Ash

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Parte narrada por Ash

Otra vez estaba listo para volver a la caza, necesitaba probar sangre humana nuevamente. Ya no podía conformarme a transformarlos en vampiros sin cabeza, debía alimentarme de ellos en su totalidad. Beberme hasta la última gota de sus venas. Se podría decir que odio a los humanos casi tanto como a los demonios.

Mi padre siempre ha sido un irresponsable, desde mi perspectiva un líder inútil.

Por su culpa Agni y yo estamos sin madre. Ella fue asesinada injustamente por demonios, se vengaron de mi padre, cada día que pasa la echo más de menos.

Mi padre fue siempre un traidor, su odio injustificado le hizo traicionar a los demonios, por eso hizo un pacto con los ''ángeles'' para así ayudarlos a destruir a los de ojos rojos. Quedando todos ellos sin dimensión y muertos. En parte es un alivio saber que ya no hay ningún maldito demonio, y ahora los odio con toda mi fuerza.

— Deja de pensar como un estúpido — dijo mi hermano entrando algo aburrido o molesto, se habrá cansado del lado científico del trabajo.

— ¿qué haces aquí? — cuando miraba el rostro de Agni, veía a mamá. Y eso me hacía sentir nostálgico, Agni y yo somos como dos gotas de agua, creo que por eso no soportaba mirarme en el espejo.

— ya no aguantó seguir trabajando — Agni se estiraba por la sala de reuniones que se había convertido en mi dormitorio. — ni transformando — suspiro — mis dientes ya no soportan ese líquido asqueroso, la sangre no tiene el mismo sabor — ese líquido es el invento del director del laboratorio, mi padre. Gracias a ese líquido el humano era prácticamente un vampiro soldado, su mente era controlada.

— Te entiendo perfectamente — me incorpore en la silla donde estaba para agacharme a coger mi camiseta del suelo — en primer lugar la transformación es penosa, convertimos a los humanos en vampiros soldados sin mente, y ya sabes lo que pienso en las transformaciones — me puse la camiseta.

— que son indignas — terminó la frase mi gemelo — ¿y si hoy salimos sin que se entere papá?

— un poco de diversión nos vendrá bien, además hemos trabajado mucho y a simple vista sabemos que vamos a conquistar el mundo humano — dije seguro de mi mismo, nosotros los vampiros estabamos preparandonos para la guerra contra los ''ángeles'', por eso mismo necesitábamos conquistar esta dimensión, con la nuestra no era suficiente.

— entonces voy a avisar al grupo — Agni se movió velozmente hacia la salida, va a avisar a nuestro grupo de amigos o más bien grupo de cazadores, Valegnia, Ufno y Ofvok.

— ¡ Esta noche a beber sangre ! — dije emocionado, ahora que estaba en este mundo no iba a dejar la oportunidad de beber sangre humana, cada gota me hacía más poderoso, o eso me hace sentir.

— ¿Otra vez? — se escuchó decir mientras Ofvok entraba como un loco por la puerta abierta hasta mi dirección. Y detrás de él Agni, Ufno y Valegnia.

— ¿se puede saber...— dije mientras me interrumpió.

— Necesitamos soldados, no matarlos — dijo Ofvok que se tomó la guerra como algo personal. Ya no soportaba a este loco.

— Yo necesito sentirme fuerte para la guerra — dije, estaba cansado del comportamiento de Ofvok siempre se estaba quejando por cualquier cosa — si no quieres venir no vengas

— Ofvok deja de comportarte como un idiota y vámonos ya — dijo Agni

— ¿Tú vas? — Ofvok miro a Valegnia, una vampira algo ausente pero a su vez muy inteligente.

— Uf.. — ella suspiro y miro a cada uno de nosotros, y su mirada se detuvo en la mía — claro que voy, odio a esos humanos.

— un odio ¿injustificado? — dijo Ufno, el más sereno del grupo.

Me levanté para salir con ellos de la sala, ignore el comentario de Ufno. Y en un abrir y cerrar de ojos estábamos en la azotea. Y ahí estábamos los cinco corriendo a la velocidad de la luz, parecía que volaramos de un tejado a otro, el cielo estaba oscuro, y la oscuridad no nos impedía ver, ya que cuanto más oscuro esté el lugar mejor veíamos, la ciudad está tranquila no había ninguna señal de humanos ni de vampiros sin mente. Solo se podía escuchar los mosquitos que revoloteaban en las farolas.

— aquí no hay nadie — dijo Agni parándose en seco. Y seguidamente todos dejemos de movernos para ver la cara de indignación de mi hermano.

— Puede que ya no quede ningún humano en la ciudad — dijo Ufno

— de eso nada — comente mirando desde el edifico a las calles — están escondidos

— ¿dondé? ¿en sus casa? — preguntaba Ofvok

— puede ser...— respondí, era normal que los humanos sobrevivientes están escondidos, pero en algún momento tendrán que salir.

— yo paso de ir casa por casa en busca de humanos — comentaba Agni sentándose en un bordillo de la azotea.

— Vampirillo de pacotilla, si la comida no va a ti tendrás que buscarla tú mismo— hablaba nuevamente Ofvok algo prepotente como de costumbre.

— yo ya he perdido energía recorriéndome toda la ciudad, no pienso ir a buscar nada — dijo Ufno quejándose.

Cualquiera que nos viera de lejos podía ver a una grupo de vampiros sangrientos, pero si te acercabas un poco, eramos solo un grupo lleno de torpes y quejicas. Ya no podía soportar el mal comportamiento del grupo, supuestamente estamos cazando.

— Aunque parezca raro — dije — Ofvok tiene razón — todos se sorprendieron con mis palabras — somos cazadores.

— ¿que tal si empezamos a buscar a nuestras próximas víctimas en un supermercado? — sugeria Valegnia.

Y eso hicimos, Valegnia siempre tenía grandes ideas. Nos movíamos velozmente enfocando nuestra mirada a un supermercado o cualquier cosa donde hubiera comida humana.

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