Hermosa... Con todo y sus ronquidos

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↑↑↑Arriba: Daniel Lamarck↑↑↑

13° Capítulo; Parte 1.

Ella se separó de él casi estupefacta.

Espera.

¿Qué habían acabado de hacer?

—Dylan...

—Lo siento Gwen, fui yo el que te besó.

—No quiero nada con nadie—Espetó Wendy.

—Lo sé—Lanzó una sonrisa, no tan alegre. Quizás más depresiva y triste que cualquier otra cosa.

Gwen subió al auto. Se sentía horrenda consigo misma. No dudó en derramar unas cuantas lágrimas, tratando de que Théo no lo notara.

Era la peor persona del mundo.

13° Capítulo; Parte 2

—Verás, cuando factorizas, te queda un trinomio cuadrado perfecto. Tienes que volver a factorizar. Luego que haces esto, tienes que hayar el valor de A, B y C.

Por ejemplo: el valor de x, como está sola, su valor será 0. Pero esta x en este caso está escrita así: x=3. Con lo que el valor de x es -3 ya que tienes que buscar el valor frontera. O sea...

—O sea, el signo contrario—Resopló—. Me lo has dicho 3 veces Gwendolyn.

Él no paraba de verla. Era hermosa.

Sabía que su única misión era enamorarla. Daniel no estaba seguro que en realidad Gwenny le gustase, pero de que sentía algo por ella,  lo hacía y era hora de actuar. Todas las chicas caen ante Daniel Lamarck. Siempre.

Y si. Como antes había dicho, los chicos como Daniel Lamarck lo único que quieren es solo eso: sexo.

Conocía muy bien a ese tipo de chicas, se hacen las difíciles, pero con palabras bonitas, caen rellenitas. Siempre es así. Y Gwendolyn Martin no sería la excepción.

Él la seguía viendo.

—¡Daniel! ¿escuchaste?

Él reaccionó de su sueño.

—Si, si, si, claro.

—¿Qué acabo de decir?—Refunfuñó molesta.

—Quee... Que...

—Que... que...—Se burló enojada—. No soy yo la que saldré mal si no presta atención.

Hizo silencio. La miró por última vez antes de plasmarse en ese estúpido libro de álgebra de Baldor. Como lo odiaba.

—Te habrán dicho que ya no salgo con Brannagh.

—Ajá... Todas hablan de eso.

¿Qué creía él que iba a pasar? ¿Qué iba a salir corriendo a sus brazos? JA JA JA.

—Solo comentaba.

Ella guardó silencio.

Él la seguía viendo; no podía evitarlo.

—¡Qué carajos! Joder, quiero salir contigo.

—¿A dónde?

—A dónde sea.

Ella sonrió. Qué desesperado se veía.

—Mejor concéntrate en el tema.

Daniel tiró el libro y agarró su celular.

Alcanzó a poner una canción; Gwendolyn seguía prestando atención al tal Baldor.

Daniel agarró su mano halándola próxima a él. Tan cerca que podía sentir la respiración de ella en su pecho.

La Creadora de DemoniosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora