Capítulo 7

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Me desperté, todo me daba vueltas. No sabía donde estaba ni que día era. La luz me cegaba pero poco a poco abría los ojos y me iba acostumbrando a la luz. Cuando ya veía con claridad cogí el móvil de la mesita de noche, jueves 17 de octubre son las 7:50.

-¡No puede ser, joder! - exclamé en voz alta.

Tenía diez minutos para llegar a clase, y eso era, teóricamente imposible. Ni siquiera me duché, me hice un moño rápido y medio deshecho. Me puse mi sudadera ancha preferida gris, unos jeans negros y con rotos, mis converse y un anorak de pelo. Cogí mi móvil y mis cascos. Me colgué la mochila y salí de casa sin coger nada más, nada de almuerzo, ni siquiera bajo en kalorías.

Iba corriendo por la avenida principal, si no me daba prisa perdería el bus de las ocho. Pero con la mala suerte de que pasó por delante mía y cuando fui a alcanzarlo ya había vuelto a arrancar. Había corrido más que en todas mis clases de gimnasia juntas, pero ni con esas. Me jodió perder el bus, sí, pero tampoco iba a dejar que eso me amargase más el día.

Me quedaban más de veinte minutos largos de camino, pero con la ayuda de la música se harían más llevaderos. Play, leve suspiro y comenzó mi paz. Pero esa paz no duró mucho porque a los pocos minutos apareció una moto a toda velocidad que frenó justo delante mía.

- Buenos días, ¿necesitas que te acerque a algún sitio?

Algunos os preguntareis que quien coño era, otros lo supendréis, pero yo estaba segura de quien era aunque llevase el casco puesto. No era muy difícil imaginar que era Michael, y si no os lo habíais imaginado perdonad mi atrevimiento pero deberíais mirároslo.

Se quitó el casco y efectivamente estaba en lo cierto, era él. Se peinó su medio tupé castaño y me dedicó una de sus hipnotizantes y cautivadoras sonrisas.

-Joder, que querrá este ahora - pensé.

Por mucho que intentase odiarle, era mirarle y fundirme por dentro.

- Vamos Eris espabila, no seas pava. Déjale bien claro a este chaval quien eres realmente. ¿Aunque quién eres tu para él? No somos nada, por no ser ni si siquiera somos amigos. ¿Pero por qué me importa eso tanto? Si le odio joder, me da asco - hablando conmigo misma.

- No dices nada Fiocci - sonrió - que raro en ti. Strike uno

Fruncí el ceño.

- Venga, ¿a dónde necesitas que te lleve? - volvió a sonreír - No te hagas la interesante, si intentas ligar, eso no funciona conmigo - dijo en tono divertido. Strike dos

Cada vez tenía más claro el problema que tenía ese chico.

- Es un jueves y son las ocho de la mañana. ¿A dónde crees que voy imbécil? Olvídame. Strike tres. Eliminado

Para mi fue divertido y esperaba que para el hubiese sido totalmente lo contrario y así se cansase de su persistencia. Deseaba tanto que me dejase tranquila.

- Desde luego eres de lo que no hay Eris Fiocci - rió - la próxima no te será tan fácil librarte de mí. Ese jueguecito de hacerse la dura ya me lo conozco, pero conmigo no podrás - guiñándome el ojo.

¿Es que nunca se iba cansar? No le soportaba. ¿Hacerme la dura de qué? ¿Por qué? ¿Cree me gusta? Ya le gustaría a él. Como si no tuviese suficiente con todas esas chicas que seguramente conseguía meter en su cama. Desde luego que conmigo no iba a conseguirlo, de ninguna de las maneras. Imposible. ¿Le odiaba? ¿O me intentaba autoconvencer de ello?

No me sueltesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora