QUINTO

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Los ojos de mi captor me hacen sentir nerviosa y aturdida, sin entender mucho realmente solo me limito a verle la cara, está completamente embelesado mirándome frente a frente, no había cambiado su postura, seguía esperando algo de mí, pero yo no entendía que era lo que necesitaba, ¿Por qué estaba tan obsesionado con "Serena"?, ¿Cómo se supone que era Serena?; no tenía idea de que es lo que haría ella, seguro también intentó escapar, ó tal vez le mintió, no podía preguntarle, el "Jueguito de personalidad" que tenía consigo mismo me ponía en una situación peligrosa, ambas partes de su retorcido ser parecían querer con todas sus fuerzas que esto fuera convincente.

En las cadenas que me retenían reposaban candados, y en su cuello colgadas habían dos llaves, ambas similares mas no iguales en su totalidad, las miré por una milésima de segundo para que no se viera del todo sospechoso, sin embargo el sujeto las guardo más allá dentro de su sudadera.

-No irás a pensar en escapar ¿Bien? Ya hablamos de eso. 

Negué despacio, cuidadosa y sin dudarlo mucho, sonrío aún mas ampliamente, las averturas de sus mejillas se estirarón y comenzarón a abrirse, dándome a entender que en definitiva las rasgaba seguido para que no se curara por completo, incluso al sonreír salían de sus labios sonidos dolorosos, le dolía hacerlo... pero lo hacía de todas formas.

-No te enojes conmigo.- Tenia que ser muy cuidadosa con mis palabras.- Pero no logro recordar como te llamaba habitualmente, dime...¿Cómo quieres que te llame?

Tomó mi mano y la acercó a su mejilla, creo que quería sentir un poco de ti tacto, procuré no estar tan tensa, aunque mi mano temblaba un poco, al tocar su piel entró una  sensación extraña, era suave y fría.

-Dime como siempre, Dime "Jeff".

***

El extraño sujeto iba de un lado a otro, mostrándome ropa que había en cajas que había bajado de a poco en poco de la parte de arriba.

-Mira, solias ponerte mucho de estos pantalones, también traje un par de estos zapatos, espero que tus pies tengan la misma medida, los comparé con los que se quedarón  en la casa anterior.

Me pasó los converse algo gastados, lo miré, quería que me los pusiera. 

Los ajusté a mis pies, eran algo grandes, pero no demasiado.

-Te quedan...¿Verdad?.

-Claro.- Asentí e intenté sonrteirle amblemente.- Gracias.

-Igual no los usarás mucho, si te quedas aquí dentro no hay por qué ponerse calzado.

Prácticamente me los arrebató y los devolvió dentro de la caja.

-Mira esta, te gustaba mucho usar faldas.- Sacó la prenda de la caja, era una falda escolar, ni volviendo a nacer entraría en ella, era muy pequeña.

-Tal vez me la ponga después, hoy tengo más humor de pantalones.- Susurré esperando que no se molestara, y no sucedió, solo alzó los hombros con resignación.

-¿Ves? Sabía que no le gustaban tanto como decías.- Lo dijo para si mismo, más bien, para la otra parte de él.-... Tienes mucha razón, no lo había notado.

De forma peligrosa se acercó a mi con la mirada más escalofriante que cualquiera de antes, tomó un mechón de mi cabello sin cuidado y lo estudió con detalle.

-Tu cabello... es muy largo...

Algo en su reciente actitud había cambiado por completo, sus ojos se habían vuelto fríos e inexpresivos, la manera en la que me tocó fue turbia, torció la boca en un gesto de molestia total, no comprendí realmente que sucedía, pero sus acciones de inmediato me dieron respuesta, de una caja alejada sacó unas tijeras y tomó mi cabello como si lo odiara, jalándolo sin piedad, solté un grito con miedo, y vi como toscamente jaló un mechón para cortarlo.

T R U E - L O V E (Jeff the Killer 2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora