«-Aquí tenéis a una pareja sádica siendo ositos cariñositos.
Me dije a mi misma hoy, si hice al Luzuplay más tóxico que Chernobyl, ¿Por que no podría hacer eso a la inversa con el Mangelito?
; Cabe aclarar que:
-No todo tiene que ver con sucesos que...
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—Un gritó de asombro se escuchó por toda la casa, el azabache se despertó de golpe para ir a donde provino ese grito. Aún estaba algo dormido, por lo que veía algo borroso, alguien fue y poso sus manos alrededor de su cuello. Era mucho más bajo que el, algo que le hacía pensar que era Alexby por alguna extraña razón.—
"¿Alex...?"
—Dijo somnoliento mientras se tallaba los ojos, escuchó una dulce risa contestarle. Al poder ver bien, no se lo pudo creer.—
"¡Soy yo tonto! El amor de tu vida."
—Dijo la chica enfrente de sus ojos que llevaba su suéter grisáceo, el azabache hizo que lo soltara de un manotazo mientras se iba alejando. Dudaba mucho que era el carismático chico pelirrojo que algún día conoció, sus dudas se aclararon cuando le vio a los ojos. Ese peculiar color ruby en sus ojos le delataba, nadie tenía ese color, ya que el era algo especial.—
—Este se tropezó por no ver y cayó de espaldas al suelo, cosa que la pelirroja aprovechó para sentarse en su regazo mientras que el contrario se acomodaba. Confusión, eso es lo único que pasaba por su cabeza, ¿Ahora que estupidez habrá hecho para que fuera mujer? La pelirroja ladeó la cabeza sonriéndole.—
"Se que estas confundido, y yo también lo estoy...¡Pero mira el lado bueno! Estoy buenísima."
—La pelirroja apoyo sus manos a los lados de la cabeza del azabache y le dedicó una dulce sonrisa. Enseguida al azabache se le vino un recuerdo a la cabeza.—
F l a s h b a c k .
—Los dos chicos entraban a la casa besándose sin control alguno, no despegaban sus cuerpos ni un segundo. El azabache pegó al contrario contra la pared, llevando sus cálidos besos al cuello del rubio. Este daba pequeños jadeos por aquel tacto, ambos intercambiaban miradas llenas de lujuria.—
—Después de unos segundos se encontraban en el suelo, la intensidad de los besos en los labios los empujaba, y fueron bajando hasta quedar en el suelo. El rubio se quedó sentado en el regazo del azabache, para después posicionar sus manos a los lados de su cabeza. Estos se sonrieron dulcemente, el azabache se percató que debajo de la sudadera del rubio, había algo de lana gris.—
"Huh? Llevas mi suéter puesto, ¿No Rubiuh?"
—El rubio asintió tímidamente y el azabache le quitó la sudadera dejándole ver mejor. Este le volvió a sonreír, diciéndole con aquella sonrisa que estaba bien. Volvieron a posicionarse como antes y terminaron fundiéndose en un tierno beso.—
