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En la mañana habían vuelto a la ciudad, JiMin tenía un par de chupones por su cuello, cosa que habían hecho en el carruaje el día anterior, al igual que el pelinegro.

Cuando llegaron a la casa YoonGi dejó un beso en la mejilla del menor. — Tengo varias reuniones hoy, tengo que ir al senado, allí no me puedes acompañar, pero vendré en la noche para estar contigo, ¿sí? — Recibió como respuesta un movimiento de cabeza y fue a tomar una ducha mientras el menor se dirigía al patio para meditar un rato, disfrutaba de ver la naturaleza, no tenía nada mejor que hacer.

[...]

YoonGi se dio su baño y paso a su habitación a cambiarse, tenía que irse lo antes posible, pero Jennie se apareció mirándolo con reproche. — ¿Dónde estuviste ayer? — Pregunto molesta mientras veía a su esposo vestirse, notando marcas en su cuello, él jamás la había dejado hacer eso, es más ni siquiera la dejaba besarlo sin su permiso, sintiendo un asco impresionante. — ¿Tu acompañante te hizo eso? — Arremetió con su voz temblorosa ante la rabia y frustración que sentía en ese momento.

— Jennie no seas paranoica, ayer fui a despedir al ejército de gladiadores, llegar a qui con todas las personas que los estaba despidiendo me hizo doler la cabeza y preferí ir a la casa de las afueras para despejarme, JiMin fue conmigo y me cuidó hasta que mi dolor de cabeza desapareció.— No tenía ni las mínimas ganas de pelear con su esposa y menos en el estado que estaba la chica, una alteración podría hacer que el bebé sufriera consecuencia y él no quería que su hijo fuese perjudicado por que su madre era una celosa.

La mujer puso sus ojos en blanco mientras salía de la habitación, pensando en dar un paseo por los jardines y tomar algo de sol le harían calmar, no podía creer que Min YoonGi el hombre más codiciado de Pompeya prefiera ir a revolcarse con su acompañante en vez de estar pendiente de ella y del hijo que llevaba en su vientre, ese niño era el futuro del hombre, pero este solo estaba detrás del culo de ese niñato que paseaba campante por su propia casa.

Min termino de arreglarse y paso a la cocina por una manzana, antes de irse vio como Jennie estaba moviendo bruscamente de los hombros a JiMin, quien tenía sus puños apretados y sus labios presionados.

Su reacción era de esperare, el no dudó en acercarse rápidamente. Tomó de la muñeca a la chica. — ¿Que mierda haces? — Quitó su cercanía del castaño.— Te dije que lo dejaras en paz, tú eres mi esposa y sabes que fue por conveniencia, así que deja a JiMin en paz, me traes harto ya Jennie, ¿no comprendes que cuando me hostigas me haces enojar?, eres una caprichosa que no entiende que solo quiero hijos y ya, te hubiera amado si no hubieras empezado con tus celos y con tus ganas de controlarme.— YoonGi tenía su mirada seria y si voz denotaba todo el desagrado que le generaba la mujer, soltó a la chica y se giró mirando a su preciado.

— ¿Estas bien JiMin? — Lo tomó del rostro, haciendo que JiMin asintiera, aunque tenía sus ojos cristalizados y su pecho dolía.

— Estoy bien Hyung, no importa, ahora por favor vaya a su reunión, yo estaré en mi habitación, ¿sí? — Min asintió y tomó al menor de la mano sacándolo del patio, llevándolo hasta su habitación, donde dejó besitos por su rostro.

— Lo que sea que te haya dicho olvídalo, ella no está bien de la cabeza últimamente, así que solo concéntrate en mí y deja aquello de lado. — El chico asintió y dejó un beso en la mejilla del mayor haciendo que este sonriera.

— Tenga un bien día Hyung —

YoonGi salió de casa enojado y preocupado, Jennie estaba siendo muy posesiva, estaba empezando a volverse paranoica. El prometió que la cuidaría siempre, es un hombre de palabra, ella siempre sería su esposa y madre de sus hijos, siempre sería especial, pero eso no significa que él tenga que estar atado, lo había dejado claro la noche de bodas y ella había aceptado, no entendía porque ahora estaba volviéndose así.

VESUBIO: UN AMOR SEPULTADO © ANÁNKE #2 YOONMINDonde viven las historias. Descúbrelo ahora