de la orden. En el próximo capítulo les contaré algunos detalles sobre ella antes de proseguir con la historia.

Los quiero!!🤗💙

La Orden De Los SusurrosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora