Capítulo 45

1.3K 71 6
                                    

Punto de vista de Serena Mclane

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Punto de vista de Serena Mclane.

Espero a que la risa de Damien se convierta en una pequeña sonrisa unilateral y luego miro cómo se pone completamente sobrio.

—Ahora que hemos terminado de analizarme a mí misma y de reírnos de tus bromas muy aburridas, —le digo con una mirada fija en su dirección. —¿Qué estabas haciendo exactamente aquí y cómo sabías que esta era mi habitación?

La atmósfera despreocupada y alegre nos tranquiliza a los dos mientras me mira con esos fríos ojos azules.

—Simplemente supe que esta era tu habitación. No es muy difícil de adivinar y el por qué estaba aquí, te lo dije. Quería ver cómo se vería tu habitación. Entonces, ¿deberíamos irnos? —dice después de una pequeña pausa.

Miro a Damien por unos momentos antes de asentir con la cabeza y hacer un movimiento para levantarme.

—Seguro, supongo.

Damien asiente con la cabeza y se levanta también, dirigiéndose hacia la puerta. —Hablaremos con nuestros padres un poco más y luego podremos seguir nuestro camino.

—Suena bien para mí. —respondo mientras me pongo de pie, solo para sentir un ligero sonido que viene debajo de mí. Frunzo las cejas mientras me doy unas palmaditas en el bolsillo trasero y me doy cuenta de que no hay nada allí. Miro a Damien, quien me hace señas para que me apresure.

—Vamos Serena, Vámonos.

—Espera un minuto. —murmuro mientras levanto un dedo, indicándole que se detenga. Toco mi cama y el edredón sobre ella, pero no siento nada debajo, prosigo a agacharme para ver de dónde viene el ruido. Levanto el largo edredón drapeado para mirar debajo de la cama y vislumbrar el marrón fundiéndose con la oscuridad circundante.

—Date prisa Serena. Se estarán preguntando adónde nos hemos ido. —Damien dice, justo detrás de mí, pero le hago señas para que se aparte.

Extiendo la mano para agarrar el papel solo para darme cuenta de que de hecho es un sobre en blanco. Poniéndome de pie, miro a Damien confundida.

—¿Dejaste caer algo?

A juzgar por la mandíbula fuertemente apretada y el físico rígido de Damien, tiene prisa por salir de aquí.

—No, no lo hice. Déjalo y vuelve a la mesa. —él responde secamente.

Miro el sobre vacío, lo abro y miro dentro para encontrarlo tan en blanco como su parte exterior.

No recuerdo haber recibido ningún correo de este tipo en los últimos días y si me hubiese llegado algún correo, sé que mi madre o mi padre me habrían dicho que viniese a recogerlo aquí. Pasando por delante de Damien, regreso a mi pequeño escritorio y abro uno de los cajones. 

Damien || Traducida al españolDonde viven las historias. Descúbrelo ahora