Capítulo 8

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Disfrazaron un suspiro como exhalación moderada. Él subió las manos hacia los hombros de Misa y la alejó con tranquilidad. Sin esfuerzo alguno esbozó una sonrisa más que nada tétrica.

-No tienes nada que agradecer, es tu cumpleaños, ¿no?

-Sí- ella se sonrojó- volveré al vestidor

-Amane... -Elle dudó un momento, ignorando la mirada de la rubia- Si yo elijo un vestido para ti, ¿lo usarías?

-¿TÚ? ¿Un vestido?... Pues, sí, claro, pero siendo sincera no confío en tu sentido de la moda

-Es entendible... -posó su mirada sobre ella- pero soy hombre. Eso debería bastar para saber que tendré una buena elección para ti.

Ella lo miró dudosa, su boca reflejó desconfianza. Él no era exactamente un fashionista, pero él pagaría.

Misa regresó al probador y cerró la puerta. El chico arrastró sus pies con dificultad por la alfombra del local y se dirigió hacia un conjunto de vestidos de variados tonos de verde. Hurgó entre el montón imaginándose a la rubia en cada uno de ellos hasta que se detuvo. ¿Qué carajos estaba haciendo? ¿Seleccionando un vestido para Misa Amane? ¿Por qué? Ella era un cero a la izquierda en su vida, pero un gran elemento para la investigación del asesino serial que ella ayudaba. ¿Sentía lástima?

Cerró los puños mientras apretaba los dientes. Luego, su mirada se distrajo hacia un vestido corto verde aqua. Era sencillo, no tenía escote alguno y tenía mangas largas, pero la parte de la falda era bastante suelta y moderadamente corta. Ella no estaba acostumbrada en lo absoluto a ese tipo de prendas, ¿le gustaría?

Imaginó el cuerpo de la rubia en aquel vestido verde y se llevó su pulgar derecho a la boca, evitando una sonrisa. Caminó hacia la prenda que era sostenida por una de las chicas que lo habían insultado y lo tomó sin permiso alguno, ignorando los gritos de indignación. Caminó hacia el vestidor y tocó la puerta.

-Amane, ya he elegido tu vestido, abre un poco, por favor.

Ella abrió la puerta unos centímetros y tomó el vestido. Lo miró fijamente de arriba abajo y se lo colocó para salir del vestidor y encontrarse con una de sus fans discutiendo con el detective, que la ignoraba.

-Ryuuzaki... ¿Qué haces?- preguntó la chica, irritada- ¿Estás discutiendo de nuevo?

-¿Uh?... –señaló a la chica a su lado- Ella empezó.

La chica bufó y se alejó del lugar entre maldiciones. El pelinegro examinó sorprendido a la rubia, tal como un escáner. Ella lo notó a lo que respondió con una ruborización.

-¿Qué te parece?

-Aunque hay un 97% de posibilidades de que me digas que soy un pervertido, creo que es el vestido que mejor te ha quedado hasta el momento.

-Creo que... no está tan mal, es cómodo y lindo. Creo que sí me veo bien.

-Eres la mujer más hermosa de esta tienda, Amane.

Lo había dicho sin ningún problema. En ese momento efectivamente creía que la chica frente a ella era más que hermosa, pero le daba lástima. Ella no necesitaba utilizar vestidos cortos y escotes grandes para ser bella, al contrario, se veía vulgar. Pero ese vestido lo cambiaba todo. No había lujuria en sus pensamientos esta vez, no la observaba por la piel que enseñaba, sino por la ternura que la rubia junto con aquella prenda le connotaba.

-Creo que ya me gusta este vestido- sobó su brazo izquierdo con su mano derecha- iré a cambiarme... y luego me explicarás por qué discutías con esa chica.

Cambiar de Príncipe | LxMisaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora