𝟣𝟨| 𝖱𝖾𝗇𝗎𝗇𝖼𝗂𝖺𝗋 𝖺 𝗌𝗎 𝗁𝗂𝗃𝗈

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Lx Aᴍᴇʀʏ

Di un puñetazo al aire.
—¿En serio?—

Si, si—asintió mi hermana—Está a nombre de Routledge—

—Joder—me sorprendí. Le habíamos pillado.

¿Cómo dices?—

Jazzlyn, escúchame atentamente, ¿vale? Ahora vas a crearte un correo y me vas a enviar todos los documentos que tenga papá en su ordenador—

—Eh, vale. ¿Para qué?—

Tengo que comprobar una cosa—respondí—Vamos, date prisa. Y ten cuidado—

Unos minutos después mi hermana me dijo que ya estaba hecho, y colgué la llamada.
No tenía mi ordenador aquí, así que fui a pedirle a John B el suyo.

—¡Oye, John B!—corrí hasta el salón—¡Necesito urgentemente que me dejes tu...!—

Me callé al ver que Sarah y el castaño parecían estar discutiendo.
Ambos estaban en el sofá, y la chica estaba llorando.

—Oh, siento... siento interrumpir—me disculpé.

—Es igual—habló John B, y se levantó—Yo ya me iba—

—¡John B!—Sarah le imitó—Vamos, no te vayas—

—Tengo que pensar, ¿vale?—

El chico salió de allí y yo corrí a abrazar a Sarah.
—¿Se lo has contado?—le pregunté, y ella asintió—Mierda, lo siento—

—Cree que no le tengo confianza—dijo entre lágrimas—Pero... pero esto era una decisión que yo tenía que tomar, ¿verdad?—

—Voy a serte sincera, ¿vale?—la miré—Yo habría hablado con él. Solo para informarle, porque obviamente la decisión es tuya. Aún así no creo que debas preocuparte. Él te quiere, no pasará nada—

—¿Puedes hablar con él?—me pidió—Por favor—

—Claro—asentí y salí de allí.
Me encontré a JJ en el porche.

—Oye, ¿puedo preguntarte...?—

Le interrumpí.
—Lo siento, ahora no puedo hablar—forcé una sonrisa—Tengo que hacer algo importante. Después hablamos, ¿si?—

—Vale, no importa—

—Genial—le di un corto beso en los labios—Eres el mejor—

Salí del porche y busqué a John B con la mirada.
Estaba caminando hacia la furgoneta.

—¡Hey—le llamé—¡John B!—

—Ahora no quiero hablar, ¿vale?—hizo un gesto con la mano derecha sin pararse.

—¡John B!—repetí, con más severidad—¿¡Quieres parar!?—

—Te he dicho que ahora no quiero hablar—

—¿Vas a enfadarte con Sarah?—fruncí el ceño—No serás tan despreciable, ¿no?—

—¿Despreciable?—pareció sorprenderse—¿Yo?—

—Si, tú, pedazo de egocéntrico—le señalé—¿Sabes lo que significa abortar para una mujer? Renunciar a su hijo—

—También ha renunciado al mío. Tenía que habérmelo consultado—vino hacia mi bastante cabreado.

—Si, vale, tendría que haber hablado contigo—asentí—Pero estaba asustada, joder, muy asustada. Tú no viste su cara cuando Kiara le dijo que la prueba había dado positivo—

—Aún así. También era mi decisión—

—Oh, claro, perdóname—hablé con ironía—Olvidaba que serías tú el que tendría que estar nueve meses con el bebé dentro de ti, además de las náuseas y los dolores de cabeza. Quitando, por supuesto, el estrés de que tu novia pueda dejarte—

—Oh, vamos...—

—¿Sabes a cuántas adolescentes las deja su novio cuando se quedan embarazadas? ¿No? Un 60%. ¿Qué te parece?—él no respondió—Además, casi seguro se quedaría sin poder ir a la universidad, porque, ¿quién se quedaría al niño? Pues te lo digo ahora; tú no. Porque los tíos sois así. Apuesto que a las dos semanas te aburrirías y preferirías irte a surfear con Pope y JJ—

—¿Eso es lo que cree Sarah? ¿O es lo que crees tú?—

—Es lo que creo yo porque es lo que he visto. Conozco, al menos, a seis chicas adolescentes que han abortado—dije, y era verdad—Y a dos que no lo hicieron. A las dos las dejaron sus novios al enterarse—

John B no respondió, sólo bajó la mirada.

—Habla con Sarah—dije—Discúlpate. Ella te perdonará—

El castaño no añadió nada más, pero en lugar de subir a la furgoneta volvió a casa, dejándome sola en un sitio algo lejos de la entrada.

—Vaya, deberías estudiar psicología—

Giré la cabeza al escuchar la voz de Barry.

—Y tú deberías irte—dije—Hay un agente de policía en mi puerta. Basta que levante un poco la voz. Tiene orden de disparar si mi vida está en peligro—

—No he venido a hablar contigo. El niño pijo me debe mucho dinero—

—¿Hablas de Rafe? Oh, no, él no te debe nada—

—Claro que sí. Más de veinticinco mil dólares—protestó.

—Calculo que tienes unos cuarenta segundos para largarte antes de que se den cuenta de que pasa algo—hablé, decidida—Así que seré rápida—di un paso hacia él—No vuelvas a acercarte a Rafe, o te juro que te mato—

—Si, por qué no—rió él.

—Tengo un arma—ladeé la cabeza—Y tú eres un camello y un drogadicto. Mueren tres como tú cada segundo. Nadie hará preguntas si te encuentran con un tiro en la frente—

—No eres capaz—

—¿Por qué no lo compruebas?—

—¡¿Alexia?!—se escuchó como Liam me llamaba y caminaba hacia aquí.

—Pírate, capullo—dije, y él se fue. Estoy casi segura de que estaba lo suficientemente asustado.

—Alexia, ¿ha pasado algo?—Liam apareció con su arma en la mano.

—No, nada—negué—No te preocupes—

𝖥𝗂𝗋𝖾 [𝖩𝖩 𝖬𝖺𝗒𝖻𝖺𝗇𝗄]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora