Capítulo 14

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Punto de vista de Serena Mclane

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Punto de vista de Serena Mclane.

Mis ojos se engrandecen mientras abro y cierro la boca, miro rápidamente detrás de mí para ver si puedo escapar pero sé que él simplemente me perseguiría.

—Yo estab–, yo no–. Me desperté. —Es todo lo que digo mientras lo miro con los ojos muy abiertos.

Damien me mira a través de sus propios fríos y duros ojos. Preferiría que estuviera enojado conmigo en lugar de que me esté mirando como lo está haciendo ahora mismo.

No sé qué decir.

No sé qué hacer.

Damien aprieta la mandíbula y cruza los brazos sobre su pecho, es solo entonces cuando me doy cuenta...

Damien está semidesnudo frente a mis propios ojos. Mis ojos se detienen en sus músculos abultados que siempre supe que estaban allí, escondiéndose debajo de sus ajustadas capas de trajes. Brillando a causa del sudor, mis ojos se dirigen a las suaves llanuras de su pecho, esculpidas y cinceladas a la perfección. Mis ojos continúan bajando hacia sus abdominales duros como una roca, sus profundas líneas en V al final de su torso y el pequeño rastro de vello que recorre su 'sendero feliz'¹ profundizándose en sus pantalones cortos. Mi boca se seca mientras mis ojos vuelan al rostro de Damien para verlo mirándome fijamente, afortunadamente, sin notar que estaba bebiéndome cada centímetro de él.

E incluso si lo notó, no parece importarle.

Justo ayer estaba pensando en que nunca lo había visto en otra cosa que no fuera un traje, y ahora él está parado frente a mí, casi desnudo. Lamo mis labios mientras nos miramos continuamente el uno al otro, pero luego me estremezco ante el sabor metálico que invade mi boca, haciendo que quiera vomitar.

Damien sale de sus pensamientos cuando se da cuenta de que básicamente estoy parada allí con sangre goteando por mi cara. Él suspira y da un paso hacia mí, agarrando mi mano mientras me adentra en la habitación.

Solo ahora puedo ver de qué se trataba el ruido. Cada pulgada de la habitación, la cual es más grande de lo normal, está adornada con equipos de gimnasio; desde cintas de correr hasta una banca para levantar pesas y mancuernas rusas que se encuentran dispersas en el suelo.

Definitivamente un lugar en el que no tengo mucho interés. Entrenar o hacer ejercicio esporádicamente no es mi tipo de pasatiempo, pero a veces salgo a correr si tengo ganas y también si no hay nada que haga que mi mente dilatoria me impida hacerlo.

Aunque siento que si tuviera la opción de ver al hombre en cuestión entrenando, estaría aquí más a menudo.

El agarre de Damien en mi mano se tensa mientras me lleva a un sofá de cuero negro de tres plazas recostado contra la pared del fondo con botellas de agua vacías esparcidas por el suelo. Me hace sentar antes de agacharse frente a mí y estirarse hacia un lado del sofá, al lado de mi pierna.

Damien || Traducida al españolDonde viven las historias. Descúbrelo ahora