No me odio

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1° capítulo.

Wendy, como le dicen sus familiares, miró a su padre que estaba en la mesa después de haber orado, terminando la oración con un: “Y bendice este día, Amén.”

—¿Estás bien?—Le preguntó su padre preocupado—, ¿te siguen molestando en tu escuela?

—Sí, pero eso a mí no me incomoda padre.

—¡¿Qué?!, te incomode o no, esas cosas no se hacen. Nadie tiene el derecho de molestarte.

—Papá, puedo defenderme sola. En serio, confía en mí.

El papá la miró a los ojos y respiró hondo, él trataba de confiar en su hija.

—Confío en ti, Gwendolyn, confío en ti.

Ella agarró su maleta y fue a esperar el autobús del colegio.

Casi siempre llegaba minutos después, pero esta vez el autobús se demoró demasiado.

Se demoró una eternidad.

Y nunca llegó.

Le pidió a su padre que la llevase al colegio, antes de que llegara tarde. Sus lágrimas inundaban sus ojos, pero no dejaba que su papá la viera; ella quería demostrarle que era una roca, y no se dejaba derribar por nadie.

Cuando vio a Derek, el chofer de su autobús, se aproximó a él.

—¿Por qué no has ido a recomegerme? Sabes que nunca falto Derek.

—¿Qué haces aquí?—Preguntó él demasiado sorprendido— Catherine me dijo que la habías llamado y que estabas muy enferma.

Catherine... Solo de escuchar ese nombre se calentaba su cabeza...

—Derek, si escuchas a Catherine hablando algo de mí, jamás le hagas caso.

—¿Te cae mal?

—No... Es complicado.

—Está bien, pero si quieres contarme, aquí estoy—Sonrió—, ¿vale?

—Vale—Le respondió bajando la mirada.

Entró al salón y vio a Catherine, pero en vez de mostrarse tímida, miro hacia el frente y puso la espalda recta.

Caminó derecho y sin temblar, hasta que llegó a su puesto.

—¿Qué ha pasado “Wendy”? ¿No ha pasado a recogerte el bus?—Se bufó Catherine de la manera más cruel.

Emma se acercó:—Ya pasó amiga, sé fuerte. A mí me pegaron chicle a mis zapatos.

—Lamento eso—Espetó Gwendolyn.

Gwendolyn miró hacia su derecha. Ahí estaba Daniel.

Luego quitó la mirada rápidamente.

—Gwenny, ¿crees que Dios perdone mis pecados?—Se burló Daniel a carcajadas.

Gwendolyn engruesó su voz y la aclaró:—Si. Claro que sí—Respondió sin ningún problema.

—Eres una boba, estúpida. Mejor sigue con tu Espirítu Santo.

—No te burles Daniel. No con Él.

—No me burlo de Él, me burlo de ti estúpida—Esta vez Catherine, Daniel, y toda su pandilla empezaron a reír a carcajadas.

Era una pesadilla estar en un salón como ese, y más si te llamas Gwendolyn Martin. Una tremenda pesadilla.

Al salir del colegio, hacía la misma monotonía de siempre.

Se iba a su casa, comía un poco y luego se ponía uno de sus bellos trajes para ir a la iglesia, donde su padre siempre estaba.

A veces, si no tenía muchas tareas, se iba con sus amigas al cine, de las pocas que tenía. A veces, a los bolos y así. Pero eso sí, nunca al mismo lugar. A Gwendolyn le aburría grandemente pasear al mismo lugar una y otra vez.

—Hola padre—Saludó a su papá mientras lo veía en una de las bancas—Iré a la cocina a ayudar.

—Ve con Dios amor—Sonrió complaciente.

La Creadora de DemoniosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora