12. The End Of All Things.

158 17 11
                                    

Seis años después.

Jesse se preparaba para viajar. Había sido un año bastante productivo y al fin volvería a casa con Lukas.

Llegó al aeropuerto de la ciudad en la que se había estado hospedando los últimos cinco meses y encargó su equipaje. Aún faltaban un par de horas para que su vuelo partiera, así que decidió ir por algo de comer. Su mañana había estado algo ajetreada y no había tenido tiempo ni para tomar un vaso de agua.

Caminó hasta la zona de restaurantes con una bolsa en mano y pidió una mesa para una, a lo que el mesero asintió con una sonrisa amable.

—Sígame —la castaña empezó a caminar detrás de él hasta que el chico se detuvo delante de una mesa, justo al lado de un ventanal que daba al aeropuerto—. Por favor, tome asiento.

—Muchas gracias.

—Me llamo Ismael y yo atenderé su orden, en un momento vengo para anotar su pedido —le extendió el menú a Jesse y ésta agradeció, para después mirar el objeto detenidamente, considerando todas las opciones que se presentaban.

La chica ordenó, no tardó tanto en comer su platillo y partió a esperar su vuelo. No tenía muchas cosas que hacer así que solamente se dispuso a ocupar su celular para matar el tiempo.

—Hola Jesse —la chica se sorprendió levemente al ver a la persona que se había sentado a su lado.

—Aiden... —se había quedado sin palabras—. Es un gusto verte. Te ves bien —sonrió.

—Te ves mejor —le contestó y sonrió, al tiempo que bajaba la mirada, y Jesse supo lo que diría después—. ¿Seis meses?

—Siete —ambos sonrieron. Y Jesse pudo apreciar que la sonrisa del hombre que tenía al lado era completamente honesta. Aiden estaba feliz por ella.

—¿De Lukas? —ella asintió lentamente, y con una pequeña sonrisa que casi pasa desapercibida por Aiden—. Muchas felicidades.

—Gracias, y tú...

—Dice mami que perdiste una apuesta y que me debes comprar el peluche que yo quiera —una pequeña de al menos dos años de edad se había acercado al castaño y Jesse no pudo sentirse más feliz por Aiden que en ese momento. Claro que era su hija, tenían los mismos ojos.

—Dile a mami que aún no dan las doce, cariño, y que ella tendrá que comprarte cinco peluches si pierde —la pequeña río, asintió, y corrió por donde vino hacia una mujer que le sonreía al castaño.

Y que lo veía con ojos de amor.

—¿Cómo se llama? —no pudo evitar preguntar.

—Montserrat —Aiden miró a Jesse y suspiró—. ¿Cómo has estado?

—Bien, bien —la castaña no sabía si era correcto decir lo que en verdad quería—. Escucha Aiden, yo...

—No tienes por qué hablar de eso Jesse —se miraron a los ojos—. Es pasado. Y... después de un tiempo, y con la ayuda de Victoria me sentí mucho mejor. Veo que es lo mejor que pudo pasarnos a ambos.

—Eso mismo pienso —ambos se sonrieron.

—En fin —Aiden se levantó y le extendió la mano derecha a Jesse, a lo que la chica la tomó para dar un ligero apretón—. Ven aquí —puso un poco de fuerza para levantar a la castaña y seguido de ello la abrazó—. Gracias Jesse, por todo.

—Gracias a ti. Y en verdad...

—Te dije que nada del pasado —susurró aún abrazándola, y después se separó de ella—. En serio me alegro mucho por ti Jesse. Espero que finalmente hayas encontrado lo que querías. Te deseo lo mejor hoy y siempre.

A la chica se le cristalizaron los ojos y asintió.

—El sentimiento es mutuo Aiden. Espero que tengas una feliz vida.

El hombre se alejó lo suficiente y miró a su esposa y a su hija.

—Sé que así será.

—Pasajeros del vuelo ciento diecisiete con dirección a Madrid, favor de presentarse en la puerta cuatro para abordar.

—Ese es mi vuelo —Aiden devolvió su vista a la castaña—. Hasta luego, extraña.

—Hasta luego, extraño.

Jesse miró a Aiden alejarse hasta que llegó con su familia, cargó a la pequeña y se volvió a mirar a la castaña para hacer un breve asentimiento de cabeza, que la chica correspondió feliz. Y sólo se distrajo cuando de repente el celular en su bolsillo empezó a sonar, y se apresuró para contestar la llamada que probablemente sería de Lukas.

—Hola mi vida —Jesse sonrió—. ¿Cómo están?

—Ha estado moviéndose bastante, está emocionado por volver a escuchar a papá —ambos rieron.

—Deseo que ya estés aquí, te extraño demasiado.

—Te extraño más mi amor.

—Yo más —Jesse iba a replicar, pero el rubio se lo impidió—. Estaba pensando en pasar por ti en el aeropuerto y después podríamos ir a comer con tu padre, ¿te parece la idea?

—Me encanta —sonrió para sí misma—. Te veré en unas horas mi amor.

—Estoy contando los minutos.

—Sé que sí.

Space | Lukesse | MCSM | #2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora