Capítulo 4

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—Hola, me alegra que hayas venido nuevamente— Dijo la chica mientras sonreía llena de felicidad. Mientras tanto, el contrario aun no podía sacarse de a mente aquellas palabras que le habían dicho. No podía dejar de preguntarse que era lo que aquellos hermosos ojos naranjas ocultaban cada vez que los veía. Los ojos son las ventanas del alma. Entonces ¿por qué aunque los viera con aquella intensidad no lograba tener ningún resultado? ¿Por qué no lograba comprender que sucedía dentro de la cabeza de la joven con tan solo verla a los ojos? Si. Ese pensamiento era demasiado infantil e ingenuo, ya que la mayoría de la gente es impredecible, y el verlos a los ojos no hace ninguna diferencia, pero muy dentro de si quería saber el por que. Necesitaba saberlo. Ya era la séptima cita, ya tenían mucha mas confianza entre ellos. Claramente, me refiero a siete citas románticas, pero ya habían salido muchas veces mas como amigos. Ya no eran solo extraños. Eran mas que eso. Shindo sonreía algo nerviosa mientras levantaba una ceja. Algo pasaba por la mente del chico, y era mas que evidente. Algo estaba mal, y al darse cuenta no tuvo mas remedio que el preguntarle directamente.

—¿Sucede algo, Tetsu?— Pregunto ella. Intentaba adivinar cual era el asunto que estaba causándole al chico tantas preguntas. Lo podía notar. Usualmente cuando el chico estaba pensando demasiado recargaba su barbilla en la palma de su mano, o sus increíbles pestañas se veían un poco menos elevadas de lo que se verían en un día normal. Tal vez el quería que dejaran de verse, o quería decirle que encontró una nueva chica, pedirle algo importante o abrirse incluso mas para contarle mas acerca de su propia vida, tal vez quería decirle alguna dolorosa verdad, pero el no saber simplemente la estaba volviendo loca. Evidentemente no podía continuar de aquella manera. Los ojos del chico parecían atravesar su alma incesantemente y eso no era un sentimiento agradable como podrán imaginar. 

—¿Oh? No, no es nada, solo tenia curiosidad... Nunca me has contado por que te gusta tanto ver los labios de la gente cuando hablan. ¿Tiene algo qué ver con ti Koseii?— Pregunto el chico intentando evadir el tema. Si, era cierto, ella lo hacia, y realmente nunca se molesto en ocultar aquel hecho. Un sentimiento de alivio recorrió la chica. Esa pregunta era fácil de responder, pero al mismo tiempo complicada de explicar. ¿Cómo era eso posible? Bueno, lo verán cuando ella responda. Simplemente no había una manera de hacer que lo que le sucedió sea menos... jodido. 

—Ah, solo era eso. Bueno, se podría decir que... Tengo un problema severo de audición desde que tenia algunos siete u ocho años, sinceramente no recuerdo bien— Dijo la chica, pero al notar como Tetsutetsu se veía mas confundido suspiro con pesadez y se digno a explicar algo que le había causado momentos terriblemente difíciles algunos años atrás.—Bueno, en ese entonces me conseguí un amigo muy cercano, de hecho, lo considere un miembro de mi familia por razones evidentes... No tardamos mucho en caer en la realidad. Mi amigo no era la mejor influencia para mi, ni la mejor persona honestamente.—Dijo la chica mientras miraba a la mesa. Hacia años no tenia la necesidad de contestar esa pregunta. Evidentemente, nadie sabia que era sorda, porque Shindo nunca se molestaba en explicar ese detalle. Al saber leer los labios nunca tuvo complicaciones para hablar con la gente, así que ¿Cuál era el punto? Solo les diría a todos que es diferente, y diferente en este mundo podrido significa débil.

 —Aparentemente este tipo era un... psicótico, cínico, horrendo, y cuando se lo dije corrió con sus padres...Aparentemente obtuvo aquellos valores desde su hogar... Su madre dijo que no volvería a escuchar hasta que volviese a ser amiga de su hijo y hasta que pidiera disculpas... O por lo menos eso fue lo que pude entender antes de perder completamente mi audición. Siendo honesta, en ese momento estaba muy adolorida. No podía ni siquiera pensar, pero lo que sabia era que una mujer me había quitado la audición, que dolía mucho, y que mis ojos comenzaban a cerrarse... No sabia que hice para merecer lo que me hicieron—La chica hizo una pequeña pausa, y sonrió levemente. Su mirada se veía decaída, y de hecho tenia una sonrisa bastante melancólica en sus labios. Era una expresión que Tetsutetsu desearía nunca haber presenciado. Le encantaba saber que era capaz de ver a la chica de aquella manera, y que esta tuviese la confianza para abrir sus emociones hacia el, pero no le gustaba el saber que le dolía el hablar al respecto.— Pero bueno, dile a un niño pequeño que acaba de perder su sentido de audición, te aseguro que no soy la única que pensó "¿Qué hice yo?"...— Esas palabras fueron una estocada para el chico de cabellos plateados y pestañas exóticas. Evidentemente, no podía pensar en algo como eso. Era simplemente estúpido el pensar que había gente como esa en el mundo, pero para la desgracia de la raza humana, si que existen. 

—Cuando le dije a mis padres y a las autoridades, toda su familia aparentemente había desaparecido. No me quedo mas que... aprender a leer los labios. Quería ser una heroína en ese entonces, como la mayoría de personas, pero el y su familia hicieron que Mi Koseii fuera inútil... Ahora estudio informática y leyes mientras busco un trabajo de medio tiempo para poder pagar la universidad—Dijo la chica bajando la mirada. Ya no había ninguna sonrisa en su rostro. Esas palabras describían muy bien el dicho de "Si la vida te da limones, has limonada." Shindo no había tenido mas opciones que cambiar sus apariciones para poder avanzar, e incluso cuando sonaba impresionantemente triste este hecho, actualmente la chica podía decir que estaba feliz. Si, no había sido fácil, pero tampoco pudo controlar algo como eso. Solo habían dos opciones, avanzar o tirarlo todo por la borda antes de siquiera empezar. Claramente, ella no era ninguna cobarde, y desde que tenia siete años lo sabia muy bien. 

Ella no era ninguna cobarde para usar un método permanente en un problema temporal. 

La Amiga de Mi Crush - Tetsutetsu X OCDonde viven las historias. Descúbrelo ahora