Ojos rojos

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Mientras mi hermana y yo preparamos lo necesario para ir al rescate de nuestra querida madre, ella y nuestra abuela comentaban cosas que no quería que conociéramos.

Era curioso, nosotras íbamos a viajar por un camino sin saber a qué nos enfrentamos, y ellas prefieren no comunicarnos lo que saben.

— Me fastidia que no nos cuenten cosas, incluso que nos oculten información. — le dije a Tatiana mientras preparaba mi saco — es algo estupido.

— No lo sé — dijo Tatiana — creo que no nos quieren asustar.

— Tengo más miedo enfrentando me a algo que no se lo que es.

— Yo prefiero no saberlo, si ya de por sí estoy asustada no quiero ni imaginar como estare sabiendo lo — en ese instante me dí cuenta de que teníamos pensamientos diferentes.

En nuestra mochila llevábamos utensilios que nos podían servir de utilidad, como unas tijeras de bricolaje, un bate de béisbol y un martillo que estaba debajo de la cama.

— ¿Qué vas a llevar de vestimenta? — Tatiana empezó a desordenar su armario. Tiraba ropa de un lado a otro.

— Pues...Ahhh— me cayó unas de sus camisas en mi cara.

— Perdona — se puso un pantalón de chándal gris y una camisa de tirantes del mismo color.

Yo no tenía ropa deportiva, deje de hacer actividad física desde que dejé el instituto. Lo único que hacía era caminar rápido para ir a clase y así no llegar tarde. No sé como estará Vanesa.

Empecé a buscar el móvil, hacía tiempo que no lo usaba — Tatiana ¿has visto mi teléfono?

— No — dijo poniéndose las zapatillas — vamos a salir esta noche ¿no? ¿mañana?

— Es mejor que salgamos ahora — mire el reloj de la habitación, eran las siete de la tarde — antes de que anochezca, no soporto conducir a oscuras.

Abrí los cajones de la mesita de noche, y efectivamente ahí está mi móvil, bajo de bateria, lo conecte a la señal wifi, y tenía un montón de notificaciones. En todo este tiempo no podía haber tenido más que hasta ahora. Mientras esperaba a que las notificaciones dejaran de salir, cargue el teléfono.

Deje de lado los mensajes de los grupos para ver los mensajes de Vanesa.

¿Ya no estás en la ciudad?

Has visto lo que está sucediendo

La gente se esta volviendo loca

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w.w.w.noticias,videos

te acabo de compartir dos videos miralos

Ya no había más mensajes, espero que Vanesa se encuentre bien. Su padre es policía, por eso habrá estado al tanto de los sucesos. Abrí el primer enlace, tardó un tiempo en cargar.

— Tatiana ven — llame a mi hermana, necesitábamos ver los videos.

Se acercó, no pronunció palabra, sabía de qué se trataba, el video era grabado por una persona desde su balcón, un grupo de jóvenes atacan a las personas de aquella calle, se escucha gritos, la sangre era visible, un joven mordía despiadadamente a una mujer, no era un mordisco zombie ni se la estaba comiendo, esta cayó al suelo sin vida, la gente corría de un lado a otro, lo peor de todo es que ellos eran más rápidos.

Miré a Tatiana, ella estaba pálida, era la primera vez que la veo así, como si temiera o se arrempitiese de viajar a la ciudad. Ella siempre intentaba hacerse la dura, siempre ha sido valiente. 

— Es..to..¿es real? — preguntó ella. — son lo que creo que son..

— ¿Son asesinos? — hable

— No — dijo Tatiana — vampiros, son vampiros — lo dijo emocionad, cambio su expresión en pocos segundos. 

— ¿por qué lo dices?

Tatiana agarro mi móvil y retrocedió — ahí, en esa esquina — señaló a un hombre que agarró a otro por el brazo y lo mordió, este no estuvo más de unos segundos y lo soltó, y al rato el hombre mordido se lavando para atacar a la gente. — lo acaba de transformar.

— Tatiana no podemos decirle esto a la abuela — si ella ve a lo que realmente está pasando en la ciudad, no nos dejara ir al rescate de nuestra madre.

— ¿Cuál es la fecha del video? — preguntaba asintiendo.

— Aquí pone que se público hace cinco días — deje el móvil en la mesita para que cargara, necesitaba la batería.

— Podemos suponer que la ciudad estará infectada — dijo mi hermana — yo ya estoy preparada, voy bajando. — me sorprendí por la valentía de mi hermana pequeña y por su cambio en el rostro.

Debía estar fuerte, ya no puedo tener miedo, tengo que proteger a mi hermana. Ahora que sabía a que nos enfrentamos está lista para rescatar a mi madre. Me vestí rápido, finalmente cogí un vaquero azul y una camiseta negra. Me mire al espejo del baño mientras me recogía mi pelo y lo agarraba con una coleta. Me quedé absorta en mi mirada, mis ojos reflejaban un color rojizo que duraron una milésima de segundo. Mis ojos volvieron a ser azules claros. ¿Qué me ocurre? debe de ser el estrés.

— Anastasia — me llamaba mi abuela. Agarre el móvil y la mochila.

— ¿si?

— Quiero que os cuidéis la una a la otra. No debéis acercaros a nadie, aunque os pidan ayuda. Puede ser una trampa. — la abuela dijo sus consejos a la vez que sacó una pistola del mueble viejo del pasillo. — no dudéis en usarla si estáis en peligro, y si veis a una persona con los ojos rojos disparad sin pensarlo.

Al escuchar lo de los ojos rojos, casi me atraganto con mis propia saliva.

— ¿Por qué? — preguntó Tatiana.

— Por vuestra seguridad, hacerme caso. — la abuela me dió la pistola, la puso entre mis manos. — cuando estemos todas juntas buscaremos un lugar seguro.

— ¿abuela, tú sabes algo más? — pregunté.

— Este botón es para el seguro, aquí recargas el arma. No tengo más balas, dentro ahí cinco. No creo que necesiteís más. Huir del peligro.

— Gracias — dijo Tatiana.

No merecía la pena preguntarle nada más a la abuela, ella no nos iba a contar nada más. Además, ya sabíamos lo que sucedía en la ciudad. La abracemos, espero volver a verla.

Tatiana y yo ya estábamos en el coche, íbamos rumbo a nuestra misión, ir a casa coger las llaves y rescatar a mama. Si no tenemos problema tardaríamos menos de cinco horas.

— Anastasia — dijo Tatiana desde el asiento del copiloto.

— dime

— ¿no sería una fantasía ser vampiras? — dijo Tatiana, fan de las películas sobrenaturales.

— no — dije seria

— solo estaba bromeando

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