Tenías que ser tú.

Capitulo 6.

Nos detuvimos en la entrada entre las palmeras. Yo me puse los anteojos en la cabeza, boquiabierta.

-Ay nena, que bueno que ya llegaste. Papá, Luca y Alessandro salieron como alma que lleva el diablo con un montón de gente. Estoy en ascuas. -Ella me abrazó y yo seguía sin articular palabra.- ¿Te dio un derrame cerebral?

-Bueno, no me habías dicho que esta era tu humilde casa. ¿Bueno pero qué paso?. -Dije anonadada y luego espabilé.
-Eso. NADA. Nunca me cuentan nada. -Se cruzó de brazos.
-Bueno, si hubieras aprendido al  menos a disparar cuando quise enseñarte, te habrían incluído en sus planes. -Le dije encogiéndome de hombros.
-Las princesas no disparan, idiota. -Dijo y yo alcé mis cejas.

¿Me dijo marimacho?.
Chisca me tomó la mano y entramos en la... No se bien qué era, un ¿castillo estilo gótico moderno?. No había visto nada así, jamas.

La sala era literal un museo, obras de arte por doquier, iluminación tenue, sofás, mesas, y una gran chimenea de al menos dos metros de atura, y sobre ella... Bueno, yo pondría alguna obra de arte del siglo en esa pared vacía, luego en una pared junto a un ventanal habían pequeños retratos con fotos, me acerqué a ellos.

Había fotos de la boda del tío Domenico y la Tía Olga, luego fotos de ellos con Chisca y Luca cuando eran niños, pero me llamaron la atención otros cinco retratos, ordenados prolijamente junto a las demás fotos, en los dos retratos predominantes estaba Chisca de pequeña y en una pude reconocer a Luca, pero en las demás había otro niño, supongo era su primo. Pero todas eran con el mismo hombre.