𝟩| 𝖳𝖾𝗇𝗀𝗈 𝗊𝗎𝖾 𝗉𝗋𝗈𝗍𝖾𝗀𝖾𝗋𝗍𝖾

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Lx Aᴍᴇʀʏ

—Entonces... ¿qué es lo que sabes?—

No mucho, todavía—

Estaba hablando con mi hermana por teléfono. Ya eran las diez de la noche, y estaba reunida con el resto de los poges, Rafe y Sarah en la habitación en la que John B me había dejado quedarme.

—Vale, pero, ¿a qué te referías con lo de terminar con los poges?—

Escuché a papá en su despacho, hablando por teléfono—

¿Y qué dijo exactamente?—

Bueno, repitió un par de veces que estaba todo bajo control, y luego dijo que para el principio de curso ya no quedarían poges en la isla—

Levanté la vista del móvil y miré a los chicos, que estaban aparentemente preocupados.

—Mierda—murmuré—¿Algo más?—

No, por ahora—

Vale, Jazz, quiero que tengas muchísimo cuidado, ¿entendido? No puedes dar ni un paso en falso—le advertí.

Si, claro, no te preocupes—

Jazzlyn colgó el teléfono y terminamos la llamada.
Apoyé mi móvil en la cama, dónde estaba sentada, y luego miré uno por uno a los chicos.

—No me lo puedo creer—dije, finalmente—Mi familia da asco—

—Pues ya somos dos—habló JJ.

—Como que somos tres—añadió Rafe.

—Al menos tu padre no quiere exterminar a los poges—miré a JJ, y él rió.

Después de él empezaron todos a soltar carcajadas, cosa que sinceramente ayudó bastante a calmar un poco el ambiente.

—No tengo... ni puta idea de qué debemos hacer—negué con la cabeza—No se me ocurre nada, estoy... estoy en blanco—levanté la vista—Lo siento—

—No tienes nada que sentir—negó Kiara.

—Tenía que haberme dado cuenta—dije—De que mi padre era un capullo—

—No podías saberlo—habló Sarah—No te tortures—

Apoyé mi cabeza contra la pared y cerré los ojos. Suspiré e intenté concentrarme.

Mi padre era un auténtico hijo de puta, pero el jodido era muy inteligente.
Calculaba cada paso que daba, y el porcentaje de daños que podía adquirir a cada margen de error, aunque fueran milímetros de precisión fallidos.
Era más listo que yo. También tenía más dinero y más contactos que yo.

Para detenerle, sabía que tenía que jugar a su juego, pero primero debería adivinar cuál era. Qué estaba haciendo y por qué.
Y a partir de ahí podría pensar mi jugada.

Terminar con los poges, ese era el objetivo.

Pero, ¿cómo? ¿Y para qué?
No iba simplemente a matarles, sería extraño y muy sospechoso. Atraería las miradas, y sobretodo a la prensa.
Y si algo sabía, es que mi padre no quería hacer ruido. Iba a ser muy cuidadoso.

—Es un medio para un fin—supuse—Pero no sé cuál es el fin—

—No te agobies—JJ rodeó mi cintura con su brazo derecho—Se nos ocurrirá algo—

Asentí en silencio y luego los demás dijeron que ya debían irse.
Nos quedamos John B, Sarah, JJ y yo.
Ellos dos en una habitación y nosotros en otra.

Me puse mi pijama y me metí en la cama temprano, muy cansada y algo agobiada.

Cerré los ojos y sentí a JJ tumbarse a mi lado.

—¿Te encuentras bien?—me preguntó.

—Si—dije sin siquiera pensar la respuesta—Bueno, no—

—Lo sé—asintió él, abrazándome por la espalda—Estoy contigo—

Seguimos abrazados varios minutos, posiblemente media hora, hasta que JJ se durmió.
Yo, sin embargo, no era capaz de conciliar el sueño, así que decidí levantarme.

Fui hasta la cocina y preparé dos tazas de leche chocolatada caliente, para después salir al porche.
Liam estaba allí, sentado en uno de los pequeños sillones.
Me senté a su lado y le tendí una de las tazas, que él aceptó.

—Oye, nunca quise fastidiarte, ¿vale?—hablé, después de darle un sorbo a mi bebida—Sé que ahora mismo estás aquí por mi, pero este no es mi mejor momento. Aunque supongo que ya te habrás dado cuenta de eso—

—Algo se nota—comentó Liam, sonriendo ligeramente—Pero no te preocupes, es normal que quieras estar sola—

Miré al frente y pensé en todo lo que estaba pasando.
Era una puta locura.
Y no iba a poder pararlo todo sola.

—¿Puedo hacerte una pregunta rara?—le dije al rubio.

—Depende. ¿Cómo de rara?—respondió.

—Pues rara nivel Alexia Amery—

—Está bien—

Fruncí un poco el ceño, pensando si era una buena idea. Aunque de todos modos, una ayuda extra nunca viene mal.

—Si tuvieras que acabar con la mitad de la población, ¿cómo lo harías?—

Liam abrió mucho los ojos, sorprendido.
—Bueno, supongo que reuniría las gemas del infinito—

—Es en serio, Cooper—

—¿Por qué querrías saber algo así?—se mostró confuso.

—Sólo responde, ¿vale?—

—Vale, Vale—asintió—No sé, ¿envenenaría el agua?—

—No, eso es estúpido y fácil de demostrar—negué.

—Pues... ¿un atentado? ¿Un tiroteo?—

—Ni de coña, llama mucho la atención—

—Me estás empezando a preocupar—Liam me miró, y yo aparté la vista.

—¿Sabes? Da igual, tratar de adivinarlo es inútil—

—No entiendo nada. ¿De qué estás hablando?—

—No importa, Liam—me levanté—Creo que intentaré dormir un poco—

El rubio también se levantó, y cuando yo me di la vuelta para entrar en casa, me lo impidió agarrándome por la muñeca.

—¿Qué pasa?—preguntó.

—Nada de tu incumbencia—

—Acabas de preguntarme cómo aniquilaría a media población—dijo—Ahora es de mi incumbencia—

—Yo de ti no me metería—negué.

—Tengo que protegerte. Tu tío me ha pedido que cuide de ti—

Miré al suelo, y tras unos segundos de vacilación, me solté de su agarre.

—Te lo agradezco—hablé—Pero no quiero llevar a más gente a la boca del lobo—

Entré en casa y volví a caminar hacia mi habitación.
Una vez allí, me metí en cama de nuevo, e intenté no pensar demasiado en el asunto.

𝖥𝗂𝗋𝖾 [𝖩𝖩 𝖬𝖺𝗒𝖻𝖺𝗇𝗄]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora