El agua fría quema

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Mi vacaciones empezaron bien, la casa de la abuela era relajante, la conexión wifi no era fiable, y siempre funcionaba de vez  en cuando. Solo conducía para ir al supermercado del pueblo más cercano, donde el cajero era un chico joven muy mono, mi hermana y yo nos peleabamos deciendo ''me mira a mí''. 

Hoy tocaba plantar algunas plantas nuevas en el huerto, mi abuela le gustaba la naturaleza, por eso cultiva sus propias verduras como tomates, pepinos, lechuga...

- Tatiana ven conmigo a regar las plantas, mientras Anastasia ve al sótano a por las semillas - dijo la abuela preparada para el cultivo, Tatiana solo sujetaba la herramienta del jardín como si se rajara las muñecas.

El sótano era igual que la casa, pequeño y acogedor. Todo estaba ordenado y limpio, las semillas estaban en la mesa pequeña que se encontraba justo al lado de una gran estantería, en ella había muchísimos libros y documentos, Algunos libros estaban escritos por mi abuela, ella también estudió historia, en sus tiempos fue muy famosa. Sus investigaciones eran muy curiosas, pero con el tiempo ella lo dejó todo, y sus libros fueron descatalogados del mercado.

Nunca había leído ningún libro escrito por ella, sujete uno al azar, "la historia de la humanidad" eran un libro muy gordo, empecé a leer la primera página que encontré al abrirlo por la mitad.

''Supuestamente nuestro ascendiente es el mono'' ''¿es eso cierto? alguna vez nos hemos preguntado sobre los diferentes mundos que existen, otros planetas, otros seres igual que nosotros o diferentes, realmente no conocemos cien por cien nuestro planeta ni nuestra historia, sólo conocemos fragmentos, aún nos quedan muchos por descubrir...''

''pensar en otros seres mágicos, como vampiros o demonios nos parecen una estupidez, incluso imaginar en sirenas o hadas, pero y si realmente existieran testimonios que nos cuentan que lo han visto...''

- ANASTASIA - Gritaban mi hermana y abuela.

- Ya voy -conteste, deje el libro donde estaba, me había gustado lo que escribió la abuela, ella tiene mucha imaginación. Creo que me voy a pasar estos meses leyendo los libros de aquella estantería. Adiós a una vida social.

— Has tardado demasiado Anastasia — dijo mi hermana de 16 años de edad.

— Tatiana ¿has pensado en ser jardinera? — dije abriendo la bolsa de las semillas mientras ella hacía hueco en la tierra.

— ¿Y tú no has pensando en coserte la boca? — dijo Tatiana.

— debéis dejar de pelearos — intervino la abuela — plantar vuestra propia verdura os gustará, notaréis la diferencia de sabor. — asentí, era verdad que la comida que prepararemos estaba más buena.

— ¿Hoy hablaremos con mamá? — preguntaba mi hermana

— Sí —dijo la abuela — dentro de unos días la tendremos en casa.

Tatiana se puso contenta, se notaba que echaba mucho de menos a mamá, en cambio yo, estaba cabreada, mi madre siempre ha sido una mujer de pocas palabras, ella ocultaba algo, siempre nos ha ocultado nuestro pasado. No sabemos nada de nuestro padre, solo nos dijo que ni ella misma sabía quién era nuestro padre. Efectivamente era mentira, porque yo sí lo recuerdo, aunque era muy pequeña, me ha acuerdo de una escena, donde él abrazaba a mama, estando ella embarazada de mi hermana, yo solo tenía 5 años, y no recuerdo más. Ni siquiera su rostro.

Deseaba preguntarle algo a mi abuela, pero algo dentro de mí me lo impedía, como si lo que me contara me hiciera daño o algo parecido. Y yo casi siempre evitaba los momentos incómodos.

El huerto había quedado precioso, pequeño pero acogedor. Con todo el trabajo realizado necesitaba una ducha relajante.

— Ha quedado muy bien — comentaba la abuela acercándonos la limonada.

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