Capítulo 4.

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Miré a Chisca, que me miraba esperando a saber qué estaba ocurriendo.

-Me cago en la hostia. Envíame gente. -Le dije sin más.
-Usa lo que tienes en tu cartera si crees necesario, no sabemos si irán por Chisca. Tu seguridad está en camino. -Dijo y colgó.
-¿Por que mierda tienes esa cara?. -Me interrogó, tragué saliva.
-Puta madre, dejamos las carteras en el coche. -Le tomé la mano y la arrastré por el aeropuerto.

Ella seguía preguntándome que estaba ocurriendo, y yo estaba concentrada en salir de allí ilesas, miraba hacia todos lados, estaba tan asustada que creía que nos observaban. Una vez en el carro, me quité los zapatos Tom Ford y me tiré hacia el asiento trasero, tomé mi bolsa Chanel y saqué una Glock 9mm, me fijé si tenía balas y la recargué.

Chisca explotó.

-Franchesca quiero que me escuches con atención, Pablo llamó y me avisó que no encuentran a tu madre, no salió de Sicilia, nunca llegó al avión. -Le solté, la siciliana se puso blanca como un papel.

-¡¿CHE COSA FA?! ¡Cazzo!, non può succedere a me, devo tornare in Sicilia, devo... -Ella me gritaba sumergida en una crisis de nervios, y yo lo único que entendí fue cazzo, significa joder.
-No se que mierda me has dicho pero lo vamos a solucionar ¿okey?. Nadie se mete con la tía Olga. -Le dije tranquilizarla y arranqué saliendo del estacionamiento haciendo chirriar las ruedas.

Corrí por Tenerife. En un momento dado, encontré que una range rover blanca nos seguía, al parar en un semáforo, se nos pusieron a la par y pude ver que en ella venían Dante y Nicolas, con cara de pocos amigos. Suspiré de alivio.

Llegamos a la casa y nos bajamos corriendo, llegué a la puerta y le entregué mi arma a Ivan, Chisca corrió a los brazos de mi madre, quién estaba sentada en medio de Amelia y Luca quién estaba que mataba a alguien.

-Que parte de NO SALIR sin seguridad no entendéis? ¡Qué manía tenéis!. -Mi padre estaba furibundo. 
-Lo siento, joder, no creí que fuera para tanto. ¿Qué cojones ha pasado?. -Le espeté.
-¿Qué tan "para tanto" es ahora?...

Mi tía Olga había desaparecido en la carretera de Taormina-Catania, ni rastros de su seguridad, ni de sus localizadores. 

-Domenico está que no cabe en sí de la furia, ahora vosotros estáis bajo mi protección. Si la seguridad desapareció con ella, no sabemos si aún le son fieles a él. -dijo Papá negando con la cabeza.
-Yo me regreso para Sicilia, ya mismo. Chisca levántate. -El pálido Luca se levantó del sofá.
-Tú te sientas y te calmas, o te siento y te calmo, vas a asustar a Franchesca. -Pablo lo miró con seriedad.

Mi mamá nos llevó a la cocina a Chisca y a mí mientras los hombres discutían en la sala, yo me dispuse a hacer tazas de té. Ella lloraba desconsoladamente, y le decía a mi madre que temía lo que le pudieran hacer a Olga. Mi madre estaba igual de preocupada, Olga era como una extensión de su cuerpo, como si le quitasen un brazo, lo mismo que la siciliana para mí, pero intentaba no derrumbarse frente a Chisca. Alguien aquí tiene que mantener la calma. Pensé.

La observaba morirse de la preocupación y no hay nada que pudiera decirle, estaba tonta, ya que nunca nos había pasado algo así. Después de un rato de oír sus letanías, hablé.

-Yo creo que deberíamos ir a Sicilia, pero ya. -Le dije.
-Vamos, vamos por favor. -Mi prima dijo en un sollozo.
-No puedo dejarte hacer eso y lo sabes. -suspiró- pero Olga es mi amiga y al carajo lo demás, llamaré para ver en qué condiciones está la casa que tu padre tiene en Sicilia. -Dijo mi madre en spanglish después de pensarlo por lo que pareció un siglo. ¿Tenemos una en Sicilia?
-Pues, deberíamos es mucha gente. ¿No creéis?. -Dijo mi papá en español. Estaba parado el umbral de la puerta.

Tenías que ser tú.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora