VI

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Newt la llevó tan lejos hasta que nadie pudiera oírlos. Sartén y Thomas solo miraron un momento a los chicos, con sonrisas burlonas y después voltearon sus cabezas a otra dirección.

El chico se detuvo y la miró, primero su rostro estaba completamente molesto pero cuando la miró cambió su expresión. Pey no supo porqué, pero con solo ver el rostro de la chica Newt flaqueo.

Y sin previo aviso y sin que Pey se lo esperara, él la abrazó. Primero se quedó helada, pero después de unos segundos le correspondió. Recordaba perfectamente la última vez que había abrazado así al chico, pero esta vez se sentía distinto, esa vez ella estaba llorando y sintiéndose culpable al recordar  todo lo que había hecho en el pasado, pero esta vez simplemente se sentía bien, jodidamente bien.

—Lo siento —le dijo aún abrazandola —. Lamento mucho haberte dejado, enserio no quería hacerlo. Pero sabes que Thomas es como mi familia y yo no podía dejarlo venir solo, además es a Minho a quien queremos salvar —. Soltó un suspiro y la abrazó aún más fuerte —. No quiero que te pase nada, por favor, Bella, prometeme que te vas a mantener a salvo y no te vas a arriesgar como sueles hacerlo, prometemelo.

La chica se quedó helada.

—¿Cómo... Cómo me llamaste? —preguntó pasmada.

Newt se alejó  de ella con delicadeza y la miró con una sonrisa tímida.

—Dijiste que así te llamaba antes y creo  por eso nunca he sentido correcto llamarte Pey, pero decirte Bella se siente normal, se siente bien. —Ella no podía creer que él la llamara así, después de tantos años. Se sentía completa —. Pero puedo seguirte llamando Pey si eso te incomoda—dijo dudoso al ver la expresión perpleja de la chica.

Esta vez fue ella quien se abalanzó a él.

—Dime Bella, por favor —le pidió con sus brazos alrededor de su cuello y la cabeza enterrada en su pecho, escuchó al chico soltar una pequeña risa y alzó la mirada para verlo a los ojos.

Y ahí estaba de nuevo, estaban perdidos el uno en el otro, habían hecho desaparecer todo a su alrededor y se concentraban sólo en mirarse mutuamente.

Fue la voz de Jorge la que los hizo regresar a la realidad y los hizo separarse de un salto.

—Que rápido se reconcilian los adolescentes, había olvidado lo que era un drama amoroso —se burló.

Pey sintió sus mejillas arder ante la mirada del hombre y de Brenda, tuvo que  carraspear un poco antes de hablar.

—¿Hay manera de entrar? —preguntó, ignorando las burlas del hombre.

Pronto se acercaron Thomas y Sartén, interesados en la respuesta.

—Parece que hay manera de llegar hasta ahí —informó —. La carretera nos lleva directamente, espero que no tengamos problemas.

Todos parecieron aliviados y enseguida subieron a la camioneta, dispuestos a cruzar esos muros.

Caminaba decidida entre los pasillos. Vestido azul, resaltando sus ojos. Cabello cuidadosamente peinado, haciéndola ver mayor, más madura y más segura de lo que hacía.

A la distancia pudo ver a la doctora, esta hablaba con unas personas pero al verla instantáneamente sonrió, se disculpó con quienes estaba hablando y se dirigió a su lado.

—¿Estás lista? —preguntó Ava, tranquilamente.

Teresa solo asintió en silencio. Esa acción fue suficiente para la doctora, y así ambas mujeres se adentraron a la sala de juntas.

𝗇𝗈 𝗍𝖾 𝗈𝗅𝗏𝗂𝖽𝖺𝗋𝖾́ [𝚗 𝚎 𝚠 𝚝]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora