Décimo Tercero

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Hacia demasiado frío, cerré bien la chaqueta que traía encima y caminé.

Mis pies ya dolían , los zapatos se habían llenado de lodo y mis ojos estaban bien atentos a la brújula de mis manos, hacia ya unas horas el sujeto de ojos celestes me había dado las indicaciones haciéndome dudar de mi humanidad, solo de pensar en que podía toparme con el sujeto de piel blanca me hizo temblar, no tenía un arma y tampoco estaba en las mejores condiciones para luchar.
Mis pies se movían algo ágiles a pesar de lo cansada que me sentía, supuse que era por la adrenalina producida al saber mis propios planes.

Los árboles comenzaban a escasear, la noche comenzaba a verse un poco más clara gracias a qué mis ojos ya se habían acostumbrado a la oscuridad, tomé un pequeño descanso para poder orinar, lo hice como pude cerca de un árbol, estaba sedienta.

Caminé otros veinte minutos quizás, todo el camino estuve bastante alerta de los sonidos a mi alrededor, me recordaba aún así que el sujeto era bastante sigiloso, era un profesional. Y eso me llevo a recordar cómo describió a Serena, probablemente dentro de su retorcida mente quiso revivir a Jun, pero ella no le quería y él era consciente de ello, Serena lo "amó tal cual era", eso lo llevó a Jeff a estar encaprichado de ella, la pobre Serena que nunca pudo elegir, la pobre Serena que nunca se enteró que era el amor de verdad, la pobre Serena que probablemente nunca se amó a si misma y quería que alguien le amara primero.

Paré en seco al ver el enorme edificio al frente, enrejado, no había rastro de la guardia , pero no fui tonta, podrían estar escondidos, me tiré al piso y la pastura alta cubrió mi cuerpo, esta vez no tenía a encontrarme algún desagradable insecto o incluso una serpiente, estaba decidida a lograr mi cometido. Gatee lento entre la hierba, al estar lo más cerca posible del enrejado me pegué bien a este y fui avanzando hacia la entrada procurando esconderme entre las sombras , pronto encontré la entrada , la puerta de grandes rejas estaba justo al frente, y me sorprendió la facilidad con la que pase entre los barrotes, y con tristeza me di cuenta de lo delgada que estaba... ¿Cuánto tiempo estuve con él?.

La mayoría de los guardias se encontraba en un costado del edificio totalmente embobados en sus teléfonos, pude haber pedido ayuda, pude estar en casa, pero no quería eso, yo quería tomar venganza, por qué él escurridizo monstruo era astuto y no se dejaría atrapar, tenía que hacerlo yo.

La señorita de administración estaba totalmente dormida, me reí por lo bajo al pensar en la pesima atención que dan en un lugar de "máxima seguridad". 26 Daniel pero solo uno en la lista con transtorno bipolar, ¿Será que las puertas están abiertas?.Sonreí con malicia, comenzaba a sentir que casi lo lograba, me pregunté cómo lo haría, si lo podía asfixiar, si lo podía empujar y golpear en la cabeza, algo , lo que fuera.

Cómo si fuese parte del psiquiátrico camine entre los pasillos sin preocupaciones, sexto piso, habitación 5C, Serena también estaba encerrada aquí, aquí dio también su último aliento, aquí fue probablemente el último lugar en el que pudo haberse arrepentido de todo lo sucedido.
Mis puños se apretaron tanto al grado de dejar las uñas marcadas en mis palmas, tal vez yo no la conocía, pero Serena fue una víctima, o al menos esa versión era en la que quería creer.

Del 5C salía una enfermera con ojos cansados, su peinado parecía algo alborotado y su muñeca de fastidio lo decía todo.

-Odio a este mocoso.- Dijo mientras daba un portazo y sacaba las llaves de su bolsillo para cerrarla correctamente, pero cometió un error, volteo a mirarme fugazmente para luego devolver su mirada totalmente petrificada, por un momento parecía que temblaba.

-Se... Serena... No, Serena está muerta.- Titubeó un momento

Di un paso hacia el frente sonriendo ampliamente.

T R U E - L O V E (Jeff the Killer 2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora