9. Madrugada

59 11 1
                                        


Las notificaciones me alarman a estas horas de la madrugada. Soy amante de dar vueltas en la cama hasta quedarme dormida pero por distintas razones no concilio el sueño como quisiera. La pantalla de mi ordenador ilumina la habitación intencionalmente. Arrugo mi frente y me levanto para cerrarlo.

No hay nada mas tedioso que no poder dormir y ser interrumpida por notificaciones estupidas de Facebook y Gmail a las dos y media de madrugada.

Me sorprende la bandeja de entrada.

Asunto: Esto es importante, abreme la puerta.

Le dí click y leí el correo, enviado hace menos de 2 minutos.

Hola soy Nate, por si no te haz dado cuenta jajaja :v me quedé sin gasolina, mis hermanos estan enfadados y mi novia bueno... es una larga historia, ¿podrías abrir? Sólo será un momento.

De: Nate1997@gmail.com

Mi mente solo expresó una palabra:
¿Qué?

Recojo mis zandalias y tomo el primer abrigo que encuentro en las maletas, rodeo los pasillos largos del apartamento y me acerco hasta la puerta. Tomo el bate de beisbol como protección-aunque es inutil- y quito las cerraduras.

Con precausión, gruño al no ver a nadie afuera, pero cuando las sombras aparecen me asusto y recobro la postura aferrando mis manos al pequeño elemento deportivo.

La sombra avanza por el pasillo del edificio, y estoy dispuesta a golpearlo si es necesario. El hombre se acerca, entonces empujo mis brazos para atacar, pero sus manos detienen la acción de golpe y suelto un grito ahogado.

La silueta misteriosa tapa mi boca con su mano libre, se aproxima a la tuene luz que transmite la luz a través de los cristales del pasillo. Por primera vez lo veo, en realidad veo sus grises ojos.

Ojos que me calman.

—Lindo intento de autoprotección, bonita.—chistea con gracia.

Dejo un suspiro en el aire cuando quita sus mano derecha de mi boca.

—¿Por qué demonios me asustas así? Pude morir de un paro.—protesté agarrando mi pecho con alivio mientras deja caer el bate a su costado.

—No seas tan dramatica, no luzco como un asesino serial.—dice restandole importancia, mi nariz olfatea el aroma que desprende su cuerpo, porque de manera incomoda, nuestras caderas estan rozandose y su cercania es inevitable.

Ha bebido.

—Quizas un asesino en potencia con esa fuerza que posees.—murmuro.

Nate sonríe cauteloso.
—No sé si intentas insultarme o hacerme un cumplido—expresa ladeando su cabeza divertido.

El no se ha percatado de que nuestros cuerpos aun estan rozandose, que me pone nerviosa estar así. ¿Por qué? Esa es una excelente pregunta.

—Nate—digo su nombre en un susurro.

Sus ojos grises destellan otra vibra.

—Lo intenté.

Cabizbajo, suelta todo el aire que contienen sus pulmones.

Nuestro DilemaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora