Momentos de Gloria

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Ángel estaba plenamente tragado de Alex, tenia todo lo que le gustaba y lo hacia sentir seguro con el y con su sexualidad.

Ángel volvió del restaurante de clase alta en el cual sus compañeros del colegio y él almorzaron. Generalmente en las ferias ellos eran la burla de todos porque tenían dinero y se podían dar ciertos privilegios y a Ángel no le gustaba que la gente lo juzgara por como se viste o como habla o en que restaurante se sentaba.

Hace unos años hubo un gran problema con su colegio en la edición previa de esa feria, en la cual los jóvenes que delegaron se fueron a comer a otra parte de la cuidad en vez de quedarse en la zona, y recibir la comida que les ofrecían los organizadores de la feria. Eso le causo un gran problema a los profesores y a los directivos de la escuela, tanto que casi no los invitan a esta edición. Pero para gracia desafortunada de Ángel si los invitaron.

Volvió a subir esas escaleras eternas hasta el quinto piso del mismo edificio frio, con marcas verdes en todas partes, pero antes de entrar a la sala se encontró con severa sorpresa que le tenía el guapo Alex.

Antes de entrar al salón se sentó a conversar con Carlos y unos amigos más de su colegio y de otros, esto para Ángel era socializar a otro nivel. Él miro hacia la puerta del salón sin intención alguna y logro ver como Alex movía su marca en su puesto (plaqueta) para ponerla al lado de la suya y sentarse juntos.

Ángel casi se muere cuando vio este acto tan insignificante pero que le movía los huesos y le reducía el estomago al tamaño de un borrador.

-Voy a entrar- dijo mientras se alejaba lentamente de Carlos

Entro con una curiosidad que lo mataba y con unas ansias de saber quién era este Alex que tanto se le acercaba y lo atraía. Miles de preguntas le rodearon la cabeza: ¿Quién será? ¿Sera que me arrepentiré? ¿Sera que si le guste? ¿Pero es muy mayor?

-¿Alguien sabe donde esta mi plaqueta?- dijo como haciéndose el despistado para que le dijeran que se sentara al lado de Alex sin sonar tan forzado.

-Aquí esta- dijo Alex con ese acento español que derretía el interior de Ángel. – Reorganizamos la sala para poder trabajar mejor-

Era obvio que solo había movido su puesto para sentarse al lado de él, pero Ángel no dijo nada solo se quedó hipnotizado por la piel canela morena que tenía él.

-¡Siéntense todos por favor!! – dijo el presidente de la sala.

Ya Ángel estaba sentado al lado de Alex y no sabía que iba a pasar.

De un momento a otro Alex le pasa la mano por la cintura hasta llegar al hombro y medio abrazarlo. Ángel se sintió completamente incomodo porque no lo dejaba escribir. Y le bajo el brazo, pero lo hizo de una manera tan inofensiva que hasta Alex se rio y le dijo con una voz suave:

-No te gusta que te abrace niño bonito-

Ángel se quedó atónito sobre este comentario tanto que no supo ni cómo reaccionar. De algo estaba seguro, le gustaba que alguien mostrara este afecto por él. Le gustaba sentir calor de alguien que sin conocer solo le mostro este afecto. Él contesto:

-Es que no puedo escribir, al contrario, me gusta que me abrases-

-Ah, bueno déjame yo te ayudo a tomar esas noticas tuyas- respondió con ese acento español como si fuera un madrileño turista que lo sabía todo y el tono suave.

-Dale- Ángel dijo con un aire de risa que Alex se lo siguió

Tan iluso Ángel que creía que este hombre solo lo iba a abrazar para ayudarlo a tomar notas. Él iba a tomar mucho más que sus notas.

Pasaron unos treinta minutos en los cuales Alex se mantuvo quieto y Ángel también, pero esas manos de Alex no podían quedarse quietas.

De un momento a otro Ángel vio como las manos de Alex le recorrían la espalda hasta el hombro y finalmente hasta la mano izquierda, con la cual toma notas. Ángel se quedo quieto no pudo ni seguir de lo asombrado que estaba.

-Porque te detienes?- pregunto Alex. Ángel inmediatamente se percató y le respondió.

-Nada- Lo dijo con una suavidad y una fluidez que hasta le parecía medio coqueta.

-Ay que linda voz- dijo Alex

Ángel se asombró tanto que tuvo que ir al baño a relajarse y a calmarse. Casi llora en el trayecto de 15 baldosas, pero también casi salta de la emoción.

Él creyó que Alex a iba a parar porque él se fue, su culpa. Pero los toques de la muerte estaban lejos del final.

Quedaremos mis Cenizas y YoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora