Regreso a Hogwarts

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...

Después de que Remus se curara, todos empezaron a agarrar sus correspondientes regalos de abajo del árbol. Entre los mayores se regalaron ropa y joyería, también hubo una loción que mi tía Euphemia había preparado con amortentia.

Es decir, Hope no iba a enamorar a nadie pero al estar hecho de aquella poción, el olor que ella desprendía era agradable para cualquiera que pasara junto a ella, ya no había eso de "El gusto se rompe en géneros" ni nada por el estilo.

Claro que, como era un gran negocio para mi tía, yo tenía varios frascos vacíos y unos 20 por usar. Remus recibió ranas de chocolate de parte de James, Sirius le dio un mata-pulgas, y para finalizar con él, yo le dí una pulsera de hilos negro que cambiaba de color dependiendo tu estado de ánimo.

Compré varias, ya que no pude resistir la tentación de ayudar a ese pobre elfo doméstico sin hogar, por lo que le regalé una a todos los presentes, además de otra cosa, claro. Y a mí, por Merlín, me regalaron suéteres, (más loción), dulces, una pulsera para el tobillo de parte de Sirius y Remus me dio un libro que moría por leer.

Y cuando llegó el turno de Sirius, tomó uno de mis regalos y cuando lo abrió se quedó un poco confundido al romper la envoltura —... ¿Gracias?— dijo él examinando el espejo, y yo no pude hacer más que reírme.

—No seas tonto, no quiero darte un espejo para aumentar tu vanidad— expliqué tomando el otro rectángulo escondido en el árbol, que era el espejo gemelo —Es de doble sentido— abrió los ojos asombrado, tomando a los dos espejos.

—¡Wow! Nena gracias— agradeció emocionado.

—Hay más— canté feliz guiandolo afuera donde su último regalo esperaba, y él super sorprendido me siguió.

—¿Dónde?— preguntó él al no ver nada, y yo me preocupé al tampoco ver nada.

—Estaba aquí— dije yo, buscando su regalo, entonces James salió y caminó hasta donde yo estaba, sonriendo de manera pudiente.

—Hablas de... Esta belleza— al decir esto jaló su capa de invisibilidad, para que se pudiera ver una motocicleta muy bien cuidada, reluciente y magnífica ahí, colocada junto a mí.

—Si serás bruto— añadí yo dandole un sape.

—¿Eso... Eso es mío?— preguntó Sirius sin creerme y dirigiéndose a la moto con cuidado, como si ésta se fuera a escapar.

—Pero por supuesto que es tuyo, tonto. Vamos súbete— alenté feliz y tan emocionada como él —Es aquella moto voladora que tanto querías ¿La recuerdas?— asintió —Vamos... Pruebala— repetí.

En seguida hizo caso a mi sugerencia y arrancó su moto, haciéndola soltar un gran rugido que podría despertar a toda una cuadra entera, me miró con ojos brillosos y añadió.

—Sube— yo negué, pensando que me podía librar, qué ingenua. Sirius se bajó de la moto dirigiéndose a mí haciéndome retroceder, fue entonces que me agarró como un costal de papas, llevandome hasta la motocicleta —No fue una pregunta.

En seguida se sentó frente a mí, me aferré a su estómago lo más fuerte posible, ya que aunque me encantaba volar en mi forma de Buckbeak, estaba aterrada de hacerlo en la moto de Sirius por el miedo de que dejara de funcionar justo en el punto más alto.

Pero él fue todo lo contrario, arrancó su moto sin temor alguno, la hizo rugir fuertemente un para de veces mientras yo miraba aterrada a los presentes, y cuando fue el tiempo de que empezara a avanzar, estoy segura de que dejé mi alma frente a la cabaña, ya que mientras nos alzabamos por los aires, sentía un agujero enorme en el estómago.

Mi felicidad y mi tristeza Pt.1 [sirius y tu] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora