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JiMin estaba sentando sobre el regazo de YoonGi, mientras ambos estaban besándose intensamente, las manos del mayor estaban dando suaves apretones en los muslos y trasero del menor, quien mantenía sus manos en los hombros del contrario, disfrutando de cada roce.

Llegar a casa era algo complicado en estos momentos, porque aún estaban cientos de personas despidiendo a los gladiadores, pero eso no impedía que YoonGi y JiMin disfrutaran de su preciado tiempo a solas.

Cuando la falta de oxígeno los hizo separarse, JiMin hizo un puchero, hoy sentía la necesidad de tener a su mayor lo más cerca posible, estaba ansioso de sentir un tacto mucho más íntimo con el contrario.

YoonGi paseo sus manos bajo la fina seda, que cubría el pequeño cuerpo del menor, mientras este dejaba besos húmedos por el cuello del contrario, sobresaltándose un poco cuando sintió el toque ajeno sobre la sensible piel de su trasero, dejando escapar un jadeo involuntario.

- No sabes las ganas que tuve de hacerte mío en aquel campo de tiro. - Mustió, mientras dejaba que un travieso castaño dejara un par de marcas en su blanquecina piel.

- Hyung... No diga esas cosas me apena. - Este tenía sus mejilla pintadas de un característico rosa, haciéndolo ver adorable ante el mayor, mientras que seguía con suaves toqueteos.

- Pero aun así no te estás negando a mí. - Habló con voz ronca mientras era ahora YoonGi quien dejaba marcas notables por el cuello del menor, quien emitió pequeños y pausados quejidos de placer, moviendo sus caderas involuntariamente, queriendo fricción y atención en su trasero.

- No deseo negarme a mi Hyung. - Respondió sumiso en un suspiro, mientras el otro recorría su tersa piel bajo la seda.

Min sacó al chico de su regazo, asomado su cabeza para decirle algo al jinete, para que este los llevará a otro lugar fuera de la ciudad, estaba cansado y necesitado de estar soñando con el castaño lo antes posible.

El menor tenía un puchero en sus labios, no entendía porque lo habían vuelto a sentar a su lado, él quería estar sobre el regazo de su Hyung, no sobre el aburrido y frío banquillo en el que estaban sentados.

De la nada sintió como el carruaje daba una brusca vuelta, comenzando a ir en sentido contrario. — No creo que tardemos mucho en llegar. —Dijo antes de dejar un cálido beso en los labios del menor, quien simplemente asintió, para después apoyar su cabeza sobre el hombro del mayor.

VESUBIO: UN AMOR SEPULTADO © ANÁNKE #2 YOONMINDonde viven las historias. Descúbrelo ahora