Dylan Fitzgerald

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9° Capítulo; Parte 1.

Sonó el celular; Gwendolyn estaba en la iglesia.

«Rayos»—Pensó.

Su padre no la iba a dejar contestar, y mucho menos salir.

Llegó un mensaje.

—Sabes que me gustas; y yo simplemente quiero conocerte. ¿Un salida?, solo eso pido.

Posdata: No digas que al parque.

Posdata 2: No me contestestes a lo que diré, pero: Te quiero.

Ella contestó.

—Está bien. ¿Qué te parece a uno de tus partidos de fútbol, o quizás a alguna feria?

—Las dos cosas están perfectas. ¿Qué te parece ir a las dos?

—Como tú quieras.

—No, como tú quieras, yo solo quiero estar contigo.

Su padre la miró, pero no dijo nada; ella apagó el celular.

Mientras miraban hacia adelante él murmuró algo.

—¿Dijiste algo, padre?

—Cuidado con ese tal Dylan. Nada de novios; lo sabes.

—Papá, confía, ¿quieres?

—Quiero confiar, pero tengo que asegurarme.

El pastor comenzó a hablar.

—Sabemos que a veces no podemos darle el visto bueno a cualquiera, y que nos da miedo confiar.

«Que a veces nos fallan miles de veces; y que es difícil perdonar. Pero el Señor nos manda a decir que no perdones 7 veces; sino 70 veces 7»

Ella siguió escuchando.

Y se acordó de Daniel; de pronto tuvo ganas de llorar, pero no quiso hacerlo frente a todos.

—Permiso, necesito ir al baño.

Salió a paso rápido, le puso candado a la puerta y se echó en una de las esquinas. Su vida era una miseria en la escuela.

Pocas lágrimas después se dio cuenta que no debía hacerlo; que tenía que ser fuerte y lavó su cara.

9° Capítulo; Parte 2.

—¿Cómo estás?

Hermosa. Si. No había que preguntárselo.

—Muy bien, ¿y tú?

—... Bien. ¿Lista?

—Listísima.

Subió al auto de Dylan.

—Iremos a un partido de fútbol. Pero no el mío, ¿vale? Hay un partido que hace tiempo he querido ver, ¿y qué mejor que hacerlo en compañía tuya?

Ella sonrió.

—Invité a unos amigos, espero que no te moleste.

—No, está bien. Creo que así está mucho más que perfecto.

Gwendolyn entrelazó sus dos manos algo nerviosa. En realidad ella no le gustaba mucho el fútbol, y estaba muy cansada ese día; el papá había atendido un parto en la madrugada y no tenía quién le ayudase, sino solamente ella.

Miró las montañas por las cuales pasaban, la vista era encantadora. Dylan estacionó el carro muy lejos del estadio, en realidad era un poco alto.

Vio muchos carros estacionados ahí y pensó que quizás los estacionamientos estaban ocupados en el estadio.

—Llegamos—Sonrió. Se bajó y abrió el maletero de donde sacó una sábana doblada.

—¿Qué va, Dylan?

—¡Dylan!—Una chica se abalanzó hacia él besándole la frente.

—Chicos, ella es Gwendolyn.

—¡Gwen! Dylan habla de ti. ¡Está loco chica, loco!

—Sahara, calla la boca.

—Está bien, ven Gwendolyn, te presento a Jiskar, Richard, Marlene, Vicky, Jeyzly, Zeke y ella es Joseily.

Todos saludaron cordialmente.

—Tienes muchos amigos—Sonrió—¿De dónde los conoces?

—Son de mi iglesia.

Gwen abrió los ojos como platos.

—¿Vas a la iglesia?

—Si, me gusta mucho.

—¡Eso es tan...! ¡Qué cool!

Ambos rieron.

—Te diré; lamento lo que voy a decir, pero digamos que... Bueno, mis amigos decidimos ver el juego desde acá arriba. Se ve muy buena vista. Haremos picnic y todo eso. No... Tenemos dinero para pagar un boleto; así que...

—No te preocupes Dylan, esto está más que perfecto.

—No es por nada, pero yo también lo creo—De pronto su sonrisa parecía ser más hermosa que nunca. Más respladeciente, y sus ojos ahora eran sencillos y humildes. Dylan era muy lindo, y muy perfecto.

Dylan sacó un empearedado de mantequilla de maní.

—¿Se te apetece?

—Pues claro. Oye...—Cambió de tema—Solo quiero decirte, para que sepas... No sé nada de fútbol y esas cosas.

—No te preocupes—Sonrió.

Joseily y Jeyzly se acercaron, alejando a Dylan de ellas.

—Vamos, así que tú eres Gwendolyn...

—Si...

Ellas sonrieron:—No sientas temor, ni timidez, todos aquí somos buena onda.

—Verás, te presentaré etapas de cada uno para que los vayas conociendo: A mí—Decía Joseily—, me encanta la música instrumental.

—Y a mí me encanta el maquillaje, la ropa y el modelaje—Continuó Jeyzly.

—Zeke se va más por el basket, y Vicky el Voleibol. Marlene es la típica chica tímida y estudiosa de la clase; y Richard y Jiskar, son mellos, no se parecen mucho, pero lo son; a uno le gusta cantar y al otro actuar, aunque los dos juegan fútbol en el equipo de Dylan. Y bueno, Sahara, es la típica chica que le gusta ayudar a las personas.

—¿Y a Dylan qué le gusta?

Las dos se miraron a la cara riendo.

—Chica, a Dylan le gustas tú—Dijeron al unísono.

Ugh, no llegamos a la meta que les puse el capítulo pasado, pero no importa. Aquí un nuevo capítulo y de nuevo: Ojalá les guste.

La Creadora de DemoniosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora