Capítulo 5

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Sus pasos eran sigilosos. Caminaba descalzo casi todo el tiempo, por lo que estaba acostumbrado al frío del piso y los calcetines nunca eran una opción.

Era extraño que, después de todo el tiempo que había estado en compañía de los miembros de la policía, volviera a quedarse sólo en compañía de Watari. No le importaba estar solo, lo había estado siempre y esta vez no sería la excepción: todos habían optado por pasar navidad con sus familias o, en su defecto, con amigos.

Se sentía aliviado. Se había librado un momento de Matsuda y Light quienes, a veces, le colmaban la paciencia. Actuar era una de las cosas que sabía hacer de forma muy extraña.

Sintió la presencia de su fiel compañero entrar a la habitación. Caminó por el lugar y se acercó a uno de los sofás. Subió uno de sus pies, luego el otro y bajó su cuerpo para conseguir su postura característica.

Miró a su compañero observarlo con una charola en manos.

-Es hora del té, joven L.

-Sí... Por favor tómalo conmigo

-Con mucho gusto

El anciano sonrió y sirvió té en dos tazas de porcelana. Extendió una de ellas hacia el pelinegro, quien tomó 17 terrones de azúcar y los introdujo en el líquido, y él hizo lo mismo con sólo 1 cubo azucarado.

-Joven L... ¿Por qué quiere salir con la señorita Amane?

-...-Sorbió un poco de té- quiero realizar una investigación independiente de la que lleva el equipo, pero menos formal

-No creo entenderlo –sorbió té

-...-suspiró- Matsuda me dio una clave importante para volver a sospechar de Light más allá del 70%. Verás: Kira no mata mujeres y todos sabemos que Light aborrece a Misa, pero aunque dice no ser del tipo que juega con una mujer, ha estado saliendo con ella desde días antes a su reclusión. De hecho, fue justo por las fechas en que dije que los dos Kiras se pondrían en contacto.

-Entonces, piensas que el joven Yagami usa a Misa para matar

-Algo así...

-Mmh. ¿Por qué otra razón quieres salir con ella?

-...¿De qué hablas?-continuó tomando su té, luego, comenzó a apilar cubos de azúcar formando una torre

-Te conozco, Ryuuzaki. He estado a tu lado por más de 15 años. Te he visto crecer, conozco tus miedos, tus deseos, tus costumbres... pero esta vez no puedo saber cómo piensas

El pelinegro perdió su vista en la cara del hombre mayor. Llevó su dedo pulgar a su boca.

-¿Cómo pienso?... Creo que... me da algo de lástima que alguien como ella sea usada

-¿Sólo eso?

-Sí, sólo eso

-Como tú digas, Elle

-Watari...-llamó

-¿Dime?

El pelinegro vaciló acerca de sus palabras. Lo miró fijamente y se dispuso a hablar hasta que fue interrumpido por una puerta abriéndose. Ambos voltearon al escuchar correr por las escaleras a la única persona que había ahí aparte de ellos.

-¡Ryuuzaki!

La rubia corrió hacia él y lo abrazó con fuerza tal que logró tirarlo del sofá, cayendo el uno sobre el otro. Él quedó paralizado, ¿qué pasaba con esa niña?

Ella se levantó y se acomodó sobre sus rodillas, mirando al chico que aún se encontraba acostado en el piso, observándola desde su posición. Ella se inclinó hacia él y posicionó de forma fugaz sus labios sobre la mejilla pálida del chico.

-Muchas gracias por acordarte de mí. El cupcake estaba delicioso.

El chico se llevó una de sus manos a la mejilla que había recibido el beso de la chica. ¿Cómo era posible que ese gesto no le disgustara? Nunca había aceptado (ni le había interesado) ni una muestra de cariño de una mujer más que de su madre.

-... -quedó en silencio un momento- agradécele a Watari, él siempre hace las mejores elecciones de dulces

Ella volteó a verlo, por alguna razón su sonrisa era diferente a la de otras veces.

-Feliz cumpleaños, señorita Amane.

Ella sonrió sonrojada. Se levantó y extendió la mano para ayudar a Ryuuzaki. Él aceptó la ayuda y se levantó logrando su pose habitual, pensaba que aquella situación había sido un poco incómoda pero a la vez refrescante. Era algo novedoso y no podría negarlo. Misa hacía ese tipo de cosas sólo con Light.

-¿Y bien?... ¿Ya nos vamos?- mencionó la chica- Si no salimos ahora, habrá muchas más personas en todos lados y no podremos hacer nada.

-... ¿Entonces sí quieres salir conmigo?

-¡Por supuesto que sí!... Watari-volteó a verlo- tú también vienes, ¿verdad?

-A mí me parece buena idea, Watari.

El anciano miró a la chica y posteriormente a su pupilo. Sin perder ni un momento su sonrisa hizo una reverencia y se disculpó.

-Creo que me quedaré aquí, me gustaría ocuparme de algunos asuntos y, además, no puedo dejar sólo el cuartel. Joven Ryuuzaki, si necesita algo, sólo llame. –Hizo una segunda reverencia y se retiró del lugar.

La modelo volteó hacia donde su compañero de investigación estaba y lo encontró observándola. A veces, esa cara de "pervertido" no era del todo molesta, de hecho, llegaba a ser gracioso verlo abrir tanto los ojos mientras se mordía un dedo, como imaginándose cosas perversas en su cabeza. La razón era que su cara ERA graciosa, parecía de algún monstruo sacado de la imaginación de un director de cine amateur... Quizás algo sobrenatural.

Le gustaban las cosas sobrenaturales.

-Ryuuzaki... ¿Qué tanto me ves?

-...Te ves muy bien

Ella no pudo evitar el cosquilleo en sus mejillas. A diario recibía halagos de hombres y mujeres más grandes que ella, pero era la primera vez que aquel sujeto demostraba algo que no fuera deseo de atrapar a Kira.

Él la continuó observando, sabía que era una mujer hermosa pero nunca se había detenido a observarla, generalmente desviaba la mirada de ella en presencia de Light y, dado que nunca se separaba de él, los encuentros con Misa no tenían cruces de miradas.

Ese día se veía diferente, claramente estaba vestida para salir al frío de las calles de Japón. No tenía sus acostumbrados escotes o sus minifaldas a cuadros, esta vez portaba un pantalón de mezclilla lo suficientemente pegado para marcar las curvas de sus piernas y una blusa de manga larga. Era extraño verla así, pero le gustaba.

-Eres un pervertido, Ryuuzaki

Cambiar de Príncipe | LxMisaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora