Sigo el patrón alrededor de mi brazo derecho mientras me miro al espejo: las líneas trenzadas se entremezclan entre sí y se acaban perdiendo bajo mi biceps; en medio de estas, justo en el interior de mi brazo, se encuentra también un triángulo, uno pequeño y relleno de tinta.
Para ser sincero, siempre creí que mi primer tatuaje iba a ser el que me otorgaría el rango de mano derecha. Llevo soñándolo tanto tiempo que me resulta extraño ver otro en su lugar; aunque este otro sea por haber salvado a uno de mis mejores amigos.
El hombre que me lo hizo me explicó que el pequeño triangulito simboliza al compañero que salvé. No voy a negar que me reí un poco al ver lo minúsculo que es el detallito que simboliza a Jimin, como tampoco voy a negar que pienso pincharle con el tema todo lo que me sea posible.
La manera en que me tatuaron fue ligeramente dolorosa; obviamente, antes de La Guerra había máquinas para tatuar, pero cuando los norteños te pisan los talones y tienes que coger provisiones: priorizas, y una máquina de tatuajes no es un bien preciado. A cada toque de las agujas incrustadas sobre la tablita de bambú, hubiera deseado cruzarme con una máquina de tatuar en las expediciones, pero comparando ese dolor con el de la bala que me extrajeron hace poco menos de una semana... tampoco lo veo tan malo.
Creo que me he quedado demasiado tiempo embobado mirando el reflejo que me devuelve el espejo, menos mal que Tae todavía está dormido; no quiero que me vea aquí perdiendo el tiempo en mirar un tatuaje.
Me pongo la camiseta todo lo rápido que puedo (que es bastante más lento de lo normal, porque aún llevo la herida de bala vendada y sigue doliendo a cada movimiento) y salgo por fin de la habitación para comenzar con mi rutina.
En cuanto pongo un pie fuera del edificio, el señor Choi (que fue el encargado de tatuarme) me saluda con una sonrisa, preguntándome cómo llevo el dolor. Podría decirle que todavía arde un poco y es incómodo, porque me roza con la manga de la camiseta todo el rato, pero no me puedo quejar: la mano derecha del líder no puede mostrar debilidad. Toda esta gente depende de Namjoon y, por consiguiente, de mí; deben confiar en que soy fuerte y en que si algo malo llega a ocurrir, estaré ahí el primero para protegerles. Así que, con una mueca despreocupada, le digo que no es nada y que ya casi ni lo siento. El hombre parece aliviado al escucharme decir eso, y lo siguiente que pregunta es dónde está Namjoon.
Según me cuenta, una de las bombas de agua que usamos para abastecernos está averiada. Normalmente, eso no sería un problema del que tuviese que encargarse un líder, pero Namjoon sabe de todo y, aunque dedica parte de su tiempo a formar a los residentes para que aprendan de este tipo de cosas, al final la última palabra para elegir qué hacer, la tiene él.
Sé perfectamente dónde está mi hyung, y se lo hago saber al señor Choi antes de ponerme en marcha por el camino de asfalto que me conducirá a él.
En el último momento, antes de ir por el sendero del bosque, doy media vuelta y tomo el camino de la playa que rodea el campamento. Es un recorrido que nadie elige normalmente, porque es duro de seguir y se tarda un poco más que en llano, pero cada vez que tengo la oportunidad voy andando por aquí, entre las piedras, con el mar sonando a mi lado.
Antiguamente, esto era un camino de senderismo; lo sé por los numerosos carteles que informan del punto del recorrido en el que te encuentras, con recomendaciones y prohibiciones como "no fumar" y cosas por el estilo... Es un poco raro, pero este sitio me infunde paz; como si no estuviera en medio de este caos, simplemente andando por una ruta de senderismo poco transitada... Sé que es una locura, pero es agradable pensar eso, aunque sea solo mientras estoy aquí.
De vez en cuando, hay pequeños puentes de madera y metal que unen los tramos empedrados que son intransitables. Y sobre el que estoy ahora mismo, me deja ver a lo lejos el edificio con los enormes cristales donde está una de las salas de reunión y la de comunicaciones. Es bastante bonito y, según me explicó Namjoon, el azul de los cristales se intensifica por el reflejo del mar.
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Into the Fray - BTS [Sur]
Fiksi PenggemarUna pandemia fue el desencadenante de la Gran Guerra. Tras diez años de enfrentamientos, Corea del Sur sigue luchando por recuperar su tierra de las manos de los norteños. Jeon Jungkook está destinado a ser la mano derecha de Kim Namjoon, el princip...