Capítulo 44

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Punto de vista de Serena Mclane

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Punto de vista de Serena Mclane.

Mientras me encuentro sentada en la mesa de la cena, sonrío incómodamente a las personas con las que hago contacto visual y luego aparto la mirada rápidamente.

Katelyn intenta conversar con mi madre sobre alguna receta nueva con la que se ha encontrado recientemente, mientras que mi padre y Benedict hablan sobre algunas tendencias nuevas y futuras en el mercado de valores.

—¿Disfrutas esto? —le susurro al oído a Damien, inclinándome ligeramente para poder acercarme más a él.

Damien deja de comer mientras me mira por el rabillo del ojo, —¿Disfrutar de qué? —susurra en respuesta, procurando no llamar la atención de los demás en la mesa.

—Ya sabes, —murmuro; —Ponernos a los dos en situaciones incómodas. Estoy empezando a pensar que tienes un extraño fetiche. —ante mis palabras, Damien hace un pequeño sonido ahogado mientras tose con su sorbo de agua, dejando su vaso sobre la mesa.

Todo el mundo se gira para mirar el ruido abrupto mientras yo les devuelvo una sonrisa con calma y le doy una palmada, un poco más dura de lo necesario, en la espalda a Damien.

—Se fue por el agujero equivocado. —digo cortésmente a los espectadores. Por alguna razón, esto hace que Damien tosa más violentamente, enrojeciendo ligeramente la cara.

—Ya está, ya está. —trato de calmarlo.

Aparentemente mi consuelo no es necesario ya que se pone de pie abruptamente y jadea un "disculpen" antes de salir apresuradamente de la habitación y dirigirse en una dirección aleatoria donde supongo que él piensa que es el baño.

Todos lo miramos en silencio mientras se marcha para luego mirarnos el uno al otro.

Las miradas de reprendimiento que recibo de mis progenitores, mi padre en particular, me hacen retorcerme incómoda en mi asiento.

—Mmm, discúlpenme por favor. —digo cortésmente y en voz baja mientras comienzo a ponerme de pie.

—Serena, siéntate. —la voz de mi padre me detiene, haciendo que mis piernas se bloqueen en su lugar como por alguna orden suya.

¿Qué quiere que haga? Me fulminará con la mirada si no voy tras él y me fulminará con la mirada si lo hago. ¿Nunca podré hacer nada bien con él?

—Relájate Roger, —exclama Benedict viniendo en mi ayuda, —¿Qué va a hacer ella con nosotros los viejos de todos modos? —me sonríe cortésmente y me señala que continúe mis previas acciones.

Mi padre no dice nada y sé con certeza que no lo hará. Está demasiado metido en el trasero de mi prometido para protestar, incluso si se trata de su hija. Así que, en cambio, mi padre asiente con la cabeza en mi dirección y eso es todo lo que necesito para escabullirme de allí lo más rápido que puedo.

Damien || Traducida al españolDonde viven las historias. Descúbrelo ahora