Te mataré

26 4 1
                                    

Volvemos con nuestra Anastasia

Tatiana y yo sabíamos que nos sucedió un milagro, logremos escapar vivas de un grupo de cazadores, aunque acabe con una venda alrededor de mi cuello, mi hermana está sana y salva, ella no tiene ningún mordisco.

Estuvimos todo el camino en silencio, yo preocupada por transformarme y Tatiana en no llegar a tiempo.

En veinte minutos estaremos en casa para buscar la llave. De repente el teléfono de Tatiana sonó.

— debe ser la abuela — dijo mientras rebuscaba en el asiento de atrás. — prepárate para la videollamada.

— No digamos nada de lo que nos pasó, ella es capaz de venir — dije pensando en no preocupar a la abuela.

— Hola abuela — dijo Tatiana saludando alegremente.

— Chicas, ¿ qué tal estáis? — dijo

— Todo va bien ya estamos llegando a la casa, ¿has hablado con mamá?

— Si, hace nada que la ví, está escondida. Algún que otro compañero da problemas pero nada de qué preocuparse. Vosotras seguir con lo vuestro. Tatiana querida puede enfocar a tu hermana.

— No — dijo Tatiana al instante.

— Ya casi estamos abuela — dije — estoy bien, no te preocupes.

— Tatiana quiero ver a tu hermana — ordeno mi abuela — ahora mismo.

Mire a Tatiana y dije en voz baja, casi balbuceando.

— Enfoca mi cara, desde la papaya hasta mis ojos — dije casi sin sonido.

— Como usted ordene majestad — Tatiana acerco el movil a mi rostro, yo sin dejar de ver la carretera. — Está conduciendo.

— ya os queda poco chicas — dijo la abuela mirando mi horrible rostro — os veo cansadas, al llegar al piso descansar algo, se nota que no has pegado ojo en toda la noche.

— Si — dije asintiendo — llevamos toda la noche conduciendo, ya nos queda poco abuela, lo lograremos. — intente ser optimista.

— no me cabe duda — dijo mientras Tatiana apartaba el teléfono de mi cara — chicas luego os llamo, voy a seguir viendo cómo está vuestra madre.

Me quedé sin palabras tras pasar por la misma calle que pasaba de vuelta a clases, me entristece ya no volver a clases, saber que tu carrera profesional está sin acabar, que ya nada tiene sentido, sólo sobrevivir. Mantenerse con vida, para esconderse de unos depredadores.

Echaré de menos estar en clase, hasta los compañeros más insoportable y al profesor más hablador incluso en el último día de clase antes de verano. Añoro a Vanesa, espero que este bien.

— En esa misma calle me choqué con un joven de ojos rojos, pensé que eran lentillas pero ahora lo dudo. — comente en voz alta recordando el rostro del chico.

— ¿De verdad? ¿crees qué será vampiro? — dijo Tatiana comiendo sin control los chocolates de su alrededor — esos chupasangres tenía los ojos normales, no ví a ninguno de color rojizo.

— No creo que lo sea

Dejemos el coche en medio de la carretera, aparcado de cualquier forma. Al entrar a nuestro hogar, todo estaba ordenado. No había señal de peligro, tampoco rastro de que alguien hubiera estado aquí.

Al chocar miradas entre mi hermana y yo, supimos de inmediato que había que buscar la llave. Mi madre siempre ha sido una mujer ordenada, así que la tarjeta debe estar en la mesita de la entrada colgada donde estan las llaves de todo, o en su habitación.

SecretosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora