Capítulo 6

2.3K 237 52
                                    


Sus ojos color miel detectar observar algún rastro de emoción, descifrar lo que el chico frente a ella pensaba acerca de la propuesta que él mismo había hecho el día anterior.

No. No podía. ¿Qué debía hacer para poder hacerlo hablar? Sólo habían pasado dos minutos desde que se había quedado en silencio, en su pose encorvada con su dedo en la boca y sus ojos mirando hacia la nada, como buscando dibujos en el piso.

-Ryuuzaki... ya, por favor, dime algo.

Él quedó en silencio de nuevo. Había resuelto casos difíciles, había detenido guerras y ahora se enfrentaba al caso Kira... pero por más que intentaba no podía pensar en algo qué hacer con esa mujer. Jamás creyó que llegaría tan lejos como para que ella aceptara salir con él sin Light.

¿Qué clases de cosas le gustan a ese tipo de mujeres? Mujeres que, a pesar de su hermoso físico y su empatía, resultaban o parecían huecas de la cabeza. Sin embargo, si esa chica sí era el segundo Kira, era más inteligente de lo que demostraba.

-¡Ryuuzaki!- La chica, furiosa, no contuvo las ganas de darle un golpe en el pecho, acción que sólo pudo moverlo unos milímetros hacia atrás, pero tan efectiva que lo hizo reaccionar.

-Umh... -parpadeó un par de veces y miró a su alrededor, ubicándose- perdona... ¿Qué te gustaría hacer?, realmente no esperaba que el día de hoy quisieras salir, considerando que todas las calles estarán infestadas de personas. ¿No te preocupa ser acosada?

-Estoy acostumbrada... No te ofendas, pero si estoy arreglada es porque quería salir con Light... a lo que fuera, a comer, a tomar un café, a algún centro comercial, al cine... lo que fuera...

-¿Así que eso es lo que les gusta a las mujeres?... ¿Y te molestaría hacer ese "lo que fuera" conmigo, Amane?

-Uh... supongo que no... de hecho... creo que será divertido... Mientras no te pongas de pervertido, creo que estará bien

-Sigues llamándome pervertido y te patearé...

Él sonrió para sus adentros. Esa actitud por alguna razón le había causado un poco de felicidad.

Ambos salieron del edificio en el Rolls Royce siendo manejado por Watari, el cual los dejó a una calle de un conocido centro comercial.

Ryuuzaki no era el tipo de personas que acostumbraban salir a una plaza y menos en un día como navidad, sin embargo tenía sus objetivos muy claros: encontrar a Kira. Ella era novia de Kira.

El anciano bajó del auto y abrió la puerta trasera del lado derecho, de la cual bajó su pupilo. Estiró los brazos y volvió a su pose encorvada. Extendió una de sus manos hacia el auto y su acompañante la tomó para ayudarse y bajar del vehículo.

Ella agradeció. El anciano subió al auto y se retiró del lugar. Caminaron hacia la plaza, cuando el pelinegro sacó de la bolsa de su pantalón una paleta esférica color rojo con envoltura transparente que miró un par de segundos y la estiró hacia Misa.

-Tómala. No me apetece el sabor cereza en este momento.

Él volvió a meter su mano a su pantalón de mezclilla y sacó una nueva, esta vez de color rosa.

-Ésta sí- destapó la paleta y se la llevó a la boca, sosteniéndola con los dedos pulgar e índice.

-Te gusta mucho la fresa, ¿verdad? – preguntó, cabizbaja, observando su paleta roja.

-Mmh-sacó la paleta de su boca- sí, me gusta mucho, es deliciosa- dio una lamida a su dulce- ¿y bien? ¿Qué quieres hacer primero?

Ella pensó observando por fuera toda la construcción frente a ella.

-No he comido desde ayer en la tarde... ¿Podemos comer?

Él pensó un momento, le hacía falta un buen pastel con urgencia.

-Escoge el lugar

-... ¡Ya sé dónde!-la chica sonrió y lo tomó de la mano para guiarlo con pasos rápidos y fuertes

La rubia lo arrastró hasta un restaurante de comida italiana ubicado en la planta del edificio, dividido en dos: una parte adentro, con decorado en colores cálidos y luces bajas; y una parte afuera, con el piso de cristal que reflejaba un pequeño lago artificial lleno de rocas en el que "flotaban".

Habían pedido una mesa lo más alejada que se pudiera y, al esperar 20 minutos, fueron llevados a ella. Ryuuzaki se quitó el tenis derecho y subió su pie a la silla, doblando la rodilla. Luego hizo lo mismo con el otro pie y se posicionó en su forma tradicional.

-He venido a esta plaza una infinidad de veces a comprar ropa y de más, pero nunca había entrado a este lugar. El piso sobre el agua es muy lindo, ¿no?

-Uh... sí-mencionó sin dar importancia al intrascendente suceso- por cierto... ¿Cómo es que alguien a quien le gusta el ocultismo, le tiene miedo a la oscuridad?

Ella se quedó en silencio, observando el menú que había sido dado cuando fueron llevados a la mesa. Recuerdos le llegaron a la mente:

La oscuridad de la noche... una casa iluminada por los pocos rayos de luz de luna que pasaban por las cortinas de encaje blanco. En el piso, su madre, rodeada por un charco de sangre y con una evidente expresión de error en su rostro.

A unos metros, su padre, con heridas y golpes en el pecho y cara. Todo iba oscureciendo más y más... no quería vivir en la oscuridad total. Siempre usaba velas para iluminar cuando no quería luz eléctrica.

Apretó un poco el menú, reteniendo un par de lágrimas en sus ojos. Ryuuzaki la observó confundido. Arqueó una ceja y miró hacia el menú... Seguro era una tontería de mujeres o algo relacionado con algún monstruo imaginario de la infancia.

-La oscuridad me recuerda el día que asesinaron a mis padres...

El azabache subió la mirada de golpe. Entendía el dolor de perder a sus padres, él era huérfano, pero muy diferente a Misa. Él era evidentemente más fuerte con sus emociones y, Misa, se dejaba caer hasta por la más mínima derrota.

-¿Cómo son tus padres, Ryuuzaki?-preguntó limpiándose las lágrimas

-Soy huérfano –respondió, sin interés. Abrió el menú y se dirigió a la parte de postres-

Ella se quedó en silencio. ¿Cómo era posible que él no mostrara sentimiento alguno con ello?... ella observó el menú del chico con cara de desagrado

-Ah no- le golpeó las manos de forma rápida y levantó la voz en forma de regaño- nada de postres hasta que hayas comido

Él la miró con furia.

-¿Qué te pasa, Amane?

-Si te traje aquí, no fue para que sólo comieras dulces...

-Misa, mi cerebro necesita energía para concentrarme en el caso Kira

-Pero no estás trabajando... ¡anda!, por mí...

-No, Amane

-¿De qué tienes miedo? –se recargó en su silla y cruzó los brazos-

-Yo no tengo miedo de algo, sólo no quiero.

-... ¡Ya sé!... Si tú comes algo normal, yo comeré un postre

-Estás un poco loca, Amane

-¡Ha! Sabía que tenías miedo...-sonrió con malicia- Es más, estoy segura que nunca has probado tan siquiera el espagueti

-¿Crees que eso funcionará conmigo?

-¡Anda!... por favor... o lloraré aquí en frente de todos.

-No, espera –suspiró, harto. Ella estaba jugando con él y él no se quedaría atrás- no llores. Comeré lo que pidas, pero a cambio, dejarás de molestarme con tonterías así... y comerás el postre que yo te diga.

- Mmh...-estiró su mano para tomar y apretar la del chico frente a ella- Trato hecho, Ryuuzaki-

Cambiar de Príncipe | LxMisaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora