𝟣𝟫| Llegada a Chapel Hill

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—DOS DÍAS DESPUÉS—

Lx Aᴍᴇʀʏ

...compra de propiedades en el condado de Kildare...

...firmado por Dylan Amery y Ward Cameron...

...contrato empresarial entre ambas corporaciones...

Solté un bufido de cansancio y me tumbé en la cama en la que antes me encontraba sentada.
Me llevé las manos a la cabeza y aparté el portátil.
Había pasado dos días entre el ordenador y Kiara y Sarah, sin salir de casa.
Ellas intentaban convencerme para ir a la playa, a fiestas y a otros sitios, pero yo me negué.
Tenía que seguir con los documentos. Era lo más importante ahora.

JJ no había vuelto a entrar en casa excepto diez minutos para recoger sus cosas, y ni siquiera había entrado en la habitación. John B lo hizo por él.

Por una parte eso me pareció lo mejor, pero había algo dentro de mi que quería hablar con JJ. Seguía pensando que había pasado algo. No podía haberlo hecho porque si, sin más.

No había pasado las fases del duelo, pero tampoco lo necesité. Sabía lo que había pasado, no sentía confusión ni necesidad de negociación. Yo me inclinaba más por la aceptación y el aislamiento.

—Venga, arriba—fruncí el ceño al escuchar la voz de Alex Mitman.

—¿Qué haces aquí?—pregunté.

—Nos vamos—respondió sonriente.

—¿Qué?—me incorporé—¿A dónde?—

—A Chapel Hill—dijo él, y yo me levanté de la cama sorprendida.

—¿Estás loco?—

—Vístete, rápido—indicó—Viaje en coche improvisado—

—No voy a ir a Chapel Hill ahora, Alex—me negué. Era una locura—Son cuatro horas de viaje—

—Tres horas y cincuenta minutos—

—Si no hay tráfico—concreté.

—¿Quieres dejar de pensar y hacer algo inesperado por una vez en tu vida?—

Puse una cara de en serio y él sonrió.
Claro, no sabe nada sobre el oro, ni el viaje a las Bahamas, ni básicamente la mitad de mi vida.

—Venga, Alexia, vístete—Kiara se asomó por el marco de la puerta.

—¿Tú sabías esto?—la acusé.

—Cielo, yo voy con vosotros—rió—¡Vístete!—

Solté una carcajada y asentí.
Tal vez me vendría bien, en realidad.

Alex y Kie salieron de la habitación y yo me vestí, para después coger una mochila y guardar un par de cosas; entre ellas la cartera, el cargador, y el anuario de Jake de su segundo año. A parte de eso, también guardé una sudadera y después cogí un algunas bolsas de comida para picar de la cocina.

—¿Lista?—habló Kiara desde el coche de Alex.

Era un Kia Sorento blanco. Muy grande.
Tenía los cinco asientos de todo coche, pero además de eso tenía otros dos plegables atrás. Si los cerrabas, había un maletero enorme.
A parte de eso, tenía uno de esos techos que se pueden abrir.
Me recordaba a los coches en los que solía ir cuando vivía con mis padres.

—Vámonos—asentí y subí al coche.

Alex se sentó en el asiento del conductor, y yo en el de copiloto. Kiara se sentó atrás.

—Vamos a llegar a las ocho de la tarde—hablé—¿No es un poco tarde? Tal vez podríamos hacer esto mañana, o quizá...—

Alex me interrumpió.
—Joder, Lex, cálmate anda—

—Si, tía, tienes que soltarte un poco—hablé Kie desde su asiento—No me digas que esto no es excitante—

—Ya, vale—sonreí—No me creo que vayamos a hacer esto—

Los tres reímos y Kiara conectó su móvil al bluetooth y puso algo de música.
Cuando empezó a sonar X de los Jonas Brothers y Karol G ya estábamos cantando a todo pulmón.

Oh la la, by the pool we're singing "Bailando"—empezó Alex—Two ni-nights with a view, yeah, keeping those blinds closed—

—She said I wanna find somebody by nightfall, Oh na na could it be ya baby, I like you—siguió Kie.

Oh, watching her move, I was lost in the rhythms, and she pulled me close by the look in her eyes—canté—Don't know her name but I know that I need her, she said; "Boy, you won't be lonely tonight—

—She said oh, oh, oh—gritamos los tres—Kiss me like your ex is in the room. Don't you be afraid of something new. If you play it right, you can be that someone yeah, that someone who, won't leave me lonely tonight—

Mientras cantábamos, bailábamos y reíamos.
Fue un rato increíble, y realmente lo necesitaba. Me sentí muy libre.

Pasamos dos de las cuatro horas así, y el resto del tiempo estuvimos comiendo y hablando sobre un par de cosas.

—Oye, ¿quedan Cheetos?—preguntó Alex con la vista fija en la carretera.

—Eh, si—respondió Kiara, y le tendió la bolsa.

—Entonces, ¿fuisteis a las Bahamas así sin más?—volvió a hablar el chico.

Le habíamos contado el rollo del oro, de mis padres, los de Sarah y Rafe y, bueno, básicamente se lo contamos todo. Incluso lo de Topper. Aunque esa parte la resumí un poco.

—Alexia le robó la tarjeta de crédito a su padre y nos compró los billetes—explicó Kie—Fue la hostia—

—Vaya, estáis completamente locos—rió el castaño.

—Tíos, tíos—Kiara se incorporó y todos nos fijamos en una señal que acabábamos de pasar—Hemos llegado—

CHAPEL HILL

𝖥𝗂𝗋𝖾 [𝖩𝖩 𝖬𝖺𝗒𝖻𝖺𝗇𝗄]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora