Capítulo 3.

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Decidí ignorarlo y seguir bailando como si no estuviera allí, después de todo no tenía la cara para explicarle porqué diez hombres le habían apuntado con armas, y sinceramente estaba tan ebria que temía que se me soltara la lengua.

Después de dos canciones más, Sergio Contreras se retiró, Tomi nos preguntó si queríamos saludarlo y nosotras encantadas dijimos que si, Pablo y Luca estaban lo suficientemente ocupados con dos bailarinas como para prestarnos atención. El cantante subió y nos sacamos fotos, y hablamos un tiempo, luego se retiró y nosotras continuamos con nuestra juerga.

Azul de JBalvin retumbaba en el lugar, nosotras nos deshicimos en un impecable perreo intenso. Estabamos tan ebrias que sentí como Lisandro se alejó de mí sin soltarme la cintura porque comencé a frotarme accidentalmente sobre su entrepierna. Después de todo, no está tan mal, y como es un matón a sueldo seguro éste si me lo apruebe papá. Pensé.

-Señorita Matos, por favor tenéis que beber agua. -Me dijo Lisandro al oído para que pudiera escucharlo.

Tomé a Chisca de la muñeca y la arrastré conmigo camino a unos taburetes de la barra del VIP.

-¿Ya le pusiste el ojo a alguien?, no me digas que al insípido de Lisandro. -Gritó Chisca con tipeando algo en su teléfono.
-Cállate imbécil, ¡¿no ves que sabe inglés?!. -Dije y empujé una botella de agua en su dirección.
-Nada de eso, vamos a buscarnos un par de chicos apuestos. -Me sacó la botella y me tomó la mano.

Yo no estaba del todo segura de que pudiéramos bajar las escaleras, pero de alguna manera lo hicimos, caminábamos abrazadas sosteniendo el peso de la otra, mientras Lisandro y Fabrizio nos abrían paso, no muy seguros de hacia donde queríamos ir.

Chisca me dijo que ya volvía y me dejo parada en el medio del lugar con Lisandro, al cabo de un rato volvió con un chico alto y apuesto de tez trigueña y musculoso.

-Stella! Aquí está mi extranjero apuesto. Te presento a Mateus. -Dijo ella entusiasmada, y yo casi me voy de culo.
-Hey, mu...cho gusto, Ste... Stella Matos. -Dije intentando ocultar la sorpresa. A esta zorra se le olvidó contarme que me usó de tapadera para encontrarse con su noviecito.

Chisca no me dejó ni reprocharle nada, que se despidió y fue a bailar con él, seguida por Fabrizio, entonces yo me dispuse a pegar una "putivuelta", hasta que...

David se paró frente a Lisandro, deteniendo nuestro paso, yo me estampé contra la espalda de mi gorila.

-Ouf, mieerrdaaaa. -Grité ofuscada y Lisandro le puso las manos en el pecho en señal de que no se acercase a mí.
-Este es el tipo que te encontró conmigo el otro día, ahora resultó ser tu guardaespaldas, le vas a decir que se corra de mi cara ¿o lo corro yo? -Me gritó. Yo me quedé ahí parada, ebria y culpable. 

Lisandro se corrió cuando le hice una señal, de modo que quedamos David y yo frente a frente.

-Tenemos que hablar. -Le dije.
-No te estoy pidiendo explicaciones que no me puedas dar, reina. Aunque me las merezco después de como me encañonaron esos tipos.
-Perdóname. -Lo único que me salió decir.
-Vos lo que estas es bien borracha. -Se rió.- Podemos hablar de eso mañana. Ahora, vamos a bailar. -Dijo tomándome la mano.

Bailamos los cuatro lo que restó de la noche, bajo la atenta mirada de Fabrizio y Lisandro. 

Cuando ya amanecía, nos despedimos de nuestros muchachos y a duras penas pudimos subirnos a las camionetas. Al llegar, fuimos directo a mi habitación y nos desmayamos en mi cama.

Eran las dos de la tarde cuando sonó un celular.

-Joderrrrrr. ¿Chisca donde está mi teléfono?. -Dije manoteando en mi mesita de noche con la cabeza metida bajo el edredón.
-Ay, qué se yo... Aquí.

Chisca me lo tiró y contesté a ciegas.

-Hola. ¿Quién habla?. -Dije dormida.
-Ciao Chisca?. -Una voz masculina respondió, uy éste no es mi celular.
-Mierda, creo que es el tío Domenico. -Dije y le estampé el celular en la cara y me dí vuelta dándole la espalda.
-Ciao papi?... Alessandro che cazzo vuoi? perché mi svegli?.... Vaffanculo! -Gritó Chisca en italiano y colgó.
-Creo que voy a morirme.
-Yo iré justo detrás de ti. -
Me respondió.

Nos sentamos en la cama y nos costó un siglo salir de ella. Chisca entró a bañarse y yo me calcé mis pantuflas de cerdito y bajé a la cocina.

-Buenas buenas... -Mi papá estaba sentado en la isla con una cerveza y el diario en las manos.
-JO...der papá, que susto. Pensé que no había nadie.-Dije en un salto.
-¿Que tal os fue anoche?. -Me preguntó, enseñandome el diario.

"La socialité Stella Matos hija del magnate Nacho Matos, de la mano con Sergio Contreras en TAO"

-Papi no vas a creerme. ¡Conocí a Sergio Contreras!. -Dije fingiendo emoción, él arqueó una ceja fingiendo seriedad intentando ocultar la sonrisa.

Tomé dos vasos con jugo de naranja y unas cuatro pastillas de paracetamol y subí a mi habitación. Mi mamá estaba conversando con Chisca sobre la nueva colección de su marca. Chisca me vio y se lanzó por el jugo y las pastillas, y lo tomó agradecida, yo hice lo mismo y me metí en la ducha. Luego salimos las tres a las reposeras junto al mar, y nos pusimos a charlar mientras Chisca y yo comíamos nuestro brunch con Daiquiris.

-Bueno niñas, las dejo. Tengo cosas que arreglar. -Nos dijo.
-Mamá, qué pasará con la cena de esta noche?.
-Les tengo buenas noticias, la cena no sucederá. Pero, Chisca, tu madre de todas formas vendrá sin Domenico. -Ella sonrió y se fue.
-Tía, ¿y cual es la buena noticia?. -Dijo Chisca con sarcasmo y yo rompí a reír.

Al caer la noche, Chisca y yo nos dirigíamos en mi BMW X6 blanco a buscar a la tía Olga.

-Y, ¿qué te dijo el tio Domenico cuando nos despertamos?. -Pregunté concentrada en la carretera.

-Ah no, era mi primo. Ni idea, lo mandé a la mierda antes de que pudiera decirme algo. 

-¿El tipo al que nunca le vi la cara?. -Chisca asintió.

Estuvimos en el aeropuerto al rededor de una hora, de mi tia Olga, ni sus luces, y del avión Torricelli, menos.
Nos empezábamos a preguntar donde mierda estaría.

Sonó mi celular.

-Par de mocosas, ¡¿por qué no contestan?!. -Pablo vociferó del otro lado.
-Perdón, es que aquí no hay buena cobertura, estamos esperando a la tía Olgui. -Le dije.
-Como se os ocurre ir sin seguridad, idiotas, las tengo localizadas. Volved a casa, hubo un problema. -Dijo y se me bajó la presión.
-Qué pasó?. -Pregunté, temerosa de oír la respuesta.
-No encuentran a Olga.

Me tambaleé.

Tenías que ser tú.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora