¿Todo bien?

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...

Elena narrando...

Después de dejar la carta en el libro de pociones de Lily (aprovechando que estaba ocupada en la biblioteca con Alice), salí antes de que alguien pudiera darse cuenta.

Llegué al sauce boxeador donde los demás me esperaban, después de haberle lanzado unos hechizos pasamos por el hueco, caminando hacia la trampilla.

Había un gran silencio en el camino hacia la casa de los gritos, y esque los que siempre ponían el ambiente éramos Sirius, James y yo. Ya que Remus estaba lo suficientemente preocupado por su transformación y Peter demasiado nervioso para hablar.

—¿Adivinen quién logró lanzarle una bomba fétida por fin a la horrible gata de Filch?— nadie respondió—Debieron de ver su cara cuando McGonagall le dijo que había sido obra de Peeves, me libré de una buena— añadió James queriendo combatir el incómodo silencio.

Pero era como tapar el sol con un dedo, abrí la trampilla, Sirius y Remus subieron primero, debido a mi no-tan-alta estatura siempre me apoyaba en Sirius para subir. Pero cuando alcé mi mano para que me ayudara, él sólo siguió de largo.

—Qué inmaduro— murmuré para mis adentros, empezando a complicarme la existencia porque no podía llegar arriba, pero mi frustración se vio esfumada cuando Remus extendió su mano, ayudándome a impulsarme—Gracias.

—No hay de que— James, Peter y Sirius subieron dejándonos a Remus y a mí atrás, Lunático me tomó del brazo antes de que pudiéramos seguir—Elena, tú sabes que a ti y a Sirius los quiero mucho, y por ende no me gusta verlos peleados... Además, no quiero que pienses que soy egoísta pero espero que su distanciamiento temporal no provoque algún problema hoy.

Pude notar el tono preocupado de Remus, sabiendo que no quería que nadie saliera herido por su culpa, posé mi mano en su hombro haciéndole saber que todo estaría bien.

A diferencia de las demás noches, ésta vez nos quedaríamos en la casa de los gritos para facilitarle a Lily la "revelación". Remus entró al cuarto y le tocó a Peter supervisarlo, Sirius se recargó en la puerta quitando tierra de su chaqueta y James sólo fue hasta la ventana a observar la noche.

—¿Hasta cuándo seguirá esto?¿Cuánto tiempo duraremos así?— pregunté preocupada recargandome a su lado en la pared, él se encogió de hombros—Sirius, mírame— dije más bien ordenandole y él me miró pesadamente.

Observé su barbilla y luego sus labios por unos segundos, lentamente acerqué mi mano a su cara procurando que mi contacto no fuera rechazado. Coloqué mi mano en su mejilla, y él inclinó su cara aceptando mis caricias.

—Lo siento...— dijo en un tono casi triste, llevé mi mano libre a su otra mejilla y juntamos nuestras frentes en un acto de reconciliación.

—Está bien ¿Te parece si hacemos esa salida la próxima semana?— una sonrisa se formó en su boca antes de que juntara nuestros labios en un corto beso y finalmente negó.

—Me da más tiempo para planificar bien las cosas, regresando de las vacaciones de navidad estará todo listo— acepté, se sentó recargandose en la pared y yo me senté junto de él apoyando mi cabeza en su hombro cuando Peter salió.

—Gracias a Dios— dijo James, que había estado escuchando y observando sin querer nuestra platica y se le notaba muy incómodo.

Entró rápidamente a la habitación de Remus, le resté importancia mirando el reloj que Lily me había dado, cuidando que no se me pasara la hora. Cuando ya era tiempo de irme, salí de la casa de los gritos con la capa de invisibilidad de James puesta para que nadie me viera.

Mi felicidad y mi tristeza Pt.1 [sirius y tu] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora