𝖥𝗂𝗋𝖾 [𝖩𝖩 𝖬𝖺𝗒𝖻𝖺𝗇𝗄]

𝟣𝟥| 𝖳𝗎 𝖿𝗎𝗍𝗎𝗋𝗈 𝖺 𝖼𝗈𝗌𝗍𝖺 𝖽𝖾𝗅 𝗌𝗎𝗒𝗈

Nᴇxᴛ Dᴀʏ
Lᴇx Aᴍᴇʀʏ

Nada más levantarme, lo primero que hice fue vestirme para ir a comisaría.

Salí de casa y corrí hacia el centro.

Cuando llegué a la calle en la que se encontraba, vi que JJ acababa de salir, y caminaba al lado de quién supuse que era su padre, de espaldas a mi.

Una parte de mi quiso correr hacia él y preguntarle si estaba bien, pero otra algo más pequeña me obligaba a quedarme dónde estaba. No me dejaba moverme.

Tardé unos segundo en entender por qué:
JJ parecía más pequeño al lado de su padre.
No de estatura, sino que por como caminaba parecía asustado.

Llevaba las manos en los bolsillos, la cabeza gacha y los hombros bajos.

Su padre caminaba con una fuerza que casi me dio miedo. Y tenía los puños cerrados.

Me acerqué un poco más y vi que se metían en el coche, pero no arrancaban.

Y entonces, desde algo atrás, distinguí perfectamente lo que pasaba.

Su padre le estaba dando una paliza.

El coche se movía de una manera demasiado...
Demasiado antinatural.

También vi que JJ no podía defenderse.
Y eso me dolió demasiado.

Pasaron varios minutos hasta que finalmente se arrancó el coche, y yo seguía paralizada.

No había hecho nada, no le había ayudado.

Tardé un par de segundos en reaccionar, y corrí hasta la tienda de Heyward.

Cuando entré, visualicé a Pope y caminé hacia él.

—¿Tú lo sabías?—le pregunté, sinceramente cabreada.

—¿De qué hablas?—habló dejadez.

—Acabo de ver como el padre de JJ le daba una paliza en su coche, Pope—dije—¡Había sangre en la puta ventana!—

—Vale, Lex, cálmate—trató de tocarme el hombro.

—¡No, Pope!—aparté su mano—Si la beca te importa más que tus amigos...—me encogí de hombros.

—Es mi futuro, ¿vale? No iba a mandarlo a la mierda—

—A pesar de JJ, entiendo—

—No, no lo entiendes—

—Es por la beca, ¿verdad? Mira, no quiero parecer una kook gilipollas, pero yo te la pago, joder—hice una pausa—Sabías lo que iba a pasarle, y no hiciste nada. Él dio la cara por ti, literalmente, y tú le mandaste a los leones—

Salí del local de muy mala ostia, pero Pope me paró a los pocos segundos.

—Tú no entiendes nada, puedes hacer lo que quieras con tu futuro—dijo—Pero hay gente que tiene que trabajarse una vida—