Cap. 3

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Favor de leer nota final.

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Abrió sus ojos intentando acostumbrarse a la luz natural que entraba por su ventana, maldecía para sus adentros no haber cerrado las persianas la noche anterior. Pensó el porqué no lo había hecho, frunció su ceño mientras recordaba lo que había hecho la noche anterior.

Cuando llego a su habitación simplemente se quito la ropa quedando en ropa interior, se acostó en su cama y se dio cuenta que las persianas estaban abiertas.

Ah, allí estaba las respuesta.

Era muy complicado volver a pararse cuando ya estaba cómodo en su calentita y suave cama, la flojera lo retuvo.

Quiso dormir cinco minutos más pero una puerta siendo abierta y una chancla asesina volando a su rostro le obligó a esquivarla provocando que cayese al frío suelo.

— ¡Ya es quinta vez que te llamo! ¡Ven a desayunar!

La puerta fue azotada al ser cerrada por su enojada madre, aún en el suelo se permitió suspirar y murmurar un "Que fastidio"

Fue muy tentador quedarse tirado en el suelo durante todo el día, pero no había pasado ni un minuto desde que la puerta se cerró para volver a ser abierta.

— ¡Pero levántate ya! ¡No vayas a dormirte en el suelo!

Justo en el clavo Señora Nara, conoce muy bien a su hijo.

Suspirando decidió colocarse de pie al notar que su madre había vuelto a salir de la habitación, no quería arriesgarse a quedarse de verdad dormido, aún era muy joven para morir.

Espera... Pero si muere... Él no tendría que hacer nada, ¿No es así?

Se quedó pensando en esa opción pero la desechó, ya que se había prometido ayudar a Naruto cuando se volviese Hokage.

Además, en este momento estaba cuidando de Yuki. Así que no podía ser tan irresponsable.

No no no, prometió y juró protegerlo con su vida.

Asi que suspirando se colocó de pie para ir a darse un baño rápido para luego vestirse e ir al comedor a desayunar.

Camino hacia su destino, se detuvo para dejar comida para Yuki en su plato mientras que para sus adentros pensaba que el gato tenía suerte por seguir durmiendo, le dió una leve caricia a su cabeza para finalmente ingresar al comedor.

Al llegar se sentó donde siempre notando que su padre aún no llegaba, quizás aún estaba dormido o estaba por llegar.

Si era lo primero se sentiría ofendido por ser despertado de aquella manera.

Pero a los pocos minutos llegó su padre con una marca de chancla en su mejilla mientras murmuraba por lo bajo  que aún quería dormir, quizás padre e hijo se parecían más de lo que creían.

Como cada mañana normal procedieron a desayunar, quien mayormente conversaba era su madre junto a su padre, de vez en cuando también era participe, una sola mirada de su madre como advertencia de no dormirse a medio desayuno le hizo sentirse sociable. Todo para no ser golpeado. Otra vez.

Terminando de desayunar prefirió salir de inmediato de su hogar, sabía que era temprano para juntarse con la Princesa de los vientos, pero era mejor eso a sufrir la ira de su madre nuevamente. Caminó hacia su lugar favorito sin inmutarse cuando algo cayó y se sentó en su hombro.

— Pensé que te quedarías en casa, Yuki.

El gato maulló en respuesta, su cola se movía de un lado a otro como una serpiente bailando con el sonido de un pungi.

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