Cap. 1

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Desde el inicio sabía que acabaría de esta manera, silenciando sus sentimientos para mantener su amistad con el rubio. Y aunque dolía, no pudo haber escogido mejor opción que esa. Podía estar a su lado para escucharle, mirarle, hablarle, entre otras cosas que sentía que era un gran premio para él.

Aún recuerda el día donde nació su amistad, ese día donde parecía que no dejaría de llover.

Iba camino a su hogar bastante lento a diferencia de algunos civiles y ninjas que corrían a sus hogares para finalmente estar a salvos de la lluvia, a él prácticamente le daba igual mojarse o no, aunque en esos momentos llevaba un paraguas debido a que su madre le obligó llevarlo esa mañana a clases.

Aunque para él era problemático decidió llevarlo antes de que su madre comenzara a molestarle con ello, prefirió evitar problemas innecesarios.

En parte de su trayecto notó un pequeño bulto naranja que al parecer estaba temblando, un tanto extrañado se acercó hacia este percatándose en realidad de que trataba de su compañero de clases Naruto Uzumaki, quien parecía cubrir un pequeño gato blanco con su chamarra.

El chico parecía estar llorando aunque no puede estar muy seguro de ello ya que pudo haber sido las gotas de lluvia resbalando por su rostro hasta caer al suelo, se detuvo frente a él para cubrirle de la lluvia con su paraguas. Esta acción provocó que el rubio levantara su rostro sorprendido ya que no esperaba algo así de otra persona, al ver a su compañero sonrió débilmente provocando que inconscientemente le correspondiera.

Simplemente le entregó su paraguas para despedirse con la excusa de que iba atrasado a su hogar, ya que al ver al rubio sonreír por unos instantes se sintió tan nervioso que ya quería abandonar la escena.

Podía ser un genio, pero con la edad que tenía no comprendía que era lo que estaba sintiendo.

El Uzumaki le iba a devolver el paraguas a lo que Shikamaru se negó para luego correr hacia su casa. El ojiazul se quedó allí, estando de pie observando como el chico de cabellos negros desaparecía luego de doblar por una de las esquinas. Aunque estaba un tanto asustando debido a la ayuda que recibió por el contrario pudo sonreír con sinceridad, miró al pequeño animal que al igual que él temblaba debido al frío que sentía, le dio una leve caricia para caminar hacia su hogar junto a su ahora compañero gatuno.

Al otro día estando en clases Naruto se acercó al Nara para entregarle el paraguas dándole las gracias por dejárselo el día anterior pero el ojimarrón decidió regalárselo, el rubio se quedó conversando por unos minutos con el contrario pero al sonar el timbre se levantó del asiento para ir hacia otro lugar pero Shikamaru le dijo que podía quedarse a su lado, después de todo los puestos no estaban designados.

El rubio bastante sorprendido y alegre aceptó ello por lo que se quedó a su lado para continuar su conversación de niños pensando en ser adultos.

El pelinegro ese día descubrió algunas cosas del portador del Kyubi, como lo que le gustaba y lo que quería a futuro. Cosas que aunque no expresaba en su rostro el encontraba fascinante, después de todo el prefería vaguear que pensar en lo que haría en unos años.

El día avanzó más rápido de lo usual, sin notarlo ya se estaban despidiendo para irse cada uno a su hogar. El menor de los Nara al llegar a su casa se quedó en su habitación hasta la hora de la cena donde su madre y padre comenzaron hablar de Naruto, este por un momento pensó que hablarían mal de él como otros hacían pero no fue así.

Pronto se dio cuenta que a ellos en realidad les gustaría acercarse al pequeño pero no sabía cómo ya que lo más probable es que el rubio se asustase, Shikamaru ocultando una sonrisa e intentando parecer desinteresado mencionó que ese dia había hablado con el rubio, que incluso estuvieron sentados juntos en todas las clases. Su madre sonrió entusiasmada para pedirle que invitara al rubio a cenar, a lo que el menor de los Nara tan sólo aceptó.

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