1-"Bienvenidos al infierno"

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Ya había pasado un mes desde su juicio, él y su madre eran libres, su padre no corría la misma suerte. Sin embargo, los recuerdos de la guerra se repetían constantemente en su cabeza, los gritos de Hermione Granger siendo torturada por su tía en la sala de su mansión lo perseguían por las noches.

¿Y si las cosas hubiesen sido diferentes? ¿Si el hubiese actuado de otra forma?

No, eso era imposible, no tenía otra opción, sus padres eran mortífagos y él debía serlo también.

Y es que esa marca en su brazo lo acompañaría toda su vida.

Sabía que sus amigos estaban igual, por lo menos no atravesaría esto solo. Ellos prometieron un día acompañarse en todo momento y así harían, eran familia, una familia disfuncional y rara, pero familia al fin.

Unos toques en su puerta borraron esos pensamientos de su cabeza y se levantó de su cama para luego gritar "pase".

Una elfina abrió la puerta lentamente, traía algo entre sus manos.

-Señorito Malfoy, acaba de llegar esta carta para usted, es de la escuela Hogwarts de Magia y Hechicería-la emoción de su elfina al hablar hizo que suspirara más fuerte de lo que quería.

-Déjala sobre la mesa y retírate por favor.-respondió este sin correr la vista de la ventana que apuntaba al enorme parque de su mansión.

-Cómo usted desee Señorito Malfoy.

Cuando escuchó la puerta cerrarse se dignó a correr la mirada hacia la mesa a un costado de su habitación, donde yacía una carta con el sello de su escuela.

No quería volver a esa escuela, no quería sentir la mirada de todos sobre el, juzgándolo por sus malas decisiones sin ponerse en su lugar.

Porque nadie nunca lo hacía, nadie se ponía en el lugar de Draco Malfoy.

Pero sus quejas no servirían de nada, ya que una de las cláusulas para su libertad era terminar sus estudios y así lo haría, no decepcionaría a su madre, no otra vez.


En la casa de los Weasley la situación era distinta para los integrantes de la familia.

Hermione daba pequeños saltos de felicidad, Harry suspiraba mirando a su novia que trataba de convencerlo de volver a la escuela y Ron simplemente observaba por la ventana.

-Sinceramente Hermione, no entiendo porque quieres volver, nos ofrecieron ser aurores sin la necesidad de terminar nuestros estudios. -dijo Ron clavando su mirada en la castaña que leía repetidamente la carta.

-No está en mis intereses ser aurora, Ronald-sus ojos marrones dejaron de ver el papel para mirar al chico frente a ella- Además, lo considero inmoral, debemos terminar nuestros estudios como todos.

-Vamos Hermione, nos enfrentamos al mismísimo Lord Voldermot y me dices esto.-sinceramente, no la entendía, Hermione Granger siempre sería un misterio para él.

Sin embargo, no sabía que lo que más deseaba la castaña era distraerse y dejar de hundirse en el mismo pozo en el que se encontraba hace meses, cada día estaba más convencida  de que no volvería a ver a sus padres.

-No lo sé Ginny, necesito pensarlo bien-respondió el Azabache a su novia que no paraba de insistirle para que volvería. Como respuesta ella solo rodó sus ojos y asintió.

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A la semana Molly Weasley ya se encontraba organizando a toda la familia para ir al Callejón  Diagon para comprar todas las cosas necesarias para un nuevo año en Hogwarts y de paso ir a Sortilegios Weasley a ver las nuevas reformas que habían hecho los gemelos.

Cuando llegaron Hermione agarró a su pelirroja amiga para llevarla a la librería, Ginny sonrió y suspiró pensando que su amiga estaba emocionada por tener nuevos libros para leer pero en realidad la castaña ya no quería ver como Lavender le daba besos a su "RoRo".

-En serio Hermione, no creo que necesites tantos libros.-Ginny miró a su amiga que tenía una pila de libros sobre sus brazos-

-Uno más y nos vamos.-respondió ella mirando su reloj, habían quedado encontrarse a las 15 en Sortilegios Weasley.

-Está bien, pero no pienso recorrer más este lugar, dame esos libros y yo haré la fila mientras buscas el que te falta.

-Te amo Ginevra Weasley-la castaña prácticamente aventó los libros sobre su amiga y salió corriendo.

-Si, yo también me amaría.-respondió la chica mientras se daba la vuelta para hacer la fila.

La castaña subió al piso de arriba para buscar el libro que le faltaba y por fin lo encontró en un estante bastante alto, intentó ponerse de puntas para alcanzarlo y al ver que no podía decidió sacar su varita pero un brazo se estiró y lo agarró entregándoselo a la chica. Está levantó la mirada para agradecerle a la persona que la había ayudado y se encontró con unos ojos grises que conectaron con los suyos. Sintió su cuerpo tensarse ante la mirada penetrante del chico y el olor a menta la invadió.

-Malfoy-le dedicó una incómoda sonrisa- Gracias.

El chico simplemente se dedicó a regalarle una especie de media sonrisa que a la vista de Hermione parecía una mueca extraña y a darse vuelta e irse, dejando una castaña confundida.
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El 1 de septiembre había llegado más rápido de los que algunos hubiesen querido y un grupo de 6 serpientes se encontraba con la mirada en alto parados en la estación King Cross.

-Somos astutos.-dijo Draco Malfoy que estaba parado encabezando al grupo.

-Inteligentes-respondió Pansy Parkinson a su lado agarrando el brazo del rubio.

-Nada de lo que nos digan va a lastimarnos.-Daphne miró a su hermana menor.

-Somos mejores que ellos.-dijo la menor de las Greengrass.

-Nadie juega con las serpientes sin recibir al menos una mordida-Theodore Nott sonrió de costado al ver cómo todos se corrían para dejar pasar al trío de oro y felicitarlos.

-¿Pueden dejar de hacerse los malos y entrar al tren de una vez? Además Nott, ¿Qué es esa frase? No estamos en una novela.-Blaise se ganó una mirada reprobatoria por parte de sus amigos.-En fin, bienvenidos al infierno mis queridos amigos.

-Llevamos viviendo en el hace años, querido.-respondió Pansy para luego dar un paso hacia delante para adentrarse a otro año más en Hogwarts.

Cuestión de Sangre (Dramione)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora