Capítulo uno. || Primera temporada.

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Kasandra estaba caminando por los terrenos de su castillo. El día era nublado con las nubes de tormenta: Simplemente el día perfecto para pasear para cualquier vampiro.

Marcus: Marquesa, su hermano a venido. - le anunció su fiel soldado Marcus, jadeando, como si fuera algo urgente, cosa que no lo era.

Kas: Ya voy, dile que me espere en el comedor. - le dijo sin darle mucha importancia mientras echaba un último vistazo a la estatua de su madre, con el lema de los vampiros grabado en la manga de su chaqueta: Vacat vobis, liberum est quod cupio, cupere, sed prudenter agas. - Y te dije mil veces que no es mi hermano, llevo veinte años diciendotelo, Marcus. - suspiró rodando los ojos.

Marcus: Es que por una buena parte lo son...

Antes de que él pudiera acabar la frase, Kasandra ya le estaba rozando el pecho con una estaca de madera.

Kas: No vuelvas a decir eso en tu vida. - lo soltó y entró caminando al castillo a regañadientes.

Cuando vio a su hermano encima de la mesa del comedor, quiso matarlo en ese momento, pero por desgracia le era imposible.

Vlad: Hola hermanita. - le dijo bajándose de la mesa de un salto.

En una décima de segundo Kasandra ya lo tenía acorralado en la pared presionando su codo en su garganta.

Kas: No somos hermanos, ¿lo captas? le dijo algo cabreada. - Vlad sólo se rió.

Vlad: Puede que no seamos hermanos de sangre, pero quieras o no, eres mi hermanastra pequeña.

Kasandra perdió la paciencia y sacó una daga de su bolsillo, lo que hizo que Vlad se riera aún más.

Vlad: No me puedes matar, idiota. le recordó entre risas. - Kasandra sonrió sin gracia 

Kas: Cierto - lo cogió de la nuca y lo llevó hacia una lámpara de luz ultra violeta cubierta de una cortina -, pero si puedo hacerte sufrir.

Con la daga cortó la cortina, haciendo que la luz se dirigiera directamente a la cara de Vlad y la empezara a quemar intensamente. Vlad no paraba de chillar de dolor ni de forcejear, pero en ese momento era vulnerable, lo que se hacía una ventaja para Kasandra.

Vlad: ¡YA ES SUFICIENTE, BASTA! - gritó en modo de suplica.

Kasandra soltó una carcajada y lo tiró al suelo con desprecio. Tapó la lámpara con otra cortina.

Kas: Seré setenta años más pequeña, pero soy mucho más astuta. - miró a Marcus, que estaba en la puerta viendo el espectáculo - Marcus, traeme una copa de Vino de Sangre. - pidió Kasandra mirando aún a su hermanastro - Y tú, Vlad, ¿a qué narices has venido? - Le preguntó cabreada mientras se sentaba en su trono.

Vlad: Para hacer que cambies de opinión. - respondió con voz rota como pudo por el dolor que le causaban las quemaduras.

Kas: No cambiaré de opinión, está decidido. - Marcus le trajo la copa a Kasandra y ella le dio un trago - Sólo son dos o tres años en Durmstrang, ¿que es lo peor podría pasar? - alzó una ceja.

Infiltrada en DurmstrangDonde viven las historias. Descúbrelo ahora