Vivan y dejen Vivir

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Comenzaron a caminar por toda la universidad. Todo el mundo los miraba, algunos les chiflaban y les decían:

"Tortolitos"

Ángel solo se reía y Alex le seguía la corriente. Era obvio que se gustaban, Alex no había quitado las manos de la cadera de Ángel. Y Ángel estaba bien a gusto con esto y se comenzaba a acostumbrar.

Cuando pasaron por la cafetería de la universidad, el cual estaba lleno de gente, Ángel se comenzó a estresar. Las manos le comenzaron a sudar y se comenzó a marear. Él no dijo nada solo miro a Alex con cara de preocupación.

-Tranquilo no te va a pasar nada, yo me encargo de eso- le dijo Alex

Eso hizo que se calmara un poco pero igual sentía esa tensión. El qué dirán, será que se burlaran y que tal que este mal o les hagan algo invadían su cabeza. Por primera vez en su vida Ángel se encontraba realmente preocupado por lo que los demás digan.

Mientras iban caminando por la cafetería mucha gente se les quedo mirando y le decían a Alex. "Oiga no le valla a hacer algo". Y Alex solo se reía y seguía su camino. Pero de todas las personas que estaban en ese edificio una pareja resaltaba de las demás.

Este hombre y esta mujer solo miraban a Ángel con repugno y con odio. Como si intentaran matarlo con una mirada, odiándolo como si les hubiera hecho algo malo. Finalmente se levantaron de la mesa y se acercaron a Alex y dijeron en voz alta.

-Eres repugnante puto pervertido-

-¿Cuál es el problema?- respondió Alex muy calmadamente

-Que eres un asco y una abominación de la naturaleza. Lo que haces es antinatural- le dijo la muchacha

-Ah, me alegra y mientras te siga jodiendo la vida me gustara más- respondió Alex tan calmadamente como antes solo que esta vez los desafiaba.

-Puto maricon- le dijo el muchacho mientras le dirigía un puño a la cara de Ángel.

Los pésimos reflejos de Ángel solo le dieron para cubrirse la cara y protegerse de la potencial paliza que le darían, por andar abrazado con un hombre. Alex logro detenerlo antes de que golpeara la cara de Ángel, y solo logro medio rozar la nariz grande que tenía.

-Lo llegas a tocar y te mato- dijo Alex con voz realmente amenazante, hasta Ángel se asustó en un punto.

-Está bien, hagan lo que quieran pedazos de basura- dijo el muchacho mientras alejaba el puño de la cara de Ángel y se alejaba lentamente con su novia.

Ángel decidió mirar hacia atrás para ver la gran humillación que les esperaba al salir de la cafetería. Pero más que una humillación fue Nicolas quien se les acerco y les dijo en voz alta.

-Vivan y dejen vivir-

Ángel se sintió más protegido que nunca. Tenia a Alex y a Nicolas para protegerlo de todas las adversidades del mundo.

-¿Qué acaba de pasar?- pregunto Ángel todavía atónito por lo que había pasado

-Son unos tontos que no saben respetar a los demás. Son la típica parejita heterosexual que solo critican todo lo que ven y juzgan a los demás- le respondió Alex tiernamente

-¿Pero que hay de malo en nosotros?- pregunto Ángel inocentemente

-Nada. A ti a mi nos gustan los hombres y ellos les parece antinatural y una abominación de Dios o algo así. Solo son homofóbicos-

Esa palabra se le quedo sonando a Ángel en la cabeza y se iba a quedar ahí durante mucho tiempo.

-Escúchame lindo. Nadie absolutamente nadie te va a hacer daño mientras este contigo- dijo Alex como típico príncipe azul de película rosa de Disney.

-Gracias- le respondió Ángel sonriendo.

-¿Seguimos caminando mi niño bonito?- le pregunto Alex

Ángel no dijo nada solo siguió caminando.

Llegaron hasta el otro extremo de la universidad mientras hablaban de cosas tan irrelevantes como la universidad de Alex y que estudia sus amigos y familia. O el colegio de Ángel en que eran buenos y cosas así; comenzaban a conocerse.

-Aquí es- dijo Alex

-Emmm aquí es que perdón- respondió con confianza

-Donde te quería traer-

Era un rincón verde de la universidad donde había unos pocos estudiantes los cuales ya se iban. Había una colina la cual comenzaron a subir, mientras las manos de Alex bajaban cada vez más, hasta que llegaron a el trasero de Ángel. Y de ahí no se movieron.

Mientras llevaban a la cima las manos de Alex apretaban cada vez más el trasero de Ángel y lo tocaba cada vez más, lo manoseaba. Ángel se sentía incomodo como si le estuviera haciendo daño, pero creía que este solo era otro gesto de cariño y de amor que le demostraba.

-Siéntate- dijo Alex

Quedaremos mis Cenizas y YoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora