Capítulo 8

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—¿Conocer a mis padres?— Pregunto la chica incrédula. Nunca había pensado que el contrario le preguntaría tal cosa, y por ese mismo hecho estaba atónita. Usualmente los chicos tendrían una gran y terrible fobia a sus suegros, pero esta vez no era de esa manera, y tampoco podía decir que su madre era su suegra. "¿Qué estas pensando, Shindo? ¡Todavía no son novios, contrólate chica!" Se regaño mentalmente a si misma mientras sentía como sus mejillas comenzaban a tornarse de un hermoso y estruendoso color rojo. Soltó una risa tenue mientras intentaba controlar sus nervios. Quería decir que si, pero no quería darle esa carga. No quería demostrar de que era débil y necesitaba ayuda... Pero si el realmente quería ver a su progenitora, ¿Quién era ella para negarle eso? 

Ante el gran titubeo de la contraria, y el ambiente tan pesado que los invadió a ambos en el momento en el que él menciono algo respecto a su familia, hizo a el chico dudar por unos momentos, pero debía de saber. Si Akaguro lo había mencionado aquel hecho con tanto énfasis era por una razón. Era porque realmente es algo importante. Tomo las manos de la chica, y mirándola directamente a los ojos sonrió diciendo "No hay nada que haga que me gustes menos, y por esa misma razón quiero saberlo todo sobre ti" Hablo el. Evidentemente, la contraria, al escuchar aquellas dulces y encantadoras palabras de parte del contrario solamente sintió como se volvía roja hasta las orejas, y mientras cubría su rostro con una de sus manos asintió con basta ímpetu. Esa fue una confesión inesperada, pero al mismo tiempo fue tan cautivador que no podría decir que ella no sentía lo mismo, y si lo hiciera estaría mintiendo. 

Era evidente que ambos estaban interesados en el otro. Estaban enamorados, y ya no había ninguna manera de negarlo. Si, tal vez se habían conocido de una manera no tan ortodoxa como hubiesen deseado, pero las cosas simplemente se dieron. Ya habían caído. Ambos. Uno por el otro. Ahora solamente debían seguir conociéndose, cautivándose cada día más con las cosas que no lograban saber de esa persona tan especial para ellos. Solo debían de continuar encontrando las diferencias y similitudes, hablando de todo y nada a la vez.

—Esta bien, te llevaré a ver a mi madre mañana.—Dijo la chica resignándose e intentando asimilar la idea de Tetsutetsu. El chico tenia razón, debía de conocer a la mujer que la había criado. Debía de conocer a la mujer más importante en su vida. Era evidente que al referirse solamente a su madre, Shindo se refería de manera indirecta a que no tenia un padre el cual tomara cargo de ella. El chico negó con la cabeza.

—Me gustaría verla hoy, si no te molesta— Dijo el chico. La contraria sintió el verdadero terror. Tenia una gran cantidad de cosas que hacer en casa antes de lograr invitarlo a pasar. No quería que nada se viera desordenado y le pueda dar una mala impresión de la pequeña casa en la que ella vivía con su madre. La hermosa joven realmente deseaba que todo estuviese perfecto para cuando el contrario lo vea, pero, aparentemente no había manera en la que pudiese arreglar las cosas antes de que el llegara, por lo que sin mas remedio, asintió con la cabeza. El chico realmente estaba intrigado, y por esa misma razón, Shindo no tuvo de otra mas que decirle que si. 

—Llamare a mi madre para decirle que voy a llevar a alguien. Hace un tiempo que no tenemos visitas...— Sentencio la contraria.

[...]

Tetsutetsu no era capaz de procesar lo que sus ojos veían. No podía entender el hecho de que Shindo no le haya mencionado algo como eso. Era evidente de que él, como uno de sus amigos, le vendría bien el saber algo como eso. Para entender que sucedía, la mujer delante de el, aunque sonriente, se notaba exhausta, pálida, delgada y con severos problemas de salud, pero lo que más podía notar de ella era aquella cabeza completamente ausente de cabellera. No había nada ahí. El chico, intentando no hacer nada mal, solamente sonrió y se presentó a la mujer de la manera que siempre haría. Intentó hacer que las cosas fueran normales, porque, a pesar del estado de la mujer, no se podía hacer nada al respecto. Cualquier pregunta o deseo que tenga no cambiaría el destino de aquella señora. Por esa misma razón, planeaba indicarle de alguna u otra manera que su hija quedaba en buenas manos. Planeaba hacerla sentirse normal, no como alguien enferma. 

Eso no hacia que aquella imagen fuera mas fácil de asimilar, y siendo honestos, no podía imaginarse del terrible pesar con el que tenían que lidiar ambas mujeres cada día. Shindo no podía hacer nada y no había manera en que aquella impotencia le haga bien. No había manera que eso pudiese aligerarse a cada día, y él lo comprendía. Por otro lado, la mayor de ambas, tenía que vivir sabiendo que dejaría a su hija sola. Tenía que vivir en constante dolor sabiendo que no podrá ver a su hija crecer. No la verá casarse. No la verá convertirse en aquella mujer exitosa. No solo eso... Seguramente se siente como una carga. Seguramente siente que su hija trabaja demasiado solamente por ella, y que eso no es correcto. 

Por esa misma razón, le quitaría un peso de la espalda a ambas. Shindo estaría bien y feliz. Tendría alguien en quien apoyarse. Tendría alguien para ella justo ahí quien la querría incondicionalmente, y él haría todo lo posible para llevarse bien con la madre de la chica a la que pretendía, porque eso haría cualquier humano sensato. No podría tolerar el hacer que Shindo se sienta decaída. Esto no era cuestión de si era de hombres o no. Esto era cuestión de un sentido moral agudo, y de una lógica desarrollada. Quería hacer que ambas personas en aquella casa se sintieran mas aliviadas, después de todo... El cáncer no es una cosa con la cual sea fácil de lidiar. 

Este simple hecho, hizo que Shindo se diera cuenta de manera instantánea:

El era el indicado. 

La Amiga de Mi Crush - Tetsutetsu X OCDonde viven las historias. Descúbrelo ahora