Capítulo 15

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Hubiese sido lindo terminar esta historia en el capítulo anterior, ¿cierto?

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Hubiese sido lindo terminar esta historia en el capítulo anterior, ¿cierto?

Así, con un final feliz.

Una chica y un chico que se quieren y están juntos por el resto de sus vidas.

Pues permítanme decirles que eso tan solo fue el inicio de todas mis pesadillas.

Esta historia no terminó anoche, en el auto de Ed, sino que comenzó ahora, aquí.

Aquí, esta mañana, con mi teléfono vibrando de una manera descontrolada sobre mi cama.

Tanto que me despertó.

Incluso llegué a pensar que me estaban llamando, por la forma tan incesante en la que llegaban las notificaciones.

Sí, notificaciones.

Miles y miles de notificaciones apareciendo en mi teléfono.

Tallo mis ojos, ya que mi vista se torna borrosa cada vez que me despierto y me incorporo en la cama para intentar ver mejor el motivo de tantas notificaciones.

¿Alguna vez se les ha detenido el tiempo?

Sí, es ese momento en el que te das cuenta de que nada era lo que pensabas, y que has sido por completo timado.

Ese momento cuando caes de tan alto que habías volado, directo a la realidad. Es un golpe duro, sin previo aviso, sin armaduras para soportar el dolor en el que te sumerges.

Una puñalada directo a tu estómago. La filosa hoja de la daga clavándose en tu piel. Ese escalofrío, ese pánico, miedo, ganas de gritar, llorar, de desaparecer.

Pues, a mí se me acaba de detener el tiempo en el momento justo en el que veo mi cuerpo desnudo en el asiento trasero del auto de Edward en una foto en internet.

Sí, soy yo, con los pequeños rollitos que se suelen formar en mi pancita, con las marcas en mis muslos, con mis senos un poco separados. Todo mi cuerpo expuesto en una red social, acumulando reacciones y comentarios de todo tipo.

Todas mis inseguridades fuera, para que todos las vean.

Y no, eso no es lo que más me llena de odio, lo que más me ciega, lo que me hace hervir la sangre y al mismo tiempo me rompe el corazón en tantos pedazos que creo imposible volver a juntarlos.

Ed. Edward Griant. Sí, él es el único que pudo haber tomado esas fotos.

El chico dulce y encantador, el que escribe poemas, el sensible y detallista, el amable, el que dice frases tan lindas, el de los ojos sinceros y las sonrisas hermosas, el del cabello de un color bastante peculiar. El mismo.

Suelto el teléfono con una expresión de horror en mi rostro, y me hago muy pequeña en una esquina de mi cama, abrazando mis piernas, rompiéndome lo más que se puede romper una persona.

Morphine © [✔]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora