Capítulo 12.

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Me puse un vestido de cocktail midi de Fendi en satén color negro con espalda abierta hasta la cintura, en la parte del frente tenía un escote en V, unas sandalias nude de Giuseppe Zanotti, con un abrigo Valentino y clutch nude de la misma marca.

Alessandro llevaba puesto un traje Armani hecho a medida, una camisa blanca impoluta desabrohada en el cuello, con un saco y pantalones azul marino profundo y zapatos negros.

La camioneta ingresó por un sendero revelando la mansión del señor Abdelkader, era muy al estilo marroquí, alfombras fastuosas en las paredes, galerías con arcos y pilares característicos, sofás con grandes almohadones, veía mucho color rojo y dorado mezclado con el tono crema de las paredes.

En el porche había un hombre de unos cuarenta y picos, muy apuesto, acompañado por una mujer de cabellera negra que le llegaba hasta la cintura y grandes ojos azules, preciosa, vestida con un cocktail color lila. Ambos estaban esperándonos, nos bajamos y primero saludó a Alessandro.

-Alessandro. -Se saludaron.
-Buenas noches, Abdelkader, Salma. -Los saludó.- Les presento a mi novia, Stella Matos. -Dijo y yo casi me atoré con mi saliva.
-Buenas noches, un placer. -Sonreí nerviosa.
-El placer es es nuestro, Abdelkader Nasser, y ella es mi esposa, Salma Nasser. -Sonrió amablemente.

Nos invitaron a pasar, nos sentamos en otros sofás parecidos a los que mencioné anteriormente, pero estos estaban junto a la piscina. 

Apareció un sirviente con una bandeja de tragos, yo tomé una copa de prosecco y Alessandro tomó un vaso de whisky. 

Conversábamos acerca de lo espectacular que era Marruecos, era la primera vez que visitaba Marrakech, pero anteriormente vacacioné en Casablanca y Rabat.

Generalmente no tenía problema para socializar con la gente, pero no sé porqué estaba tan nerviosa.

Después de la cena, Alessandro me indicó que iría a hablar con Abdelkader al despacho, por lo que Salma me llevó hacia un pequeño living bajo unas lámparas gigantescas, con una botella de prosecco.

-Me suena tu apellido sabes y eres española... Eres la hija de Nacho?. -Me preguntó dándole un sorbo. Yo abrí los ojos como platos.
-Si, así es... Canaria, soy canaria. -Le dije, corrigiéndola dudosa.
-Conozco a tu padre de la secundaria, cuando mi familia vivía en Canarias. Fue un gran amigo. -Sonríe.
-¿Aún tienes contacto con él?. -Le pregunté, no podía arriesgarme a que él sepa que estoy aquí.
-No, ya no. Hace muchísimo tiempo, me mudé al Líbano y luego me casé con Abdelkader y me vine a Marrakech, desde entonces no tengo contacto con nadie de Canarias. Eres muy parecida a él, pero tu madre debe ser una mujer muy hermosa, así como tu. -Sonríe.
-Si, lo es. -Dije con añoranza.

De repente me dio un vuelco el corazón, le he estado mintiendo a mis padres todo este tiempo. Y no se lo merecen.

Salma resultó ser muy amigable, al igual que Abdelkader. 

Nos despedimos de ellos y nos fuimos. 

En el trayecto yo iba sumida en mis pensamientos abrazada al pecho de mi siciliano, y me había dado cuenta de que por primera vez en mi vida estaba yendo demasiado lejos, y no estaba segura de donde estaba metiéndome. Pero Alessandro hacía que me sienta segura de mis pasos, a su lado me sentía bien, me sentía tan segura, que hacía que todo lo demás desaparezca, cuando estoy en sus brazos estoy tranquila, en paz.

-¿Quieres que te cargue?. -Me susurraba en mi pelo, despertándome. Ya habíamos llegado al hotel.
-Sólo si te quedas conmigo. -Dije dormida.

Él no lo dudó y se bajó conmigo en brazos cuando Lisandro le abrió la puerta. Cruzamos el lobby y él me cargaba como si yo pesara lo mismo que una pluma, no le costaba en absoluto. Subimos hasta mi habitación y me depositó en la cama, yo estaba rendida. 

Tenías que ser tú.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora