Feliz Navidad Remus

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...

Al abrir los ojos y mirar a mi alrededor, Sirius estaba colocándose el pantalón mientras miraba su cabello en el espejo, me paré enrollada en la sábana hasta llegar junto a él y depositar un beso en su hombro.

-Buenos días- dijo Sirius dedicándome una sonrisa, e hice lo mismo y cuando me iba a dirigir al baño escuché a alguien tocar la puerta.

-¿Nena, puedo pasar? Vengo por la ropa sucia- anunció tía Euphemia desde el otro lado de la puerta, Canuto y yo nos miramos espantados.

-Vete, vete, vete- murmuré colocando rápidamente mi ropa interior y él levantaba su demás ropa.

-¿Que me vaya?¿Ah, sí claro. ¡Por dónde!?- preguntó susurrando histérico, tomando la última prenda de ropa.

-Por la ventana, ¿Por dónde más si no?- Sirius me miró boquiabierto, diciéndome "loca" con la mirada -No estamos tan arriba, no seas bebito.

-¿¡Nena!?- volvió a llamar mi tía Euphemia, mientras yo iba de aquí para allá para ordenar el cuarto y ponerme la pijama.

-¡Un minuto!- cuando terminé de colocarme la camisa, abrí la ventana junto a la cama haciéndole señas a Sirius para que saltara -Es eso o nos descubren- él rió, depositó un rápido beso en mis labios y salió agarrándose de la enredadera, cuando estuvo en el piso le aventé su ropa -¡Ya puedes pasar- me senté en el tocador y fingí estar maquillandome.

-¡Elena!- dijo mi tía sorprendida y casi asustada, yo la miré buscando cualquier rastro de Sirius en la habitación sin encontrarlo -Debes maquillarte después de cambiarte, sino harás un desastre en tu cara- suspiré aliviada.

-El maquillaje, es cierto. Lo bueno es que apenas estaba comenzando- ella me sonrió y recogió la ropa que estaba en una silla junto a la puerta.

-No te atrases, el desayuno casi está listo- asentí atenta a que cerrara la puerta mirándola por el espejo y cuando estuvo afuera corrí hasta la ventana, él ya no estaba.

Me cambié rápidamente y bajé al comedor, observando a los demás comer tranquilamente. Mientras me servía un poco de fruta picada y tocino, la puerta se abrió, volteé y como lo supuse, ahí estaba Sirius congelado, sin ningún abrigo encima.

-¿Paseo matutino?- preguntó Fleamont y él asintió.

-Hasta un animal sabe que hay que abrigarse para salir en invierno- añadí mirándolo orgullosa, él sonrió con una mueca mirándome con ojos asesinos.

-Hasta un animal sabe reconocer una mala idea- me encogí de hombros fingiendo que no sabía de lo que estaba hablando, me senté entre James y Remus, que estaba más nervioso de lo usual.

-Tranquilo- susurré para que sólo él escuchara, asintió y siguió comiendo su cereal.

El desayuno transcurrió entre risas y tonterías, hablando sobre algunos eventos ocurridos en Hogwarts o las bromas que habíamos hecho, excusandonos con los adultos que era sólo para experimentar.

...

Aproximadamente a las 12 del día, nos estábamos abrigando para salir a dar una vuelta, sólo los jóvenes. Y cuando invitamos a Remus a hacer lo mismo, su padre no desaprovechó la oportunidad de decirle que tuviera cuidado, haciendo gestos refiriéndose al estado de Remus.

-¿No le has contado a tu padre que lo sabemos?- preguntamos cuando estábamos a unos metros de distancia de la cabaña, él negó.

-No quiero preocuparlos, sé que si les digo, probablemente se alertarán, me cambiarán de escuela y volveremos a lo mismo de ir de pueblo en pueblo.

Mi felicidad y mi tristeza Pt.1 [sirius y tu] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora