Capítulo 4

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Al principio, creí haber escuchado mal. ¿Me estaba invitando? No es una cita, estoy segura. Al final respondo:

- ¿Y que pasa con tus amigos? -vaya, eso sonó estúpido.

- Ahí, están hablando de la novia de Tyler, y no me importa -se encogió de hombros. No se cual es Tyler- el moreno junto a las bicis. -respondió a mi pensamiento.

Al verlo asiento.

- ¿Vamos por un helado, o no? -repitió Alex, perdiendo algo de la poca paciencia que le quedaba.

- Esta bien. -el sonrió e imité el gesto.

Comenzamos a caminar en silencio, no sabia que decirle. ¿Menciono algo sobre el clima? ¿Su mochila? ¿Algo?. No sé que decir, y esto me esta desesperando. El silencio es realmente incómodo. No es que siempre quiera hablar, pero no puedo aguantar el silencio cuando hay alguien. Al fin Alex decide romper el silencio.

- ¿Te gusta dibujar? -me mira de reojo

- Si, -sonrio- ¿y a ti?

- No mucho

- ¿Y haces algo? -sonó a que le estoy diciendo flojo, trato de corregirlo- Digo, ¿Algún hobby?

- Podría decirse que toco la guitarra -contestó sonriendo

- Así que, el gigante es guitarrista -comento. Alex solo me gana por una cabeza, yo le llego al hombro.

- Y la enana es artista - dice y ambos reímos

Llegamos a la heladería, y la vendedora no tardó en coquetear con Alex. Y, es incómodo que me ignore mientras habla con él. Los miro incómoda, la vendedora le sonríe como si quisiera venderle algo. Pues, le esta vendiendo algo. Alex responde como si estuviera acostumbrado, y me siento todavía mas pequeña.

- Quiero uno de chocolate -dijo Alex, sin estar consciente del acoso visual de la tipa.

- Yo uno de fresa -la miré con odio y ella no sostuvo la mirada. Se alejó a preparar los helados, sonreí al ver que se alejaba, y Alex me miraba curioso.

- ¿Que? -pregunté seca

- Nada, me pareció que asustaste a la vendedora -sonrió un poco.

- No la asusté, no tengo por qué - respondí rodando los ojos. Estaba celosa, por alguna razón, pero no iba a admitirlo.

- Esta bien - dijo riendo por lo bajo.

- Aquí están sus helados -dijo mirándonos, pero a mi como si la fuera a morder. Iba a pagar lo mío, cuando Alex se adelantó y pagó por todo.

- Gracias, pero no era necesario - le dije cuando salimos - puedo pagar por lo mío.

- No hay de qué, y si, era necesario. Yo te invité, así que yo voy a pagar - volvió a sonreír.

Sonreí tímidamente y volví a comer de mi helado.  Comenzamos a caminar.

¿Habrá notado lo celosa que estaba? Debió notar algo, pero no quiero que sospeche que me agrada de aquel modo, al menos, no todavía. Caminamos un poco más, y adelante había una banca junto a una fuente. Nos sentamos allí y seguimos comiendo en silencio. Ahora quería romper el silencio, pero no se que decir, y me siento bastante idiota por ponerme nerviosa siempre.

- Patos - suelto lo primero que se me ocurre

- ¿Qué? - comenzó a reírse, pero se ahogó con el helado y la risa se volvió tos. Le golpeé la espalda un par de veces, volvió a respirar - Helado hijo de máquina - hizo puchero y no pude evitar reír enternecida.

Mi idiota, ¿Mi problema?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora