Capítulo 20

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La bola de problemas comenzó a hacerse más grande en clase de Pociones, cuando Albus y Scorpius, al ser la única clase que ambos compartían, decidieron sentarse juntos

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La bola de problemas comenzó a hacerse más grande en clase de Pociones, cuando Albus y Scorpius, al ser la única clase que ambos compartían, decidieron sentarse juntos.

Las personas estaban acostumbradas a la rareza que era verlos hablar en los pasillos, tomarse de las manos, hacer detalles pequeños el uno por el otro (un niño de sexto casi se desmaya al verlo a Scorpius Malfoy, el completo desastre de Hogwarts, obsequiando una rosa a Albus Potter) e incluso besarse, pero, ¿Las dos personas más opuestas del mundo haciendo un equipo de estudio? Imposible. No, debía de haber una equivocación; Albus Potter era el mejor, en todo, y Scorpius Malfoy jamás pasaba de un aprobado.

Digamos que el tema de clase de aquel día no ayudó a desalentar los rumores: cuando el profesor, con una sonrisa curiosa que llamó la atención de los alumnos al instante, anunció que la clase se basaría en Amortentia, todos comenzaron a revolverse, volviéndose hacia sus compañeros y susurrando en voz baja.

Hasta el momento, ninguno tuvo alguna teoría extraña sobre el amor entre los dos chicos de polos distintos.

Lo que duró poco, considerando que el profesor sacó un caldero, sobre el cual se arremolinaba un humo espeso y de color rojo, e invitó a distintos alumnos a pasar al frente; muchos se limitaban a oler con paciencia, encogiéndose de hombros, mientras que otros balbuceaban desesperadamente. Algunos parecían decepcionados, otros contentos. Sin embargo, solo Albus Potter alzó los ojos y buscó a alguien por entre la multitud.

Había parecido nervioso a la hora de avanzar, tambaleándose levemente y con aspecto de desear maldecir al profesor por haberlo escogido, pero todo sentimiento desapareció de su expresión a la hora de inclinarse. Tomó aire con profundidad, bajo la mirada de un ansioso Scorpius Malfoy que, por primera vez en muchas clases, no lucía una sonrisa confiada o graciosa. Casi parecía preocupado. Pero Albus fijó sus ojos en él. Y sonrió, de una manera en que nadie jamás le vio sonreír.

Cuando volvió a su asiento, un niño de primera fila se volteó hacia su amiga y susurró, en broma, lo divertido que sería si Albus Potter estaría bajo el efecto de una poción de amor; Beverly escuchó con paciencia, parpadeando rápidamente ante la nueva posibilidad que se abría en su mente.

¿Podría ser que Albus estuviera bajo una poción de amor? Sería lo más lógico de pensar, teniendo en cuenta que su amigo, ordenado, educado y modesto, cambió casi por completo al juntarse con el otro chico.

E incluso si no era así, y Albus estaba perdidamente enamorado, Beverly intentó convencerse, quizá se daba cuenta de su gran error cuando los rumores comenzaban a expandirse.

Después de todo, Scorpius era una mala influencia y le arruinaría la vida, aquello por lo que su amigo siempre se esforzó en tener. Ella lo sabía, sobre todo teniendo en cuenta que a su madre le había sucedido algo similar con su rebelde padre, a quien no conocía.

Era su oportunidad de salvar a Albus, en aquel preciso instante, con unas simples palabras.

Reaccionando con rapidez, e ignorando con insistencia la culpa que revolvía su estómago, sonrió a su compañero de banco.

Moהotoהía (SCORBUS)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora